|Epílogo|

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El  cielo gris acompañaba su corazón.

No tenía fuerzas ni siquiera para mantenerse de pie.

Todo había sido tan repentino.

Las gafas de sol ayudaban a ocultar las ojeras de sus ojos, al igual que la hinchazón en estos.

Vestía completamente de negro, llevaba el cabello desordenado y tenía los labios hinchados y rojos por haberlos mordido tanto intentando no seguir llorando.

Extrañamente, a pesar de la situación, todos mantenían la calma y la paz.

Ambas pandillas estaban juntas, no se dedicaban miradas, intentaban no tocarse o toparse, pero ambas estaban presente.

Hoseok estaba sentado a un costado del menor, sosteniendo en sus brazos a Minsu, quien lloraba en su hombro.

Cuando el cura terminó de hablar, y comenzaron a bajar el ataúd, Taehyung se puso de pie, llorando.

Se acercó al ataúd y depositó encima una rosa negra, respirando mientras trataba de calmarse y no lanzarse encima a llorar, Hoseok se acercó con Minsu, y el pequeño también dejó una rosa.

Y la escena era tan triste que todo el mundo presente lloraba, a algunas personas les caían lágrimas silenciosas por las mejillas, otras simplemente no resistían la tristeza, como Taehyung.

Sobre todo porque su madre se había sacrificado por salvarlo, había muerto por sus pecados y por sus errores, había muerto siendo inocente.

Había recibido lo que nunca mereció.

Entonces, en ese instante, se permitió sentirse culpable y el peor hijo que pudiera existir.

-Mamá...- Minsu hipaba entre las palabras -Mami, despierta.

Y con esas palabras, el corazón de todos los presente se quebró en mil pedazos.

Jimin, quien estaba a unos metros de distancia, no aguantó más y abrazó a Jungkook, buscando un poco de consuelo en aquella situación tan triste y desgarradora.

Por otro lado, Yoongi se mantenía serio, controlando muy bien las ganas de llorar que tenía por la situación frente a sus ojos. La chica a su lado, de nombre Suran según había escuchado, cubría su boca y ahogaba en ella sus sollozos.

Sacó de su bolsillo un pañuelo, y se lo entregó, para que limpiara sus lágrimas.

Ella agradeció con una sonrisa, y secó sus lagrimas, bajo la mirada de Yoongi, quien le sonreía levemente.

Taehyung se sostuvo del brazo de Hoseok, sintiendo como perdía el equilibrio por el cansancio.

Hoseok lo guió hasta los asientos, ayudándolo a sentarse, dejó a Minsu en el suelo, mientras se sentaba al lado del menor.

-Debes descansar, Tae. No haz dormido nada- El mayor habló, acariciando el brazo del contrario.

-Estoy bien, Hobi. No te preocupes- Le sonrió sin ganas, ocultando su malestar.

-No estás bien, no me mientas. Llegando a casa vas a dormir hasta que te sientas descansado.

Taehyung solo rodó los ojos, quitándole importancia a las palabras del mayor.

Simplemente no tenía ganas de nada.

Solo quería desaparecer.

Fue dejándose caer poco a poco hacia el lado, hasta que su cabeza tocó el hombro de Hoseok, y se acomodó ahí, buscando consuelo en alguna parte.

-Ella no lo merecía, Hobi. Ella era buena, murió por mi culpa. Yo la maté.

-Tae, ella te quería muchísimo, por eso se sacrificó por ti. El amor de madre es más grande de lo que uno imagina, y eso las lleva a dar su vida con tal de que sus hijos estén a salvo.

KŪPONO  ||HOPEV||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora