Capítulo 10: "Explicaciones y decisiones"

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Capítulo 10: "Explicaciones y decisiones"




—Exactamente, así es. Permíteme presentarme, soy Natalia, mas conocida como la 'Reina Sissy'. Soy una mujer que dedica su vida a transformar hombres que fracasaron como tal, para convertirlos en las perfectas 'sissys'. ¿Lo mejor de todo? Todo esto siempre lo hago gratis, no me gusta lucrar con estas cosas. —comentó ella mostrándose completamente segura de sí misma ante el novio de su aprendiz. Natalia adoptó una pose con sus manos cerradas en un puño, y apoyadas en su cintura, sus piernas estaban firmes y rectas, y los ojos no tenían problemas en mirar al rostro del médico. En seguida supo Gabriel que ella era alguien muy enérgica y llena de iniciativa.

—Entiendo...creo que entiendo. Pues, yo soy Gabriel, el novio de él, y quien le hizo interesarse en ser una 'sissy'. ¿Cómo es eso de que esto es gratis? ¿No hay que pagar absolutamente nada? Me parece algo un poquito raro. —El hombre de barba estaba enormemente dudoso con respecto a que todo ese servicio fuera gratis. No confiaba mucho en eso, para él, debía haber algo por detrás, una letra chica presente en algún lado. ¿Pero donde? Eso es lo que intentaba averiguar.

—Es verdad, lo hace de favor, a cambio, tan solo busca que la recomendemos ante nuevas aprendices de 'sissys'. Creo que podríamos darle una oportunidad, al parecer esto es algo complejo, por lo que nos vendría bien que nos ayude con esto alguien que sabe mucho. —Thiago, se puso de pie y caminó hasta donde estaba su novio para hablarle sin tener que levantar mucho la voz. Aun mantenía el intenso jadeo a causa de la intensa actividad de entrenamiento que le otorgó Natalia, y aunque deseaba parar a descansar, quiso sumarse a la conversación para intentar convencer a Gabriel de que eso era una buena idea.

—Entiendo a que te refieres, pero no la conocemos bien, no hay forma de saber si tiene buenas intenciones o no, por lo tanto tal vez sea mejor dejar que se fuera por ahora. Natalia, te invito a retirarte. —La 'Reina Sissy' agachó su cabeza al escuchar lo que Gabriel había dicho. En parte tenía razón, ella era una desconocida, después de todo, no había forma de saber que planeaba hacer, por lo que él tenía toda la razón en dudar de ella. Por otra parte, ella sabía que sus intenciones eran buenas, pero aunque explicara una y otra vez, no lograría convencer al médico de lo que ella hacía. Gabriel siempre fué alguien muy testarudo, justo en ese momento, ser así, estaba generando un mar de sentimientos encontrados.

—Comprendo, yo recién llego hoy, no hay forma de que sepas si estoy aquí con buenas o malas intenciones, aun así, me gustaría que, aunque sea, nos sentáramos a beber una taza de café para conversar un poco entre los tres, ¿qué me dices? —Natalia no dejaba de mostrar una sonrisa de oreja a oreja que le daba un aire de completa felicidad. El hombre de barba se detuvo a observarla de pies a cabeza. Al igual que Thiago, Gabriel era bisexual, por lo tanto, también le gustaban las mujeres, y la 'Reina Sissy' en particular, tenía todas las cualidades que le gustaban de una mujer, al menos en lo físico. Si esa fantasía que tenía le daba la oportunidad de acercarse a ella, tal vez no sería tan mala idea escuchar que tenía para decir.

—De acuerdo, sentémonos a charlar seriamente, y como adultos que sabemos lo que estamos haciendo, sin juegos, sin bromas y sin nada fuera de lugar, ¿entendido? —El tono de voz con el que el novio de Thiago habló, hizo que Natalia se sintiera un poco intimidada, nunca nadie le había hablado antes de esa manera. No quedaban dudas de que él era alguien muy posesivo con respecto al joven estudiante que era su novio, sino que también era muy sobreprotector de su hogar y sus pertenencias. Debía asegurarse muy bien de que esa mujer no estuviera planificando nada malvado.

Gabriel caminó hasta una cafetera que guardaba en una sobre mesada de la cocina, y la conectó a la corriente a través de su respectivo cable para comenzar con la preparación. En un pequeño mueble al lado del refrigerador, había un frasco con muchos granos de café molidos y listos para prepararse en cualquier cafetera. Este mueble medía, aproximadamente, unos cuarenta centímetros de alto, era totalmente blanco, a excepción de los bordes naranjas, y la única puerta, tenía una manija de hierro pintado de negro. Gracias a ese pequeño tamaño, tenían otro igual colocado encima, aunque en ese guardaban paquetes de fideos secos semolados. Con ese café molido, y agua hervida, el hombre que trabajaba de médico, preparó tres tazas de café para las tres personas presentes en esa casa en ese preciso momento.

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