Cap. 2

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Allan, creo que en lo único en lo que parecíamos ser algo similares era en el blanco de los ojos y ligeramente en la estatura, por lo demás él era más delgado aún teniendo unos brazos fuertes, su cabello era oscuro contrastando con su piel tirando a pálida mientras sus ojos pequeños casi eran del mismo color castaño que su pelo, su cara tenía algunas pecas rodeando únicamente sus ojos y algo sus mejillas, parecía ser un chico poco hablador y taciturno la mayoría del tiempo.

Eso y que desaparecía con facilidad.

–Llamaste a su puerta? –Preguntó Linda al preguntar por él–. Aún no ha bajado a desayunar.

Linda era una señora ya cercana a los 50 años, se notaba por mucho que tratara de ocultarlo y parecía ser ella la más cercana a los que vivían en esta residencia, más que el director que no vino ni a cenar con nosotros.

–Entré incluso al ver que no respondía y no estaba en su habitación –Respondí mirando directamente a la chica que había hablado con él ayer por la noche.

Parecían conocerse extremadamente bien, pero ella no dijo nada al respecto de su desaparición.

–Tal vez este con el médico, desayuna tranquilo y vete a entrenar, él irá –Contesto Lisa señalándome una silla para que me sentara.

También está era la residencia más pequeña en la que había estado nunca, la residencia central sabía que era inmensa a comparación a todas las demás, pero aquí prácticamente era más una casa grande que una residencia, solo estábamos nosotros tres, el director y Allan, y ni siquiera parecía llenarse con las clases.

–Está es una zona poco preocupante, no hay prácticamente casos que investigar, ni hay muchas familias, es una zona con más jubilados que otra cosa –Comentó Zaira al escucharme decir la poca gente que había tratando de iniciar una conversación con ella.

–En la ciudad donde vivía antes era muy diferente –Respondí tratando de despertar curiosidad en ella.

Pero no lo conseguí, simplemente me sonrió con calma, me dijo que me adaptaría y se fue.

–Por muy agradable que sea Zaira es poco habladora a menos que seas Allan –Comentó una vez la chica se fue–. La guerra dejó secuelas muy duras en ambos que estaban acostumbrados a esta paz.

Sin decir más ambos terminamos nuestros desayunos y cada uno se fue por su lado.

Pero Allan no apareció en el entrenamiento hasta dos horas después.

–Siento llegar tarde –Se disculpó nada más llegó y me vio entrenando solo.

El gimnasio tampoco era muy grande, pero pudimos entrenar perfectamente repasando ejercicios básicos de sincronización.

Ahora que teníamos que empezar de cero después de años de adaptación a otras personas iríamos mil veces más lentos.

Cuando volvimos de comer preferimos entrenar por separado.

–Cual es tu arma? –Preguntó una vez cogió una katana separada del resto de espadas.

También era la única katana que había.

–Los puños, mi especialidad es el cuerpo a cuerpo –Contesté mientras lo veía ponérsela a la cintura.

–Por aquí no hay muchos con la suficiente fuerza para poder decir eso –Respondió dando prácticamente por terminada la conversación.

Esta vez el gimnasio si tenía más personas a parte de nosotros, pero aún así a Allan le dejaron un espacio considerable para entrenar en solitario mientras Linda daba la clase.

Llegada (Yaoi/BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora