Final

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— ¿No nos podíamos quedar en casa, mejor? —pregunta Valeria a Shaday.

La rubia rueda los ojos.

— Llevas tres días sin salir de tu habitación, Valeria. Ya es hora de ver al señor sol —le una resplandeciente sonrisa a su mejor amiga.

— Gire a la izquierda, gire a la izquierda, gire a la iz... —dice el GPS pero Shaday lo apaga cansada.

Gruñe mientras se queja de que esas cosas no sirven para nada y Valeria solo hace como si estuviera prestando atención.

Lo único que ha hecho que Valeria cambié de su modo depresivo/me vale todo es la sorpresa cuando vio a Shaday manejando su auto.

La rubia decidió que como era una ocasión desesperada necesitaba medidas desesperadas.

No quería que más nadie las acompañara y la única opción es que ella manejará, pues Valeria aún no sabe.

Shaday no maneja tan mal, solo va un poco más lento de lo normal, a veces entrecierra los ojos para ver bien y se a saltado alguna que otra señal de tránsito. Claro que sin contar lo malhumorada y grosera que se pone mientras conduce.

Claramente conducir no es para Shaday.

— Ya nos perdimos otra vez, Shaday Miller —gruñe Valeria — Mejor llévame a casa.

— No, nada de eso —frunce el ceño la rubia mientras se detiene repentinamente, mira a su alrededor y vuelve a arrancar — Estamos cerca.

Valeria no rueda los ojos solo porque ya lo ha hecho mucho en las últimas 2 horas.

Las chicas se dirigen hacia un café que Shaday recomendó, dijo que hacían los mejores brownies de la ciudad.

Y si eso dice Shaday, eso es la verdad.

La castaña no presta mucha atención al camino, solo sabe están perdidas.

— Regresemos a casa —repite Valeria por décima vez desde que entraron en el Aston Martin que casi nunca utiliza la rubia.

— Que no —murmura Shaday concentrada — No por nada te obligué a que te arreglaras, lo cual ya necesitabas, amiga. Tres días encerrada en esas cuatro paredes te afecto. Necesitabas un poco de maquillaje y tu cabello quería ser peinado. Además, esos pantalones negros te quedan de muerte.

— Ja ja — es lo único que dice la castaña.

El auto queda en total silencio, el cual la rubia decide llenar con música.

Una canción de One Direction empieza a sonar y Shaday la canta a toda voz.

La canción termina y la rubia pone una mueca.

— Nunca los voy a superar —dice al aire.

— Ellos no se superan —afirma Valeria con una pequeña sonrisa, a primera después de tres días.

— Al fin sonríes, mujer —exclama su mejor amiga y Valeria se ríe.

Ambas terminan riendo a carcajadas sin ningún motivo.

En menos de lo que esperaban Shaday empieza a reducir la velocidad y se detiene delante de un café.

Valeria observa el lugar y una mueca aparece en su rostro, voltea rápidamente hacia su amiga.

— ¿Qué hacemos aquí, Shaday? —recrimina la castaña a su mejor amiga que observa la cafetería ambientada en los 80's.

La misma cafetería donde Alejandro y Valeria se besaron por primera vez.

21 Días Para Amar ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora