Cap. 4

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Blake me dejó todo lo que necesite y cuando me quedé sin nada que contar me consiguió sacar del cementerio en menos de una hora.

–Que tal si caminamos un poco más? –Pregunté una vez salimos del cementerio–. No has visto el pueblo verdad?

–Por mí está bien –Aceptó cerrando su paraguas al haber dejado de nevar.

Tratando de despejarme me lo llevé a ver lo poco que tenía el pueblo, un mirador y algunos edificios algo antiguos que los humanos solían frecuentar, como el ayuntamiento, a mí no me interesaba demasiado la arquitectura ni el arte, pero él parecía conocer bastante y si interesarle.

–Quieres un chocolate caliente? –Pregunté mirando una cafetería de la que salía un rico olor a chocolate.

–Con churros? –Añadió revolviéndome el pelo sabiendo que me molestaba pero extrañamente me hacía reír.

–Yo quiero un gofre –Contesté cogiéndolo del brazo para tirar de él.

Desde la guerra había dejado de sentir ganas de comer realmente, no había comido dulces ni nada desde entonces, sentir después de estos meses el deseo de un capricho era extraño, pero no iba a negármelo.

Nos sentamos en una mesa cercana a una calefacción y en poco tiempo nos trajeron el chocolate con sus respectivos churros y el gofre.

–Hace cuanto que no tomabas un dulce por capricho? –Pregunté tratando de sacar tema.

–Hace ya bastante tiempo, no suelo tomar dulces, pero tampoco les digo que no –Contestó sumergiendo el primer churro.

–Kolet y Zaira adoraban venir aquí y que su chocolate llevará extra de nata –Comencé a contar recordando como solíamos sentarnos también aquí–, en verano sin embargo íbamos al mirador y tomábamos un helado. Alguna vez has estado en alguna ciudad cercana a la playa?

–No, tampoco me da curiosidad, dicen que en esos sitios hay mucha humedad y se te mete en el cuerpo, ya suele dolerme de por si el cuerpo como para que sea peor por la humedad –Respondió dándome a probar un cacho de churro.

Lo acepté pegándole un mordisco sin rechistar. Estaba crujiente e igual de dulce que mi chocolate.

–Te duele el cuerpo? –Pregunté pillándome por sorpresa eso.

–Si, a causa de entrenar constantemente mi cuerpo, no es raro –Respondió encogiendo los hombros como si no fuera algo preocupante.

–Y por qué no tratas de entrenar con un arma y no machacar tanto el cuerpo? –Planteé pareciéndome más preocupante de lo que él notaba.

Vivíamos del combate, que te doliera el cuerpo no era precisamente que fuera buena señal sobre todo siendo tan joven.

Pero interrumpiendo lo que estaba a punto de decir escuchamos un estruendo de algo reventando y saltamos instintivamente y sin pensar al origen de los gritos.

Un perro que prácticamente era más alto que un adulto de dos cabezas corría libre por la plaza tras haber echado abajo la pared de una casa.

Blake y yo seguimos corriendo detrás de él sin pensar como detenerlo hasta que chocó contra el ayuntamiento casi echando abajo otra pared y utilizándolo para desviar su camino con la gente corriendo en todas direcciones.

–Yo lo distraigo y tú te subes sobre él! –Ordene a Blake tras conseguir enganchar una especie de cuerda.

Se la lancé y él la cogió en el aire corriendo tanto como podía mientras yo corría a tirarme frente al perro agarrando a una chica que se había caído y estaba en su punto de mira.

Llegada (Yaoi/BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora