DOMINANTE SEDUCCIÓN ||AMOS OSCUROS #1||

CAPÍTULO 16. SOCIOS

Ian me suelta. Kenneth es un hombre que a simple vista desprende un aura de peligro. Nunca he conocido de él esa faceta a ciencia cierta y tampoco la quiero ver. Sé de muy buena fuente que ese lado lo muestra ante sus socios o los posibles rivales a los que se enfrenta.

— ¿Qué haces aquí Kenneth? —Cuestiono. Estoy bastante sorprendida. Pensé que iba a pasar la navidad con su familia, pero una vez más he descubierto que sus acciones son tan lejanas a lo que creo. Además me alegro que este aquí conmigo en una fecha tan importante—. ¿No debe estar en New York con su familia, señor Evanshen?

Kenneth camina llegando a donde estamos. Aun esta cabreado.

—Es lo que tenía en mente, pero en vista que mi hermano a viajado a París para convivir con su familia he decido hacerlo también, señorita Grove. —Sus inquisidores ojos grises no dejan de ver a Ian. Me gustaría saber que pasa por sus pensamientos en estos momentos. Repasa a Ian como si no vale nada ante su presencia y vuelve a mirarme—. Pero al parecer no soy bienvenido a esta celebración.

¿Cómo puede pensar eso?

Él siempre es bien recibido en mi hogar. Kenneth quita su atención sobre mí y la pone nuevamente en Ian y este no se deja intimidar por mi jefe. Ambos se retan. Al parecer ninguno va sucumbir ante el otro.

¿Por qué tengo que rodearme de hombres posesivos y dominantes?

Tal vez porque tú también eres una mujer posesiva con las personas que consideras amigas o algo más, me respondo mentalmente.

Atraes lo que eres, eso dice mi madre.

No necesito este tipo de escenas en mi vida. Bastante mierda he tenido hoy para que estos dos inicien una pelea. Tal vez lo que haga puede hacer enojar a Evanshen, pero en estos momentos lo único que importa es que él y yo hablemos de lo que puede pasar entre nosotros.

Tomo una bocanada de aire y la suelto. Desvío mi atención en el hombre que puede tener un poco más de autocontrol por ahora porque no está cegado por la ira.

—Ian, ¿puedes dejarme a solas con Kenneth? Necesito hablar con él —le pido.

—Si me necesitas háblame y vengo en seguida. ¿Entendido? —Sugiere.

Kenneth me interrumpe antes de que pueda responderle.

—No lo va a hacer. Así que ya te puedes largar —demanda Kenneth.

¿Por qué los hombres son tan primitivos cuándo se trata de sus egos?

Ya le he demostrado a Kenneth que mientras más me desafíe voy a contraatacar sus palabras y voy a hacer lo que me venga en gana.

¿Es que acaso ellos creen que pueden venir a mi casa para hacer una estúpida competencia de quien tiene más derecho sobre mí sin que decida a quien debo obedecer?

No lo voy a permitir.

—Yo te hablo de ser necesario, Ian. Ahora déjame a solas —respondo, desafiando a Kenneth.

Este asiente y se va del lugar.

Encaro al idiota y prepotente hombre que tengo delante de mí para reñirle su comportamiento. Un día de estos vamos a terminar por matarnos porque ninguno de los dos va dejarse del otro.

Coloco las manos sobre mis caderas.

— ¿Qué diablos te sucede, Kenneth? —Le reclamo. Puedo soportar que se comporte como un gilipollas en la intimidad, pero estoy jodida si le dejo que tome control sobre mi vida fuera del trabajo o intimidad—. Y lo que me interesa saber es, ¿quién carajos te da el permiso para meterte en torno a las decisiones que elijo o a quien debo hablarle? —mascullo.