Prefacio

5.8K 97 7
                                    

Un espejo roto no se puede reparar. Por más que te niegues a la idea... no es posible.

Tardé mucho tiempo encerrada, llorando, ensimismada en mi propio mundo, acurrucada en una esquina llenándome de autocompasión. Maldito sentimiento destructivo, la peor droga que he probado en mi vida. 

Tardé mucho en darme cuenta, si lo sé, pero al final lo comprendí al juntar todas las piezas de ese espejo roto con las manos llenas de sangre.

Me miré y vi mi alma hecha trizas, cansada de llorar, me acepté tal como me veía en pequeños pedazos y pude entender que cada fragmento era una nueva posibilidad, una nueva forma de ver el mundo, mi mundo.

***

Este libro está dedicado a mi esposo, esa persona que nunca me juzgó, que simplemente me animó a seguir adelante, a ser libre; sin buscar cambiarme, a amarme tal y como soy...

 ...un espejo en mil pedazos.

Mi vida real oculta a la sociedadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora