Aquella mañana, después de una larga noche de fiesta. Decidí ir a la cafetería.
Sanji necesitaba que lo cubriese alrededor de 10 minutos antes de que regresase. La gente llegaba a por un pequeño café y algún que otro dulce pero nada más. Podía manejarlo yo sola.
Varias veces miré la pantalla de mi móvil, esperando recibir algún mensaje o alguna llamada suya. Llevaba sin verle dos o tres días y no me gustaba la sensación de no tenerle cerca.Me había acostumbrado a él.
Las dos horas que estuve ahí se sintieron como una eternidad, en la que solo estaba yo, la barra y los clientes.
Miré la hora y, antes de recoger mis cosas, decidí prepararle un café. Se enfriaría de camino a su empresa pero esperaba que el detalle contase algo.Preparé cuidadosamente aquel café, justo de la manera en la que siempre lo hacía. Cogí el rotulador con el que solía escribir los nombres de los clientes en los cafés para llevar, y dibujé un pequeño corazón.
Mi ilusión crecía conforme me ponía en abrigo y colocaba bien mi bolso. Le echaba de menos.
Era una pastelosa.Poco sabía de lo que iba a ocurrir cuando llegase allí.
Como siempre, cogí un taxi. Quizá estas vacaciones podría intentar sacarme el carnet de conducir.
Mis manos sentían como poco a poco el calor que desprendía aquel recipiente lleno de café se desvanecía.
Miré por la ventana; edificios y más edificios.Nunca dije que no me gustasen. Adoro estar rodeada de edificios, pero solo por la noche. La noche aquí no se siente solitaria, se siente viva, se oyen voces y gritos de adolescentes divirtiéndose.
Me despejé de mis propios pensamientos viendo como me acercaba al edificio donde trabajaba Shanks. Y Luffy. Pero estaba ahí por Shanks. Déjà vu.
Pagué al taxista y, sin olvidar el café, me dirigí al edificio. Siempre me perdía, esta vez no iba a ser distinto.
No sabía que Shanks no iba a estar ahí para ubicarme. No sabía que Shanks no iba a estar. A secas.
Vi la entrada del edificio, enorme. Como siempre. Obviamente.
Dirigí mis ojos a todos los rincones de la habitación. Encontré los elevadores y me dirigí hacia ellos.
—Buenas tardes, señorita. -me saludó alguien que no conocía.
—Buenas tardes. -contesté de vuelta.
Tenía una sonrisa dibujada en la cara cuando pulsé el botón que me dirigiría a la planta donde estaba la oficina de Shanks.
Mis pies caminaban decididos. Apreté sutilmente mi bolso y me paré de golpe al ver la placa dorada que decoraba su puerta.
Observé aquella oscura entrada por unos segundos y suspiré. En parte no me parecía buena idea, me estaba entrometiendo en sus cosas; aunque esperaba que yo tambien estuviese entre esas cosas.
Alzé mi mano a la altura de mi cabeza y llamé suavemente antes de agarrar el pomo de la puerta.
—Adelante. -escuché antes de hacerme paso en aquella oficina.
—Soy yo. -musité con una sonrisa.
Estaba ahí sentado, leyendo tranquilamente varios documentos. Su chaqueta se encontraba colgada en un perchero que había a una esquina, y su pelo estaba ligeramente peinado hacia atrás.
Mi sonrisa llegaba a mis orejas perfectamente. Mis dedos jugaban poco a poco girando el vaso que estaba sujetando.
Sus cejas se alzaron al verme.
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Shanks x Lectora (+18)
Fanfiction(t/n) siempre fue una chica calmada y muy social, tiene claras sus intenciones y nunca se equivoca en sus desisiones pero... ¿habrá alguien que pueda revolucionar su mundo?