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Ya llevaba dos meses en Hogwarts y mi cabeza era un gran desastre.

Hace unas semanas, Hermione me había arrastrado a una...HERMOSA (nótese mi sarcasmo) expedición por el castillo al lado de Potter, Weasley y Longbottom, los primero dos iban a un supuesto duelo con Draco, resulta que era una trampa y Draco nunca se presentó a dicho duelo, fuimos perseguidos por Filch, encontramos a Peeves y de alguna forma, llegamos al pasillo del tercer piso, el cual estaba prohibido, vimos a un increíble y enorme perro de tres cabezas, yo no hacia más que mirarlo embelesada, había leído sobre perros y siempre me parecieron tiernos, los demás (Potter, Weasley, Longbottom y Hermione) estaban muertos del miedo, abrieron la puerta y me jalaron hacia afuera, cobardes.

- Espero que estén satisfechos. Podríamos estar muertos... o peor, expulsados. Ahora si no les importa, me voy a la cama - fue lo que dijo Hermione después de hacerles ver a Potter y a Weasley que el perro tenía algo debajo y antes de arrastrarme nuevamente hacia el dormitorio junto con ella y un millón de preguntas llenando mi cerebro.

¿Por qué había un perro escondido?¿Por qué tenía algo debajo?¿QUÉ tenía debajo? Sentía gran curiosidad por eso, pero mucho más por el perro, en los libros de animales mencionaban perros pero nunca leí de uno con tres cabezas, quería regresar a ese pasillo y no se lo decía a Hermione por que sabía lo que diría: "¿A ti tampoco te importa Gryffindor? Te van a encontrar y si ese perro no te mata, Filch lo hará y te expulsarán". Así que algunas noches de la semana me escabullía en la noche cuando todas dormían para ir a verlo, la primera vez solo contemplé al perro y poco a poco me iba acercando, tarareaba para mantener la calma y así descubrí que la música también lo tranquilizaba a el.

Una semana después del primer encuentro con el perro de tres cabezas, recibí mi Comet 260 empaquetada a la hora del correo, junto con una nota de la profesora McGonagall diciendo que mis padres me la habían enviado desde casa, la hora del primer entrenamiento y que no la abriera en frente de todos. Al principio, me espanté al leer que mis padres la enviaron, ¿les habrá dicho la profesora que quedé en Gryffindor? Luego esa duda se desvaneció al darme cuenta de que, si les hubiera dicho, yo habría recibido un vociferador con la DULCE (nótese mi sarcasmo) voz de mi padre. Realmente me sorprendía que Draco no le hubiera mandado una carta diciéndole aún.

El entrenamiento con Wood y Potter estuvo genial, no les hice mucho caso pero igual, me sentía libre volando en el campo y dando piruetas alrededor. Volé mientras Wood le enseñaba a Potter las diferentes pelotas y le explicaba las reglas de juego. Wood y yo lanzamos pelotas de golf (no se que es eso pero las pelotas así eran) para que Potter las atrapara y no perdió ni una, tengo que aceptar que era bueno. Luego, me dieron la quaffle y me colocaron a mitad del estadio, mi misión era llegar hasta los aros y anotar sin que Wood o Potter me quitaran la quaffle o me tiraran. Y lo logré, una y otra vez, bajaba, subía, a veces chocaba pero no soltaba la quaffle, en eso de la puntería fallaba un poco pero podría mejorar con el tiempo.

Y así se fueron mis primeros dos meses en Hogwarts, mi mente la ocupaban las tareas, los entrenamientos, las clases, las horas en la biblioteca, el practicar hechizos por las noches y mi enorme y peludo amigo de tres cabezas a quién ya le tenía cariño. Iba a explotar. Casi no hablaba con Cedric ni intentaba hablar con Draco, solo hablaba con Hermione porque era mi única amiga en la casa y con Potter y Wood por los entrenamientos.

Ahora estaba practicando el encantamiento Wingardium Leviosa, que hacía levitar los objetos, en clase del profesor Flitwick. Todos o demás estaban en parejas, éramos un número impar de alumnos así que alguien sobró y ese alguien fui yo. No crean que es triste, en realidad me alegro y mucho. Pobre Hermione estaba trabajando con Weasley. Yo ya había logrado el encantamiento y no tenía nada más que hacer.

- ¡Señorita Malfoy! Despierte.

Me sobresalté al oír la voz del profesor.

Me di cuenta de que me había estado a punto de dormirme.

- No dormía, profesor - contesté alzando la cabeza.

- Entonces, ¿podría mostrarme su avance en cuanto al hechizo?

- Claro... Wingardium leviosa - pronuncié firmemente, moví la varita como nos había explicado tiempo antes el profesor y la pluma con la que practicaba ya estaba en el aire. Una pequeña sonrisa de suficiencia se asomó por mi rostro.

- ¡Bien hecho! - aplaudía el profesor Flitwick.

Me encogí de hombros todavía sonriendo, pude ver a algunas otras personas mirándome con cara de "presumida" y les devolvía una mirada de "tomen eso".

A mi lado derecho pude escuchar a Hermione riñendo a Ron.

- Es LeviOsa no LeviosÁ

Esto me provoco unas ganas inmensas de reír y más al ver la cara de enojo de Weasley al ver a Hermione conjurando el hechizo perfectamente y a Flitwick aplaudiéndola. Ya no pude más y tuve que hundir mi cara en un libro para ocultar mis carcajadas.

- ¿Te diviertes, Malfoy?

- Demasiado - contesté y voltea hacia la persona dueña de esa voz, era Potter y no tenía un buen aspecto, parecía como si le hubiera explotado algo en la cara, era tan gracioso y volví a reír.

- ¿Y ahora que hiciste? Explotó tu cerebro o que - dije.

Potter iba a contestar, lo supe por que abrió la boca pero antes de que emitiera algún sonido lo interrumpí:

- ¡Oh, espera! - exclamé fingiendo sorpresa - ¡No tienes! - empecé a reír de nuevo, por la manera en que frunció el ceño divertido, podría decir que estaba confundido- Oh vamos, ¿no entendiste? - negó con la cabeza, bufé - no te puede explotar el cerebro... ¡porque no tienes! - le explique y seguí riéndome.

Finalmente, el también sonrió y se unió a mis risas desquiciadas.

Al salir de la clase, fui a encontrarme con Hermione, como siempre. Sin embargo, no la veía y empecé a buscarla entre los demás. La divisé con la cabeza hundida en sus libros, pasando al lado de Weasley. Mi amiga no se veía muy bien, fui hacia allí, más llegué y ella ya se había perdido entre la gente. No me importó, seguí caminando rápidamente volteando hacia ambos lados como si haciendo eso, ella fuera a aparecer por ahí.

De un momento a otro, algo me hico perder el equilibrio y sentí mi trasero chocar con el suelo.

- Miren a quien tenemos aquí - oí decir a una voz chillona.

- Pansy Parkinson...

La Oveja Negra En La Familia Malfoy // Harry Potter & Tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora