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Después de la agresión varios de mis conocidos se enteraron y mostraron su preocupación. Mi madre se puso un tanto histérica luego de que se enterara de lo que nos paso, para calmarla un poco la fui a visitar junto con mis amigos pues nadie quería dejarme solo. Mi hermano y mi padre me dieron indicaciones sobre como debo defenderme, pues en caso de ser necesario es importante saber dar un buen golpe.

Luego de que saliera del hospital Alberto se había ido con su familia, pidió permiso para poder ausentarse unos días, me aseguro que estaría bien y que no tenía que preocuparme por él, pues solo necesitaba descansar y una vez que le quitaran las puntadas podría seguir su vida normal, cuidándose de pasar nuevamente por alguna situación similar.

Uno de los más preocupados era Marco, si bien le había comentado que saldría a comer con un amigo nunca imagino que unas horas mas tarde Sofy le avisaría que estábamos en el hospital por culpa de unos agresores, quienes actuaban por su estado alcohólico combinado con su homofobia. Al verme me abrazo y me prometió que no me dejaría sin su protección nunca mas y me dio un tierno beso.

Lo ocurrido desafortunadamente era uno de todos los casos que se atienden en el país, por lo que no me aseguraban que dieran con los culpables y la recomendación de los oficiales es que no saliéramos solos y tuviéramos cuidado de lo que ocurría a nuestro alrededor, pues afortunadamente no había sido una situación mas extrema, pero no podían hacer mucho. La sociedad aún no estaba completamente lista para respetar las diversas ideas y maneras de vivir la vida de todas las personas. Una situación que por años a sido alentada por mentes cerradas, grupos religiosos y gente extremista con bandera de conservadores y moralistas, sin darse cuenta de el daño que provocan a otras personas o sin importarles las consecuencias de sus palabras y actos.

La rabia que sentí por ver la impunidad ante estas situaciones se disolvió poco a poco gracias al apoyo a cariño de mis seres amados. La mala experiencia era algo de lo que en diversas ocasiones había leído y escuchado pero ahora al vivirlo en carne propia el sentimiento de frustración era inevitable, no podía sentirme totalmente libre por culpa de unas cuantas personas de la sociedad que actúan sin respetar a los demás. A pesar de todo, también estaba agradecido de que la situación no hubiera terminado en peores circunstancias, yo solo había tenido el susto y las heridas de Alberto eran leves.

Salir a la calle después de una agresión se convierte en una experiencia compleja, descubres miedos que antes no tenías o desconocías su existencia. La preocupación no es solo por tu seguridad y bienestar, el miedo de que le ocurra a alguno de tus seres queridos una experiencia similar se manifiesta, acompañada de diversos pensamientos sobre los posibles desenlaces que pudo haber tenido el encuentro.
Tal vez si todo hubiera sido diferente yo no estaría escribiendo esto, o si el golpe de la botella hubiera sido mas grave o no se hubieran detenido ahora estaría hablando de un velorio o de la terrible experiencia de ver a alguien a quien quieres hospitalizado con un daño irreparable.

Antes de hacer daño a otra persona ya sea por medio de nuestro lenguaje y expresiones o por medio de nuestras acciones debemos de tener empatía y pensar si nos gustaría que alguien nos hiciera lo mismo o si podríamos estar tranquilos si le ocurriera a alguna de las personas que amamos. La sociedad debía de cambiar sus prejuicios y buscar el crecimiento individual de cada persona, no el hacer menos a los demás, en especial a causa de nuestras diferencias. Nadie tiene derecho a juzgar y actuar sobre los demás, debemos respetar y ser tolerantes con las distintas maneras de vivir y pensar sin causar un daño a terceros.

Con lo ocurrido Marco mostraba su lado sobreprotector, poco a poco se preocupaba más en mi bienestar. Al salir la sensación de inseguridad hizo que constantemente viera sobre mi hombro y me volviera mas consciente de mi entorno. Ahora me dejaba directamente en la entrada de la oficina y me esperaba al salir, por seguridad evitamos las muestras de afecto entre los dos cuando estábamos en la calle, no podíamos ser libres en una sociedad que no respetaba la libertad y el amor de los demás. Sabiamos que solo duraría esa precaución en lo que yo volvía a sentirme un poco seguro y me dio gusto que no me presionara para volver a la normalidad.

Axel: El universo te escucha.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora