Cap. 8

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Llegamos a media tarde ya comenzando a anochecer, extraño fue salir del coche y no encontrar nada de nieve.

Aún tembloroso Allan dejó que le ayudar a salir del coche y se aferró con fuerza a mí siendo lo único conocido ahora.

El instituto era grande, sobre todo en comparación a donde Allan había vivido toda su vida, pero desde fuera parecía ser del tamaño perfecto.

–Llegasteis! –Saltó una mujer rubia de pelo corto saliendo por la puerta.

Con su caminar seguro aún sobre sus tacones se acercó en pocos pasos a nosotros mientras el chofer nos ayudaba a quitar las maletas del coche, sobre todo por la movilidad que me robaba Allan.

–Soy la directora, pero me suelen llamar Mar, estaba pendiente de que llegarais, el viaje ha sido largo, no? –Preguntó tratando de ser todo lo agradable posible.

Pero Allan esquivó completamente su presencia utilizándome a mí como escudo. Se notaba en su mirada que quería preguntar sobre Allan, pero sonrió con cuidado y mantuvo la distancia al ver como temblaba como un folio.

–Ha sido un viaje largo, pero no eterno, la verdad es que podría haber sido peor –Contesté cogiendo una maleta a ver si Allan se veía capaz de coger la otra.

Pero Mar se adelantó y cogió tanto la de ruedas que tenía pensado llevar yo como la bolsa que quería intentar que llevara Allan.

–Os enseñaré vuestras habitaciones y así podréis descansar un poco antes de la cena, todo el mundo estará encantado de conoceros –Comentó haciendo que la siguiéramos entrando en el instituto.

La decoración era acogedora y aún se veían resquicios de los adornos de navidad, parecía un sitio mucho más lleno de vida que donde estábamos antes y se notó al ver pasar a dos niños con unos libros en las manos.

–Hasta mañana Mar –Se despidieron al unísono de ella al pasar a nuestro lado.

–Acordaos de cuidar bien los libros de la biblioteca –Les recordó con una voz casi equivalente a la de una madre.

Realmente esperaba que este sitio fuera mucho mejor para tratar de que Allan consiguiera recuperarse.

Los pasillos de las habitaciones eran luminosos y se podía escuchar a la gente haciendo vida dentro de ellas, era una casa mucho más habitada.

–Mar! –Saltó una chica casi abalanzándose sobre nosotros.

Era una chica poco menor que nosotros de pelo completamente liso entre castaño y rubio, lo llevaba recogido en una coleta alta que dejaba ver perfectamente lo largo que lo tenía, sus ojos eran tirando a verdosos y su cuerpo estaba notablemente entrenado, se notaba sobre todo en las piernas.

Allan por instinto me apretó más contra él petrificándose en el sitio impidiéndome seguir caminando mientras negaba con la cabeza y parecía capaz de salir corriendo en cualquier momento.

–Está bien, nadie va a preguntarte nada –Traté de calmarlo susurrándole mientras Mar hablaba con la chica.

–Vale, avisaré al técnico para que pase mañana y arregle la lavadora cuanto antes, gracias por avisarme –Le atendió con rapidez Mar intentando que la chica no se fijara en nosotros.

Pero nuestras miradas se encontraron, estuvo a punto de preguntar seguramente quiénes éramos y que sucedía, pero Mar detuvo cualquier pregunta y le pidió que guardara silencio con un gesto y volviera a entrar en la habitación.

Dudosa hizo caso y vivimos a continuar nuestro camino hasta nuestras habitaciones.

–Una al lado de la otra, como sugirieron –Comentó abriendo ambas puertas después de dejar apoyadas las maletas–. La cena normalmente es a las 10 en el comedor, si salís sobre las 9:30 de vuestras habitaciones seguro os encontráis a varias personas a las que seguir hasta el comedor. Sino es en el piso de abajo, pasillo a la derecha, pasáis la entrada y es la única puerta que encontraréis de frente.

Llegada (Yaoi/BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora