Capítulo 8♡

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En estos momentos me encontraba corriendo de vuelta a mi casa. Si no tuviese la cabeza pegada a los hombros podría asegurar que también se me olvidaría llevarla.

Entré a mi piso y saludé a Robin, ella estaba haciendo las maletas para irse una semana de prácticas a, hm, ¿a dónde era?
Cogí mi especie de bolso-mochila y volví a correr despavorida hacia la calle.

—¡Adiós, Robin! ¡Espero que te vaya bien, te quiero! -grité todo esto mientras me encontraba decidida a bajar las escaleras, no tenía tiempo de esperar el ascensor.

—¡Cuídate y se buena! -Oí a Robin gritar mientras tomábamos caminos diferentes.

Yo camino de la universidad y ella camino del aeropuerto, ¿cómo sobreviviría una semana sin mi mejor amiga?
Tal vez las películas y los dulces ayudarían a no caer en una profunda crisis.

Aunque, pensándolo bien, vivir sola una semana no tiene nada de malo, ¿no? Podría aprovechar su ausencia de alguna manera.

El timbre del centro se escuchó por toda la calle haciendo que acelere mi paso.

¿Llegando tarde?
Sí.
Pero llegando.

Por mi mente pasaban un montón de cosas que si no se las hubiese contado a Robin habría explotado. Luffy, Shanks, el trabajo de Garp y, cómo no, volver a mi trabajo, no sé ni cómo Sanji me ha dejado faltar tanto.

Sentía que el estrés iba a acabar conmigo. Aparte, esta semana está plagada de exámenes y no sé muy bien cómo pienso estudiar para todos. Me había propuesto hacer de todo, así que tendría que engañar un poco a Sanji para que me dejase ayudarle.

Agaché mi cabeza y tomé un par de libros antes de encerrar mi mochila en las taquillas de la entrada, volví mi vista hacia delante solo para buscar a alguien, a alguien el cual había echado de menos.

Al verlo me brillaron los ojos de emoción, realmente lo había echado mucho en falta; definitivamente la próxima vez no lo dejaré irse a hacer prácticas. Desde pequeños nunca habíamos estado sin vernos tanto tiempo.

Me dirigí corriendo hacia él, quería darle un abrazo y no soltarlo en lo que quedaba de día.

—¡Eh, marimo!

La sonrisa que tenía es sus labios desapareció al escuchar mis palabras.

—¿Quieres pelea?

Reí como una estúpida al escuchar su pregunta.

—Quiero un abrazo. -Dije abriendo mis brazos esperando que se acercara.

Él bufó como respuesta mientras se cruzaba de brazos y se acercaba a paso lento.
Al llegar frente a mí, lo envolví en mis brazos e intenté estrujarlo.

—Te vas a hacer daño, imbécil. -mostró una sonrisa engreída.

—De aquí al hospital. -Sonreí apretándole aún más fuerte, hasta que él decidió abrir sus brazos y devolverme el achuchón.

Me dio un pequeño beso en la frente y puso una mano sobre mi cabeza.

—¿Eh? ¿Acaso soy un perro para ti? -fruncí mi ceño.

Él se limitó a ignorar mis palabras y girarse para irse a clases, ya llevábamos 10 minutos de retraso y seguro que mi profesor no me lo perdonaría.

—¡Zoro! -conseguí llamar su atención lo suficiente como para que se girase hacia mí.- Tenemos que hablar. -dije esto último muy seria, realmente tenía que contarle muchas cosas.

Abracé mis libros, que habían caído al suelo gracias al abrazo compulsivo que le di a Zoro, y me dirigí hacia mi sala de clases.

Zoro asintió con la cabeza y fue desapareciendo poco a poco por el pasillo, mientras que yo entré aceleradamente, gracias a Dios el profesor aún no había llegado.

Shanks x Lectora (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora