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Después de aquella extraña noche, ya tenía otro pasatiempo: hablar con pavo reales. Eso sonaba aun más raro de lo que era pero no importa. Los pavo reales y yo ya éramos buenos amigos, aunque solo hablaba con ellos por las tardes, quería seguir manteniendo en secreto aquello, ¿el porque? no lo sé, quizás nadie me creería si les decía.

Abrí mis ojos y me quede contemplando el techo. ¿Cuántos días ya habían pasado desde el cumpleaños de Draco?

"Dos,...cuatro,...seis,...,ocho..."- inicié una cuenta mental.

¡Diez! Hoy era el día. Velozmente me levanté de mi cama, me bañé, me vestí, me arreglé y cuando estuve lista salí corriendo de mi cuarto. Llegué al cuarto de mi hermano, abrí la puerta y entré así nada más.

Mi hermano aún se encontraba dormido, entonces hice lo que toda buena hermana hace cuando su hermano está plácidamente durmiendo: me fui y lo dejé dormir en paz. ¡JA! Ojalá, yo no soy de ese tipo de buenas hermanas. Emocionada, me subí de un brinco a la cama y comencé a saltar.

- ¡DRACO! - grité - ¡DESPIERTA!

- ¿____? Que... - empezó a decir confundido. - Ah ya entendí. - terminó.

- ¡SIIII! - volví a gritar.

- Cállate, me dejarás sordo.

- ¿Por qué tan amargado, hermanito? - pregunté y bajé de la cama para ponerme en frente de ésta - Recuerda que hoy iremos por los regalos.

- Cierto, pero quería despertar tranquilamente y tu llegaste a interrumpir mi sueño.

- ¡Tu hiciste eso también!

- Nooo

- Si

- No

- Si

- No

- Si

- No

- No - dije esta vez para intentar confundirlo

- Si

- ¡Ajá! Lo admitiste - hablé triunfante.

Me miro con los ojos entrecerrados por un momento y después reímos.

- ¡Apúrate! ¡Tengo hambre y MUCHAS GANAS DE IR POR LOS REGALOS! - exclamé entusiasmada.

- Bueno, bueno, ya voy.

- ¡SIIII! - volví a gritar mientras me dirigía a la puerta para después salir y dirigirme a la cocina, esperando ver a Dobby ahí para hablar con él por un rato o hacerle compañía, aunque quizás aún no se había levantado.

Bajé las escaleras velozmente de dos en dos intentando no hacer mucho ruido, llegué a la puerta de la cocina y ,antes de entrar, revise que no hubiera nadie cerca.

Cuando entré, Dobby ya se encontraba ahí, estaba tan concentrado en preparar el desayuno que no se percató de mi presencia.

- Hola, Dobby - dije alegré.

Al escuchar pegó un pequeño salto y tiró algunos de los platos que cargaba, haciendo que unos cuantos se rompieran.

- Oh, disculpa, te espanté, déjame ayudarte - hablé mientras ayudaba a recoger los pedazos de platos.

- No importa, fue Dobby, Dobby tendrá que castigarse por eso - respondió Dobby, tomó una fruta y comenzó a golpearse la cabeza con ella - Dobby malo, Dobby malo, Dobby m..

- ¡No! Deja de hacer eso. No fue tu culpa - le decía al tiempo en que forcejeaba con el para quitarle la fruta de la mano. Finalmente, lo logré pero tomó otra solamente para continuar golpeándose a si mismo.

La Oveja Negra En La Familia Malfoy // Harry Potter & Tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora