Capítulo 18♡

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La tranquila música de fondo que se oía siempre en la cafetería paró bruscamente cuando apagué la radio. Me ocupé de que el lugar estuviera limpio y todo organizado antes de irme. La gente que frecuentaba venir aquí, solían comer como verdaderos cerdos, llenándome las mesas de porquería.
Cuando acabé mis ojos recorrieron todo el local y suspiré tranquila.

Mi corazón seguía doliendo, me seguía sintiendo vacía y sabía que no estaba bien. Me sentía mal por Robin, porque ella se ha esforzado para que yo estuviera bien en lo que ella llama "mi primera ruptura de corazón", pero no he conseguido estar bien. Sabía que no iba a poder estar bien conmigo misma si no hablaba con aquel pelirrojo que había robado todo rastro de felicidad en mi cuerpo.

Agarré las llaves del casillero donde Sanji las guardaba y cerré el Café.

Caminé por las calles solitarias y antes de llegar a mi piso miré en dirección a todas las calles que se dirigian a la casa de Shanks. Me pregunto que pensaría de mí si me presento en su casa exigiendo explicaciones, me pregunto si se alegraría de verme o simplemente me miraría con esa mirada fría y odiosa con la que me miró ese día en su despacho. Me pregunto si sabía todo lo que estaba causando en mi vida ahora mismo.

Y me reí antes mis preguntas, porque eran ridículas; fue ridícula la manera en la que nos conocimos, fue ridícula la forma en la que me sacó del restaurante el día que cenamos él, Luffy, Ace y yo, fue ridícula la forma en la que evitó nuestro primer beso, fue ridícula la manera en la que me quedaba cada mañana embobada viéndole detrás de una barra esperando su café, fue ridícula la forma en la que me rechazó, fue ridícula la manera en la que di por hecho que me respondería a las llamadas, fue ridícula la forma en la que perdimos el contacto.
Fui, soy y seré ridícula.

No hubo vez en la que nuestro intento de relación no hubiese resultado estúpido. Y eso fue lo que me hizo quererle. La peculiaridad de todas las cosas que hicieron que acabase lo que fuese esa "relación".

Una débil sonrisa se formó en mis labios al recordar todas las tonterías por las que pasé para llegar al momento en el que me encontraba ahora. Con el corazón en un puño esperando recibir alguna noticia del hombre que me había dejado de la peor manera posible.

Alcé mi vista hacia arriba topándome de lleno con mi edificio. Entré haciendo resonar mis pasos nada más cruzar el portal. Subí en ascensor hasta mi planta y entré a casa.

-Hogar dulce hogar. -musité dejándome caer sobre el sofá.

Agarré mi teléfono móvil y revisé mis mensajes.

Dos de Robin.
Uno de Law.
Y tres de Zoro.

O mejor dicho, las únicas personas con las que tenía contacto.

Escuché un ruido proveniente del baño, y segundos después vi a Robin saliendo de allí envuelta en dos toallas, una cubria su cuerpo y otra su negro pelo.

-Hey. Acabo de leer tu mensaje. -dije.

-Ya, ¡pues tarde! Necesitamos encontrarte ese vestido antes de la cena. Law me lo ha contado. -se silenció varios segundos por darse cuenta de la equivalencia de sus palabras.- Ah, y yo también voy. Para controlar tus ganas de acabar con tu dignidad tan pronto como remojes tus labios de vino.

Su tono sonó enfadado en su última frase, pero decidió proseguir soltando información que costaba asimilar debido a lo lento que trabajaba mi cansado cerebro.

-Oh, y Zoro vendrá con comida china. Era una sorpresa.

-Robin, ¿hablas con Law?

No podía ocultar mi curiosidad. Mis planes de enamorarlos estaban floreciendo.

Shanks x Lectora (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora