DOMINANTE SEDUCCIÓN ||AMOS OSCUROS #1||

CAPÍTULO 38. PROPUESTA DE MATRIMONIO

Las imágenes de la noche anterior son confusas y el dolor de cabeza es cada vez más insoportable.

¡Mierda! ¡¿Qué demonios había hecho ayer?!

Vuelvo a repasar al hombre a mis espaldas y vuelvo a maldecir una vez más.

—Carajo —susurro.

La he jodido y aún no puedo recordar que es lo que hice.

¿Cómo es que está Kenneth dormido conmigo? ¿Qué he dicho anoche? ¿Le dije algo que pone en peligro mi orgullo?

Las preguntas siguen rondando mí ya confundida mente. Tomo uno de sus brazos para desenredarlo de mi cintura. La cabeza me martillea horrible. ¿Cuándo voy a dejar de beber tanto?

Él abre lentamente los ojos y me sonríe somnoliento.

—Buenos días, pastelito —dice entre broma.

Otra maldición sale de mi boca.

—Mierda —susurro.

El mundo se me viene abajo.

Los ojos que deben ser grises son esmeraldas.

¡He dormido con Iván!

Salgo disparada de la cama para huir al baño. Necesito poner la mayor distancia entre aquel hombre y yo. Una vez en el baño me desplomo sobre la pared. Tengo ganas de pegarme contra el frío azulejo una y otra vez al ser tan idiota.

—Eres una estúpida —me regaño. Llevo mis dos manos a mis ojos. ¡Oh Dios!—. ¿Qué hiciste, Amunett? —Sigo recriminándome.

Las náuseas trepan por mi garganta. Me arrastro para llegar al escusado y expulso los restos de alcohol que ha quedado en mi sistema.

Unos leves golpes en la puerta me hacen sobresaltarme.

— ¿Estás bien, Amunett? —Pregunta Iván preocupado.

¡¿Qué si estoy bien?! ¡Claro que no lo estoy!

No solo he engañado a Kenneth con su hermano sino que también he traicionado la amistad que tengo con Annie. Las ganas de vomitar regresan a mí y las lágrimas empañan mis ojos.

Acabo de repetir lo que hace tiempo atrás ha marcado la vida de Kenneth e Iván... La traición de la ex novia de Kenneth.

La puerta es golpeada nuevamente y mi temperamento sale a la luz.

— ¡Lárgate, Iván! ¡No quiero verte! —grito enfurecida.

Enjuago las lágrimas de mis ojos.

Ya no puedo hacer nada por remediar mi pecado, pero si puedo tratar de no dañar el presente del único hombre que me ama. Levanto mi cabeza del retrete y tomo un cepillo dental junto la pasta para quitar el mal aliento.

Una discusión se escucha en la habitación. Al parecer no me encuentro sola con Iván. Me pego a la puerta para escuchar mejor la conversación.

— ¡Que mierda te pasa, hermano! —grita severo Kenneth.

Está muy molesto.

Siento un gran alivio el saber que posiblemente no ha pasado nada entre nosotros.

—Es una estúpida broma, Kenneth —replica su hermano. Frunzo el ceño ante la respuesta. ¿Cuándo va a entender que las bromas que hace pueden atraer más problemas? Si Kenneth no le asesina lo hago yo—. ¿Cuándo vas a dejar a un lado tu amargura? Déjame decirte que la vida es demasiado corta como para no divertirte —le dice.

Por más de que no estoy de acuerdo con Iván en muchas cosas en esto tiene razón. Suspiro y alejo los malos pensamientos. Tomo una de las toallas que cuelgan del aro metálico y la envuelvo sobre mi cuerpo. Al abrir la puerta, dos pares de ojos se vuelven en mi dirección.