DOMINANTE SEDUCCIÓN ||AMOS OSCUROS #1||

CAPÍTULO 13. PARÍS

Theo paga la fianza con los policías para que Ariana y yo salgamos en libertad en ese mismo día. Solo espero que los medios de comunicación no vayan publicar semejante escándalo que hice en el club.

Lo único por lo que temo es que mis padres se enteren qué clase de prácticas sexuales me gusta hacer y que me juzguen.

— ¿Nos vamos, rubia? —pregunta Theo.

Parpadeo para prestarle atención y le doy una sonrisa llena de agradecimiento por sacarme del lío en que me he metido.

—Por supuesto, T.

Él se despide de Ariana con un sutil beso de la mejilla y una mirada que promete un nuevo encuentro lleno de placer.

Me dirijo a la salida para dejarles un poco de privacidad. No me gusta esa mujer para mi amigo, pero voy a estar cuidando de que no lo dañe.

El viento frío me calma. Después de esa jodida discusión con el padre de Kenneth quiero pensar sobre cómo voy a recuperar al adonis de mi jefe.

Theo me alcanza y pasa su brazo alrededor de mis hombros. Suelto un largo suspiro y él me atrae en un fuerte abrazo.

—Debes tratar de no sacar tu carácter en cualquier situación, rubia —me reprende por mí comportamiento y hago un mohín—. Este hermoso hombre no siempre va a estar cuidándote el culo —se señala y ruedo los ojos— bueno, puede que si estaré para hacerlo porque somos inseparables, pero lo digo en serio, Amunett.

Llegamos hasta su auto y me abre la puerta como el caballero que es.

—Gracias. —entro y cierra la puerta. Rodea el carro y abre del lado del piloto y se mete. Observo sus movimientos y le veo sonreír—. Voy a tratar de comportarme, pero sabes que me resulta casi imposible controlar mi temperamento de mierda.

—Me conformo con eso. Por ahora —responde y enciende el auto y acelera para adentrarse en las calles de New York—. Hay que descansar porque mañana nos espera un día ajetreado en la oficina.

—Ya lo creo que sí, cariño —comento.

Theo sigue conduciendo hasta llegar a mi departamento y bajamos para comenzar con nuestra rutina del fin de semana.

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Meses después...

Levanto la cara al cielo con la esperanza de que el trabajo se acabe por ahora. Mis ánimos están un poco apagados y necesito salir de esto que he causado. Los meses han pasado volando y el trabajo ha estado demasiado intenso con todos los nuevos proyectos de lanzamiento de la corporación.

Falta un día para la noche buena y otro para la navidad. Mis padres ya tienen todo planeado para la cena. Aun no sé qué ponerme y tampoco estoy preparada para regresar a la ciudad que me vió nacer.

La empresa se cierra al medio día y es un alivio porque en verdad necesito el mayor tiempo posible para preparar las cosas que me voy a llevar durante el viaje. A pesar de que solo voy a ir un día a la casa de mis padres me gusta ir con demasiada ropa por si hay un cambio de planes.

El cuerpo de mi amigo aparece frente a mí.

— ¿Lista para el vuelo a París, nena? —Pregunta Theo. Él está más emocionado que yo. Olvidé que mis papás viven en Francia o tal vez solo trataba de no pensar en ello para no recordar a una persona. Guardo silencio y Theo ladea la cabeza—. ¿No te estás arrepintiendo verdad, rubia? ¿Verdad? ¿Por qué no respondes? —Insiste.

¿Es lo que estoy haciendo?

Creo que no.

Simplemente estoy un poco nerviosa y lo único que quiero es no encontrarme con él. Con ese bastardo infeliz. Mis pensamientos me llevaba al hombre del cual sigo esperando a que me hable: Kenneth.