Capítulo 13♡

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Un suspiro bastante sonoro y obviamente de despreocupación salió de mis labios.

Me llevé una de mis manos a la cabeza mientras una sonrisa cansada cruzaba mi rostro, mientras que mi otra mano sujetaba un test de embarazo que acababa de salir negativo.

Salí del cubículo de aquel cuarto de baño y fui directa a lavarme las manos. Acababa de cumplir una semana después de la primera vez que tuve nauseas y no podía descartar en ningún solo momento un posible embarazo.

Había ido dos veces al médico, una de ellas con el estúpido peliverde sinvergüenza y otra yo sola, que era justo en la cita en la que estaba ahora mismo.

Salí de los servicios del hospital, camino del despacho de mi médico, quién hacía cinco minutos me acababa de dar aquel test de embarazo.

Mi cara de felicidad era obvia; los nervios y el miedo de pensar que tengo que hacerme cargo de un crío me invadían.

Corrí a una velocidad moderada hacia el despacho de mi médico.
Toqué la puerta y oí un "adelante" por su parte, obviamente entré y le mostré una sonrisa amplia, de oreja a oreja.

—Creo que sé el resultado del test, enhorabuena. -dijo él, volviendo a dirigir sus ojos a unos papeles.

La despreocupación en su voz me dejó clara su desgana en cuanto a mi tema. Realmente odiaba ir al médico, pero que más podría hacer.

—Entonces, ¿Ústed cual piensa que es la causa de las nauseas? -pregunté ajustando mejor mi bolso.

El señor me dio una mirada cansada y tras un suspiro algo pesado, habló.

—Habrá comido algo que le haya sentado mal. En ese caso lo único que tendrías que haces es tomarte estas pastillas. -dijo acercándome un papel con una receta. Dándome la impresión de que lo tenía ya preparado.

Lo alcancé con una sonrisa cerrada y asentí con la cabeza mientras él susurraba un "supongo que eso es todo". Diciéndome indirectamente que me fuera.

Agradecí en voz baja mientras salía de aquel despacho. Espero no volver a pisar el hospital en mucho tiempo.

Llame lo más rápido que pude un uber y me dirigí hacia mi piso -no sin pasar por algunos lugares antes-, por poco olvidé que Robin volvía esta misma noche de su "viaje". Tenía pensado hacerle una especie de fiesta de bienvenida; podría comprar vino y hacer karaokes con sus canciones favoritas.
No era gran cosa, pero yo soy una persona con poca creatividad y me costó pensar en algo que le pudiese "relajar" después de su viaje.

Sabía que a Robin le gustaban las luces de colores y como no tenía tiempo de básicamente nada, agarré las luces de navidad que solemos poner en el árbol y las colgué la manera más bonita posible. Dándole al apartamento una ténue luz morada, debido a la combinación de tantos colores.

También pensé en invitar a gente, pero eso conlleva limpiar. Así que mejor hacemos una noche de chicas con mascarillas hidratantes y vinos.
Eso y contarle todo lo que no había podido decirle por llamada.
Todo lo que tenía que ver con él.

Shanks no ha dejado de aparecer en mi cabeza ni un solo segundo. Y la noche anterior muchísimo menos.

Aunque qué se la va a hacer. Una chica sencilla con problemas difíciles. Esa sería una buena descripción.

***

Pasé por todos esos lugares y compré los preparativos. En cuanto llegué al piso me puse a colocar todo:
compré unos micrófonos de plástico, una botella de vino y otras de vodka y ron para después. Faltaba poco hasta que Robin llegase al aeropuerto, así que llamé a mi peliverde favorito para llevarme hacia ella.

—¿Qué tal con tu pequeño problema? -soltó como una pregunta habitual.

—Al final era más pequeño de lo que esperaba. -dije colocando en cinturón de seguridad de manera que no me moleste.
Y esperando que Zoro pillase la indirecta.

El peliverde me interrogaba con solo mirarme. Cosa que ya era muy fácil de percibir para mi, dejándome claro que no me había entendido.

—No es...no es nada, el test ha dado negativo. -suspiré para mis adentros con una sonrisa mientras Zoro alzaba una de sus cejas sonriendo.

—Me habría hecho ilusión ser tío. -musitó intentando aguantarse la risa mientras sus manos apretaban ligeramente el volante.

—No habrías sido el favorito de todas formas. -solté, para segundos después sentir su mano desordenar salvajemente mi pelo.

—Soy el mejor en todo lo que hago, ¿qué te hace pensar que tus hijos no me adorarían?

Me sentí incómoda con la pregunta, no me gustaría hablar de hijos a esta edad. Simplemente me pone los pelos de punta.
Le eché una mala mirada y seguimos el camino hasta el aeropuerto. Él abandonó el aparcamiento después de dejarme a mí, tenía cosas que hacer y esto era entre Robin y yo exclusivamente.

Esperé unos largos 20 minutos, había llegado temprano. Para ser sincera, siempre tenía el mismo problema. Si mi vida no está organizada perfectamente podría morirme de pánico.

Decidí ir rápidamente a mirar una serie de libros y revistas que había en un puesto de dentro del aeropuerto y como no, de un café para Robin. Estar ahí sin hacer nada me aburría y leer haría que el tiempo pase más rápido, o eso es lo que esperaba.

Mis ojos se quedaron fijos en una imagen en sí, la portada de una de las revistas.

Shanks.

Me quedé mirando aquella foto sin leer siquiera lo que ponía en la portada, hasta estaba a punto de llevármela solo por mirar 10 segundos más al pelirrojo. Lo único en lo que pensaba era en que me había acostado con uno de los mayores empresarios del mundo.

Todo un logro, (T/n), todo un logro.

Pegué un pequeño salto al escuchar la voz de una mujer hablar a través de unos altavoces, haciendo que recuerde a Robin y su café.
Estaban anunciando la llegada de su vuelo. Quería reclamar el café rápidamente, pero la inmensa cola que había tenía otros planes para mí.

Después de esperar aproximadamente 15 minutos para conseguir el tan esperado café, corrí como una posesa por todo el aeropuerto esperando no llegar tarde. Afortunadamente los pasajeros estaban empezando a desembarcar.

Mis ojos no paraban de buscar a Robin. Mira que ella es una mujer alta y que es reconocible mires donde mires, pero la jodida no aparecía por ningún sitio.

La gente entraba por aquella puerta con una sonrisa en su rostro, indicando obviamente que su viaje había sido magnífico, eso o que de lo horrible que había sido, se alegraban de llegar por fin a casa.

Estaba a punto de preguntarle a cualquier persona que venía de aquel avión si había visto a su amiga, cuando de repente cierta pelinegra cruzó el marco de aquella gran puerta de color gris.

Nos miramos por unos segundos, casi leyéndonos las mentes, para después sonreir a la misma vez.

Aquella noche sería memorable.

•••

Shanks x Lectora (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora