CAPÍTULO 22. EL PODER DEL AMO

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Las habitaciones están a pocos pasos de nosotros. Si Kenneth cree que voy a jugar en su mazmorra personal en donde tiene una mayor ventaja sobre mí está totalmente equivocado.

Meto la mano a una bolsa de mi pantalón con lentitud para extraer mi propia tarjeta mientras seguimos caminando y al pasar por la puerta correcta no dudo en deslizarla. La mazmorra se abre inmediatamente para nosotros.

—Entra —le ordeno. Kenneth no lo duda y lo hace. Sus ojos grises me ven con una intensidad que me quema el cuerpo y alma. Cada vez estoy más al borde de lanzarme a ese precipicio perverso que tiene por nombre Kenneth Evanshen. ¿Cuándo será el día que deje de sentirme así cuando él me mire? Creo que nunca voy a poder librarme de su hechizo y tampoco deseo hacerlo—. ¿Quieres jugar, no? Pues lo vamos a hacer y sabrás que no es bueno desafiar a tú Mistress.

Kenneth parece no escuchar mis palabras.

—De rodillas. Ahora —demanda. Ya no está enojado, pero su mirada expresa llamaradas de lujuria y perversión que me hace tragar saliva para refrescar mi seca boca—. Desnúdate, Amunett. —Sigue impartiéndome sus órdenes.

Coloco mis manos sobre mis caderas adoptando una postura altiva.

— ¿No te queda claro que soy la que da las ordenes aquí, Evanshen? —Le desafío. A Kenneth le pone muy caliente que lo rete de cualquier manera. Creo que es la primera vez que una mujer le desobedece en lo que ordena y le encanta o al menos le excita que lo haga. Tal vez sea porque soy quien lo hace. Por supuesto que también me encanta desafiarlo cada vez que puedo—. Mi cuarto, mis reglas. Cuanto antes te desnudes podemos iniciar con esto —establezco con claridad.

No voy a ceder ahora. Solo tuve la oportunidad de tenerlo bajo mi dominio una vez y él prácticamente me sedujo para terminar atada y esposada a la cama. Esta vez será diferente. Voy a mantener mi postura aunque me seduzca. Tengo que resistir y sé que puedo vencerlo en este juego.

Me reta y acepto el desafío.

—No importa en qué habitación estemos. Voy a azotarte hasta que te corras a mi placer, Cielo —amenaza.

No es que no cumpla con su advertencia. Hasta puedo decir que me gusta que lo haga, pero si alguien de los dos va a ser castigado en esta ocasión no voy a ser yo.

Kenneth desprende un aura sexual tan intensa que con solo verle me excita más que cualquier otro sumiso que he tenido en mi rol de dómina. Lo he dicho desde que nos hemos conocido y en cada uno de nuestros encuentros.

«Nuestra atracción va más allá de lo común. Es como si estuviéramos esperando toda la vida para encontrarnos y descargar la pasión que guardábamos en nuestro interior»

Este hombre me lleva más allá de mis límites y me hace desear satisfacerlo en cada uno de sus premios o castigos que tiene como mi Amo. Estoy completamente a merced de este hombre y esos sentimientos traen devuelta esos demonios pasados que no puedo olvidar. Que no quiero olvidar porque me recuerda que confiar a ciegas en una persona es darle todo el poder para dañarte.

Me hice una promesa y no pienso quebrantarla por nadie. Ni siquiera por Kenneth que ha prometido nunca hacer algo que pueda hacerme daño.

—Deja de jugar conmigo, cielo. No has visto ni una pequeña parte de lo que puedo llegar a ser como Amo —me advierte.

Cualquier hombre siempre saca a relucir sus mejores acciones y eso me causa risa, pero Kenneth nunca hace ese tipo de comentarios y sé que dice la verdad. Aun así sigo desafiándolo.

Deseas que te ate y te ponga el culo rojo para que después te folle como un animal, ¿no es así, Amunett?, me digo con un tono pervertido a mí misma.

DOMINANTE SEDUCCIÓN ||AMOS OSCUROS #1||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora