CAPÍTULO 19. QUE LOS JUEGOS COMIENCEN

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Estoy totalmente consciente del tremendo bulto en los pantalones de Kenneth. Él también está muy excitado. Estoy lista para devolver el favor porque ese orgasmo fue increíble.

—No hace falta que lo hagas, Amunett —dice.

Parece que puede leer mi mente. Hago un mohín porque me está negando tener mi festín favorito.

— ¿Y si deseo hacerlo? ¿Me lo vas a prohibir? —No es una petición más bien es una orden. Si quiero que sea equitativo los dos debemos complacer al otro—. Recuerda el contrato. Estamos en una habitación. Puedo hacer lo que quiera y lo que me plazca —increpo.

—Eso lo tengo muy bien claro, pero, ¿recuerdas que hay personas afuera esperando por los dos? —Suelta de repente.

Mis ojos se abren al escuchar sus palabras. Parece estarse divirtiendo a mi costa.

Lo he olvidado.

Para este momento ya hicieron sus propias conclusiones nuestros invitados y la verdad es que no me importa nada cuando Kenneth está en la misma habitación conmigo. Todo desaparece a mí alrededor y no pienso en nada más que estar con él dominándome o haciéndolo yo. Lo deseo más que a ningún otro hombre y eso no sucede con frecuencia. Los Grove somos muy selectivos a la hora de elegir con quien compartimos nuestra cama y sobre todo nuestra vida.

—Bien, pero no la tienes tan fácil de escapar de mí. Voy a devorarte como tú lo hiciste conmigo —le amenazo.

Relamo mis labios disfrutando de ver como Kenneth me observa con intensidad y deduzco que él está replanteando las cosas. Suelta un leve gruñido y le guiño el ojo coqueta al ver como da resultado mi juego.

—Créeme que estoy deseando poner mi polla en esa boquita tan sensual que tienes. Así como también quiero estar dentro de ti y hacerte mía, cariño. —Es un pervertido, pero él es solo mío y cuanto me alegro por eso.

Me visto rápidamente para ir con mis amigos y al salir de la habitación todos nos observan con complicidad. Quise que ellos desaparecieran para no tener que enfrentar aquellas miradas o simplemente debo tratar de ignorarlos como siempre hago. Creo que voy a hacer la segunda opción porque ahora no quiero empezar a cabrearme por los tontos comentarios de Iván.

— ¡Les dije que estos dos estaban follando! —Dijo Theo, cuando aparecemos—. Ahora cumplan con la parte de la apuesta, perdedores. —Estira la mano para recibir su premio.

¿Apuesta? ¿Qué es lo que apostaron?¿Quién habrá perdido?

—Gracias por hacer que pierda veinte dólares, Amunett —me reclama Iván. Toma la cartera de su bolsillo y saca el dinero para entregárselo a mi amigo. Él los toma y los guarda en el bolsillo trasero de su vaquero—. Confiaba más en tu autocontrol que el de mi hermano, rubia. Ahora he perdido totalmente la confianza en ti y mi dinero también —se queja.

No sé si reírme o molerlo a golpes por semejante estupidez. Me siento en el sillón donde esta Ian. Él no hace ningún comentario sobre lo sucedido y tampoco hace falta que lo diga porque en su rostro se nota la diversión. Ian también se imagina lo que ha sucedido en el cuarto entre Kenneth y yo. No hay que ser tan inteligentes para ver eso.

—Un buen polvo, ¿eh? —bromea. Tengo tanta vergüenza que me ruborizo con sus palabras y eso que no soy de las mujeres que le incomoda hablar de sexo con las personas—. Más le vale que te cuide o va a sufrir gravemente, nena. No pude hacer nada en contra del idiota de mi hermano porque no me lo permitiste, pero en su contra sí que pudo hacerlo —habla por lo bajo.

Su amenaza me hace sentirme a tranquila y le digo con los labios la palabra gracias. Ian asiente y pone su atención sobre la pantalla.

La película que ha elegido es el Príncipe de Persia y es una de mis películas favoritas. Claro después de The Maze Runner.

DOMINANTE SEDUCCIÓN ||AMOS OSCUROS #1||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora