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Maldita sea, en 10 años de casados. Nunca me había castigado de tal forma.

No solo era con su presencia. No me contestaba ni llamadas, ni WhatsApp, ni mensajes de texto.

En la oficina me dijeron que él iba a trabajar remoto toda la semana. Buscó la forma de borrarse del mapa para mí.

Tan solo llevaba dos días de impotencia, sin poder hablar con él al menos para ofrecerle disculpas. Dos noche extrañando su cuerpo a mi lado.

El único lugar que me quedaba era la casa de los papás, pero mencionarle a mi suegra que no encontraba a Thomas era peor, si no estaba allá, terminaba montando un show, llamaba a la policía y a cuanto hospital existe.

Me tocó preguntarle a mi cuñada y medio contarle la situación para que no le contara a ellos. Me hizo prometer no contarle a Thomas mi fuente, pero me confirmó que efectivamente estaba allá y mi suegra encantada con "su bebe" en la casa.

Me dijo que me relajara, que lo que él necesitaba era un tiempo para calmarse, así es desde chiquito, cuando se emputaba se perdía de la casa y apenas aclaraba sus pensamientos regresaba.

- Dejalo tranquilo Eri, te prometo que yo te ayudo, hablo con él para convencerlo de volver rápido
- Gracias cuñis, te debo una

***

Con Pilar fuera de la ciudad y la promesa de no volverme a meter con Laura me sentía más sola que un hongo.

Me escudé en la virtualidad, en escribir para mis lectores en Guía y en hablar con mis seguidores de Twitter.

Publicar semejante historia con la vecinita fue un boom y la cantidad de mensajes y conversaciones que recibía era impresionante. Estuve distraída por una horas hasta que el pico de euforia bajó.

Me moría de ganas por aceptarle a Lorena (aka Luzbel) esa salida a conocernos que tanto había aplazado por miedo. Pero miraba mi cama vacía a un lado y se me quitaban las ganas. Eso sería meter el dedo en la herida y con merthiolate.

Después de hacer mi castigo público en un tweet comencé a hablar por DM (Direct Message) con Alice. Una usuaria con la que nos dábamos likes seguido pero no hablábamos.

Ese día ella me confirmó que me seguía hace rato. Tuvimos una conversación deliciosa que me dio un nuevo aire y me hizo olvidar de él por un momento.

Cuando entramos en confianza ella decidió confesarme que esa era su cuenta alterna, la secreta y me dijo quién era en realidad.

Casi me caigo de la cama al saber que también la seguía hace un tiempo. Fue espectacular poder darle un cuerpo, un rostros a esas palabras. Ahora era imposible no imaginar esa mirada y sonrisa pícara a cada momento.

Sin embargo tuve que confesarle de inmediato que me gustaba leer sus escritos, sus relatos, pero me parecía chocante y prepotente.

Nos dimos el espacio para conocernos un poco mejor, hasta descubrimos que vivíamos a una cuadras. Le revele varias de mis intimidades y ella varias otras. Me ayudó a entender el poliamor a través de sus vivencias.

Me estaba adentrando en un mundo desconocido que requiere mucha madures por parte de todos sus participantes. Me dejaba tarea, tarea de verdad para pensar en lo que quería y me quedaba horas dándole vueltas a esos pensamientos: «¿Estaba preparada para abandonar la seguridad de mi relación exclusiva con Thomas? ¿Importaba más dar rienda suelta a lo que soy? ¿Sería capaz de poner por encima la satisfacción? ¿Sería capaz de probar cosas nuevas?»

***

Pasamos varios días hablando todas las noches y día tras día más me gustaba. Alice era intrigante y su mundo fascinante, me ponía a volar con las fotos que me enviaba de sus sesiones BDSM. Sutilmente, me incitaba a pecar a convertirme en una de ellas.

Mi vida real oculta a la sociedadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora