CAPÍTULO 34. TE QUIERO

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Un Kenneth serio aparece ante mí.Creo que está tratando de ocultar su enojo, pero en sus ojos desprenden un brillo perverso. Cada fibra de mi ser está pidiendo a gritos que me folle aquí mismo. Paso la lengua sobre mis labios eróticamente y Kenneth me observa atentamente a cada movimiento que hago. La invitación está más que clara.

— ¿Ha decidido venir a buscarme personalmente, jefe? —Digo mientras revoloteo las pestañas.

Kenneth sigue viéndome fijamente. Creo que está decidiendo entre llevarme a su oficina o ir a la sala de reuniones como él tiene pensado desde el principio. La verdad es que me importa muy poco en donde estemos o si nos descubre alguien mientras estamos teniendo sexo sobre mi escritorio. Solo le necesito a él.

—Así es, señorita Grove. Creo que ya es tiempo que le demuestre cuál es su puesto aquí y que el que manda soy yo y no usted —responde.

Me toma de la mano llevándome con él. Parece que lleva tanta prisa que debo correr para no terminar tirada en el suelo y estos malditos tacones altos no ayudan en nada.

Dobla en dirección a la derecha y luego a la izquierda. Frente a nosotros se encuentra una puerta doble hecha de madera y mis ojos evalúan todo a mí alrededor. Si mis recuerdos no me fallan creo que me ha traído a la sala de reuniones.

Kenneth gira la perilla y me empuja sin ninguna delicadeza para que entre y luego se gira para cerrar con seguro.

— ¿Señor Evanshen, exactamente para que me trajo aquí? —Le miro divertida.

Claramente sé para lo que nos encontramos en este lugar porque también le deseo tanto que me palpita el coño con urgencia de sentir sus manos, labios o lo que quiera meterme entre las piernas para aliviarme.

—Quítate la ropa, Amunett. No me hagas pedírtelo dos veces —ordena.

Me comienzo a desabotonar la blusa, pero dejo a la mitad el proceso porque necesito provocarlo un poco más.

Quiero que me demuestre que puede ser el hombre que merezco... Uno que no huya al enfrentarme y que me haga sentir que vivo cada instante que estamos en el mismo espacio. Que me deseé tanto que no pueda separarse de mí y en cada momento Kenneth me lo demuestra, pero algunas inseguridades del pasado se quedan tan marcadas en tu alma que son como tatuajes interiores que no se pueden borrar tan fáciles.

—Creo que esto no está bien, señor. ¿Qué va a pensar los trabajadores si se enteran que me lo estoy tirando en la sala de juntas mientras ellos están laborando arduamente? —Comento "indignada".

Coloco los brazos sobre las caderas mientras espero a que me responda.

—Que no le importe lo que los demás digan, señorita Grove. Si llego a escuchar algún rumor sobre eso ten por seguro que yo mismo me voy a encargar del asunto —masculla. Kenneth sigue observándome. Algo me dice que siempre va a ver por mí y que jamás va a hacer algo para perjudicarme—. Desnúdate ahora mismo o te voy arrancar la ropa —gruñe.

Me rio de su orden y sigo desabrochando mi blusa. Después le sigue el pantalón y me quedo en ropa interior ante él.

Kenneth se acerca a mí y me abraza.

— ¿También lo demás? —Musito sin aliento.

Él niega.

¿Hasta cuándo va a seguir afectándome de esta manera Kenneth?

—Te ves tan sensual y hermosa, cielo. Estoy tentado en pedirte que siempre vengas a trabajar de esta manera para que pueda tocarte, pero también otros hombres pueden ver lo que me pertenece y eso me hace ponerme de mal humor —dice entre dientes. Su aliento hace estremecerme y una corriente eléctrica me recorre desde la cabeza a la planta de los pies. Se retira unos cuantos pasos y me tiende el brazo—. Dame la mano.

DOMINANTE SEDUCCIÓN ||AMOS OSCUROS #1||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora