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- ¡____! ¡Despierta!

Abrí mis ojos y me encontré con la cara de mi hermano Draco, que todavía gritaba para despertarme, a la vez que apartaba mis cobijas de mi.

- Déjame dormir en paz, Draco. - dije aún adormilada mientras intentaba cubrirme con mis cobijas nuevamente. - Es temprano. - tomé mi cobija y me recosté en mi cama para dormir más.

- ¡No, ____! - exclamó Draco.

Empecé a sentir que el colchón se movía y abrí mis ojos, para encontrarme con Draco saltando en mi cama.

- ¿Qué quieres? - hablé mientras me sentaba en mi cama.

Al oírme, paro de saltar y bajó de la cama.

- Adivina - dijo mi hermano con un tono misterioso.

- ¿Es enserio, Draco? ¿No pudiste hacerme adivinar más tarde? - solté algo enojada, yo quería dormir.

- No. Ahora adivina que día es hoy, ¿o acaso no puedes? - me retó y lo miré con los ojos entrecruzados.

- ¡Ja! Obviamente puedo adivinar, es mi cumpleaños, ¿Dónde están mis regalos? - dije orgullosamente.

- Mensa

- Cállate, Malfoy- volví a decir - es tu cumpleaños, felicidades - agregué - ahora déjame dormir.

- Gracias por tu entusiasmo, querida hermana. - respondió sarcásticamente.

- Cuando quieras - dije mientras movía mi cabello para atrás con un movimiento de mano cual diva.

- Jaja pareces una bestia agitando su melena, - le lancé una mirada fulminante - ya es hora del desayuno, cámbiate.

- Pero quiero dormir - dije haciendo un pequeño puchero.

- Puedes dormir en la noche, ahora cámbiate y vamos a desayunar, tengo hambre.

- Solo porque es tu cumpleaños, - dije - ya voy. - Draco asintió y salió triunfante de mi cuarto, cerrando la puerta tras el.

- Pobre, no sabe la hermosa sorpresita que su bella hermana le tiene preparada. - dije para mi misma, mientras pensaba en la cara que Draco pondría al ver el regalo y la cara que pondría después de ver lo que contenía.

Me levanté de la cama y me dirigí al baño a tomar una ducha, al acabar tomé una toalla para cubrirme y salí del baño dirigiéndome hacia el vestidor, donde escogí la ropa que me pondría. Me vestí y cepillé mi cabello. Me eché un vistazo a mi misma por el espejo, a diferencia de mi hermano y mis padres, quienes tienen el cabello rubio, yo lo tengo negro, sin embargo, a excepción de mi madre, el color de nuestros ojos son del mismo color: grises. Las diferencias no terminaban ahí, nuestros rostros eran distintos, aunque tenía unas pocas similitudes con el de mi madre, cualquiera que me viera al lado de mis padres y mi hermano tendría la impresión de que soy adoptada o algún tipo de pariente lejano.

Sin perder más tiempo, salí de mi habitación y caminé por el pasillo del piso de arriba, donde también se encuentran las habitaciones de mis padres y hermano, baje las escaleras para dirigirme al comedor. Sentados en un extremo de la gran mesa rectangular se encontraban ya todos, incluida la comida, que eran algunos de los distintos platillos favoritos de Draco por ser su cumpleaños, mi madre y mi padre se encontraban hablando mientras mi hermano comía silenciosamente y con expresión encaprichada lo que había servido en su plato, al parecer ningunos de nuestros padres lo había felicitado aún.

- Deberíamos haberlos mandado a Durmstrang, conozco a Igor y ahí no admiten sangres sucias como en Hogwarts - escuché decir a mi padre cuando entre en el comedor, me senté en una silla y empecé a poner en mi plato algunos de los alimentos que estaban en la mesa.

La Oveja Negra En La Familia Malfoy // Harry Potter & Tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora