Capítulo 34: "La última pesadilla."

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Capítulo 34: "La última pesadilla."



—Si, soy yo. ¿Encantada de verme, Natalia? —preguntó Sheila, sonriendo con mucha malicia.


—¿Quién es ella? —curioseó Thiago, quien observaba toda la situación muy nervioso.


—¿Yo? Ja, déjame presentarme. Me conocen como 'Ojo de Halcón', ex líder de un poderoso cartel ya desintegrado. Asesina fugitiva de un ministro de allá, y madrastra de tu amiguita. ¿Ya te sigue interesando saber quién soy?


—¿Madrastra? —El joven estudiante no entendía nada de lo que acababa de oír.


—Ciertamente, ella se casó con mi padre luego de la muerte de mi madre, por lo que inicialmente había reemplazado ese vacío que quedó en mí.


—Qué lindo todo, si, cuanta nostalgia —dijo Sheila sarcásticamente—. Ahora vamos a lo importante. —Desenfundó una pistola y la apuntó contra Natalia.


***


King regresó sobre sus pasos hasta el lugar donde estaba aconteciendo la toma de Catty por rehén de Hakura. Intentaba acercarse para salvarlo, pero cada vez que lo hacía el travesti japonés apoyaba el arma en el cuello o le causaba cortes pequeños que apenas llegaban a quitarle algo de sangre. 


—La próxima vez que alguien se me acerque, lo mataré. Aléjense. —gritó Hakura envuelta en completa furia. 


—¿Qué quieres? Dinos, y te lo cumpliremos, sólo no sigas haciéndole daño a Catty. —exclamó King en un intento de salvar a su amigo.


Desde el interior de la casa de los travestis, Gaby y Anita salieron para ver qué era el causante de semejante escándalo, hasta que vieron toda la situación. Entonces Fabiana también se sumó para intentar calmar la situación.


—Fabiana, tu eres mi amiga, ¿podrías decirme quién manda en esta casa? —pidió el japonés a su amigo argentino.


—Todas lo somos. Una casa es igual a una sociedad empresarial. Una sóla persona no mueve los hilos de todo, son muchas personas las que mueven todo. Luly no es la única que sale a trabajar y conseguir dinero, todas lo hacemos, asi que todas somos igual de dueñas de esta casa. Si a ella le sale cierta actitud de líder, es únicamente porque, al ser la de mayor edad, le sale naturalmente —Fabiana se detuvo y tomó aire—. Te daré una última oportunidad, suelta el cuchillo, abandona esas intenciones codiciosas, y unámonos otra vez por la casa. —En cuanto escuchó eso, unas lágrimas empezaron a derramarse por el rostro de Hakura, quién alejó el arma de Catty y se puso de pie. En cuanto lo hizo, King se acercó corriendo y le asestó un golpe de puño en el rostro que lo dejó desmayado en el suelo.


—¿Era necesario el golpe? —preguntó Gaby. 


—No lo sé, pero por las dudas. Es mejor ser precavidos. —respondió el hombre.


—Llamaré a la policía y a una ambulancia, revisen el estado de Catty. —comentó Anita mientras se dirigía al interior de la casa. Luly corrió hacia su gran amigo, víctima de tan aberrante situación.


—¿Te encuentras bien?


—Sí, estoy bien. Solamente duele un poco algunos cortes. —contestó quien vivía en la misma casa que Natalia. Ocurrió un momento de silencio total, y después, sólo quedó lugar para el llanto y los abrazos. 


Un coche de la policía llegó algunos minutos después, y con él, una ambulancia que atendió a Catty, quien por suerte se encontraba bien y no resultó necesario un traslado. Los oficiales de seguridad, se llevaron detenida a Hakura bajo múltiples cargos, y la paz regresó a quienes habían sufrido en ese momento.


—¿Entramos a beber una cerveza? —preguntó Luly. 


—Hecho. —Todos ingresaron a la casa celebrando que por fin, regresó la calma a sus vidas.


***


—¿Por qué haces esto? Tu cartel ya no existe, no tienes ninguna razón para seguir matando gente y eliminando pruebas. ¿Qué sombras te persiguen? —Natalia seguía parada frente a la pistola que era apuntada directamente hacia ella.


—Tengo mis propios motivos. Personales, más que nada. Quiero cerrar una parte de mi vida. Pasar la página. ¿Comprendes de lo que hablo? 


—Entiendo perfectamente. Lo que no entiendo es, ¿por qué eso implica eliminarme a mí? ¿Qué daño te hice? ¿O es que te quieres quedar con todas las cosas que tengo yo?


—¿Tus cosas? Ja, ¿una casa mugrienta y dos travestis feos? No, querida. Cuando tu padre murió, dejó toda su herencia a sus dos hijas, Susana y tu. Pero a ti te dio lo que yo quiero, y sé que si tu te mueres, todo eso me va a quedar a mí.


—¿Así que todo esto lo haces sólo porque persiguen un fin egoísta? Típico de tí. 


—Así es, querida. Ahora déjame matarte rápido que acabo de fugarme de la policía. —Sheila recargó su arma y la apuntó nuevamente contra Natalia. Sus dedos apretaron suavemente el gatillo.


—¡No! —gritó Thiago colocándose por delante de la trayectoria de la bala, y recibiendo todo el impacto de la misma. Cayó inconsciente y sangrando por el orificio generado, y aunque Sheila intentó disparar su arma una vez más para acertar en la hija del hombre con el que estaba casada, un oficial de policía llegó justo a tiempo y la desarmó. Llevándola detenida una vez más.

 

—¡Thiago, despierta! —La pelirroja se acercó al cuerpo de su 'aprendiz de sissy', pero no reaccionó de ninguna forma. No parecía respirar ni tener pulso. Aparentemente, todo había terminado ahí. 




Continuará...

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