Desde el primer día.

VI. Quizás...

La noche estaba encantadora. No sabía bien porque todavía estaba despierto, quizás no podía dormir aún.
Sabía que era tarde y que mañana, hoy en realidad, tenía que salir a correr y eso por alguna extraña razón no me preocupó.
Miré mi celular. Eran las 12:03 de la mañana. En algunas horas ya tenía que estar despierto.
  Yo me había ido a bañar y en ese rato, Pete se quedó dormido en el sillón.
Se había puesto solamente los pantalones. Se había dormido sin su remera.
Me encontraba sentado a su lado. Él dormía de una forma tan pacífica, tan tierna... No calculé cuánto tiempo, pero sé que estuve un buen rato mirándolo dormir.
Y lo miraba. Y lo seguía mirando.
¿Cómo podés ser tan perfecto?
Cómo podés tener esa boca, esa nariz, esas mejillas... Cómo podés tener esa carita...
¿Cómo podés amarme a mi, Pete?
Dormía con tanta paz. Subiendo y bajando su pecho al compás de su respiración.
Me sentía tan enamorado que podía conquistar el mundo con tal de verlo así, con esa paz.
Me levanté del suelo. Traté de no hacer ruido. No quería despertarlo, pero tampoco quería que durmiera así.
Busqué una manta y lo tapé.
No quería dejar de mirarlo. Era un angelito caído del cielo. Tan suave y delicado como un cristal.
Me volví a sentar en el suelo. Y recosté mi cabeza en el sillón. Su cara estaba a unos pocos centímetros de la mía, y su respiración yo la podía oír.
--No puedo entender cómo te amo tanto. --Susurré.
  Sentí un calor suave en el estómago.
Y cerré mis ojos.

Me desperté de sobresalto. Estaba algo aturdido. Pete seguía durmiendo, en la misma posición.
Me levanté algo adolorido. Mi cuello estaba algo duro y yo me sentía cansado. No pasé una mala noche pero si dormí en un lugar medio incómodo.
Todo para verlo dormir pensé.
Busqué mi celular. Eran las 5:02.
  Tanteando para encontrar mis zapatillas, oigo un zumbido. Me asusto.
Busco la causa del ruido. Creí que era un bicho. Era un zumbido muy fuerte. Me estaba poniendo nervioso.
Reviso en la mesa. Era el celular de Pete.
No iba a tocarlo, por supuesto. Pero tampoco quería levantarlo. Era muy temprano.
Dejé que vibrara hasta que pare. No le di importancia. Seguramente cuando él se levante, va a ver quién es y que necesitaba. No era mi asunto ese.
Me puse las zapatillas. Y me fui al baño a lavarme la cara.
Salí de inmediato porque el zumbido no cesaba.
Pensé dos veces para atender el celular, no quería hacerlo, pero tampoco quería apagarlo...
Bueno, si se enoja conmigo lo.voy a entender, pero no quiero que se despierte todavía...
Y atendí.
--Hola, ¿Pete?
Era una voz de mujer.
--N...No soy...
--¡Pete! ¿Qué haces despierto tan temprano? Oh claro si fui yo la que llamé... Bueno, ¿Estás ocupado? ¿Quieres que desayunemos juntos? Tu mamá me dijo que ya estás de vacaciones... Y quería saber si querías desayunar conmigo...
Esa voz...
Hablaba muy rápido. No podía responder a sus preguntas...
--¿Quién es? --pude llegar a decir cuando se calló por dos segundos.
--DaLi, Pete. ¿No me reconoces? ¡Tu voz está ronca! Seguramente es porque recién te despiertas...
DaLi...

--Pete, te habla DaLi. --le digo
Pete se despierta somnoliento y atiende su teléfono con los ojos cerrados.
--¿Si?
Ni se había percatado lo que le dije. Ni que era ella ni que era yo el que le pasaba el teléfono.
Y le habló durante un rato. Pete solo decía "mmm" y estaba en un estado de trance sonámbulo.
Cortó la llamada a los 3 minutos. Y siguió durmiendo. Yo no entendía por qué estaba tan cansado.
Y recordé por qué lo estaba.
Me sonrojé.

Y un calor subió por mi pecho. Mi corazón latía muy deprisa. No entendía que pasaba.
 
Me comenzaban a temblar las manos de una manera incontrolable. Era como si de verdad me estuviese pasando algo. Me estaba asustando porque miraba mis manos y ellas temblaban conmigo.
Sentí mucho calor, muchísimo calor.
Me quité la camiseta. Estaba muy sudado. Y me había bañado hace unas horas.
Miré a todos lados. Me sentía realmente raro.
Y un pensamiento malo vino a mi cabeza.
Lo ví a Pete sin remera. Y mi corazón comenzó a acelerar. ¿Qué pasaba?
Me miró abajo. Tenía una erección muy fuerte.
Todo se volvía intenso e indescriptible.
Mi corazón latía tan rápido que me dolía.