XXII. Incomodado ante su respuesta.

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Esos dos días en la playa fueron sanadores. Nunca pensé que un viaje tan corto sería tan maravilloso.
Pete estaba nervioso durante todo el trayecto de vuelta a casa. El padre y Alvin le hablaban, le aconsejaban y encima, le hacían preguntas al respecto.
Respecto a mi, no me gustaba para nada que Pete viera de nuevo a Trump. Yo iba a ir a ese juicio, iba a estar con mi novio. E iba a cuidarlo.

Resulta que Pete se durmió en el regreso como era sabido. Su muñeca aún no sanaba y eso que ya había pasado algún tiempito respecto al hecho. Él estaba contento, podría decirle a su madre que ya podía hablar.
Lo que se me hizo extraño, es como el padre no reaccionó al ver que Pete hablaba. Quizás ellos se manejan de otra forma o quizás sabía que era cuestión de tiempo que Pete recuperara la voz.
Para mi era algo psicólogico. Me atrevería a decir que fue algo debido al trauma de estar en un lugar tan horrible.
Hablando seriamente. No quería saber qué Pete tendría que volver a revivir esa experiencia horrible, pero debía aguantarme y quedarme callado. El padre no sabía aún que yo era el novio de su hijo por lo que aún, no tenía por qué meterme en asuntos familiares.

Llegamos a casa de Pete y la madre se puso muy contenta al oírlo hablar. Cruzaron algunas palabras entre ellos y yo me dirigí a mi casa. Hacía mucho tiempo no veía a mi familia.
El ir y venir de la clínica debido al accidente de Pete me puso la barrera de no ir a visitarlos tan seguido. Pero los extrañaba, y aparte, quería pensar en otra cosa que no sea el juicio.

N'Yim se enojó conmigo un largo rato. Era sabido. Mi pequeña tenía un carácter más podrido que el mío. O quizás el mismo. Había salido igualita a mi.

Cuando llegué, mamá me dijo que cuidara de mi sobrina y eso hice. Aunque me ignoraba. Yo estaba con ella.
--Tío Ae, ¿Dónde está tío Pete? --me preguntó ella. N'Yim estaba jugando con sus juguetes en el suelo mientras yo estaba mirando a cualquier otra parte. Me giré para mirarla y ella vino y me abrazó. Su actitud cambiante no me molestaba en absoluto.
--Él está en su casa, cariño. ¿Por qué? --le respondí. No se me hizo tan extraño su comportamiento hasta que comenzó con sus preguntas raras de pequeña niña curiosa.

--¿Y cuándo vendrá?
--Pronto, supongo, él está un poco ocupado.
--¿Ocupado como tú, tío?
--Algo así --le dije y me reí. La extrañaba tanto.
N'Yim volvió a su mundo de juegos de inmediato. Yo en cambio, no podía pensar en otra cosa que no sea Pete o el juicio. Aunque intentara, dentro de dos días tendría que ver a esa mierda de persona de Trump y todo se volvía muy difícil.
Me perdí en mis pensamientos viendo cómo N'Yim alimentaba imaginariamente a un oso de peluche.

--¡Ae!

Mamá estaba hablándome. Recién capté el mensaje cuando me levantó la voz.
--Má, ¿Qué sucede?
--Ven, te necesito.

--Si, dime
--¿Pasado mañana puedes venir?
La miré interesado. Pasado mañana sería el juicio.
--Estaré algo ocupado ma, ¿Que necesitas?
--Sea lo que sea que hagas, ¿Puedes llevarte a tu sobrina contigo? Necesitamos que pasado mañana la tengas contigo. Vamos a estar ocupados y nadie puede cuidarla.

Sabía que la opción de contratar a una niñera no estaba en sus planes. No dejarían a N'Yim con un o una desconocida. Estaba pensando seriamente en como llevarla al juzgado sin que se enteren. En todo esto, estaba mirando fijamente a mi madre quien esperaba mi respuesta.
Sabía que no tenía opción.
--Lo haré --le dije. --Vendré pasado mañana por ella ¿Si? Esta noche iré al departamento. Tengo que ordenar todo para mudarme a otro, mamá.

Mamá asintió y nos llamó a todos a comer. Si bien ahora tenía el problema del juzgado, debía llevar a mi sobrina a esos lugares.
Quizás ella se lo tomé bien, o quizás se asuste y se quiera ir. Como sea, debía hacerme cargo tanto de Pete como de N'Yim.
La tarde se hizo presente y yo fui en bus hacia mi departamento. Pond estaba ahí con Ai'Ping y me recibieron muy cálidamente.
Yo seguiría viviendo con Pond. No tenía otra opción. Y al parecer, el imbécil consiguió una mejor habitación ubicada en un mejor lugar.
Al fin una buena noticia.
A penas llegue ellos dos me bombardearon de preguntas. Les conté todo, hasta lo del juicio. Estuvimos un largo rato hablando incluso mientras yo guardaba mis cosas y Pond hacia lo mismo.
--Asi que Trump irá a la cárcel --dijo Ping. --Esto es demasiadas cosas para tan poco tiempo, Ai'Ae, debes descansar.
Ai'Ping tenía razón. Viajar tanto estresa mucho, y ahora que ya dentro de poco tiempo comenzaba de nuevo la facultad debía hacerme cargo de mi mismo también. Aunque primero lo primero, que era Pete.

Si bien esos dos días pasaron casi volando, Ae no conseguía estar tranquilo. N'Yim se daba cuenta que no iban a ir al parque, y Pete se daba cuenta también que no iba a ser fácil lo de declarar. ¿Y si perdía? ¿Y si Trump quedaba libre?
¿Lo iría a buscar a él? Esos dos días que parecían una eternidad para pensar, solo se volvieron un reloj de arena a punto de culminar.

Pete:

El abogado de mi familia es latinoamericano. Habla el tailandés perfectamente. No entiendo cómo le hace, puede hablar el tailandés, el inglés, español, japonés y creo que alemán. No entiendo muy bien cómo le hace, pero parece ser muy bueno en lo que se dedica.
El abogado era de Argentina. Me sorprendió bastante que estuviese tan lejos de su país para un caso así. También era muy amable y me explicaba como hacer las cosas de una manera pausada y prolija para que yo lo entendiera.
Su nombre era Sam. Bueno, él se presentó como Sam. No le pregunté tampoco si ese era su nombre completo. Aparte no estoy muy seguro de cómo tratar con un abogado.
Su cara era muy distinta a lo que yo estaba acostumbrado a ver. Llamaba mucho la atención sus rasgos, y aparte era muy joven.
Qué suerte que sea tan bueno en lo que hace para dedicarse a casos en lugares tan lejanos.
Todos estos pensamientos fueron descartados cuando ví ingresar a Ae por la puerta principal.
Mi padre, Alvin y mi madre, que estaban conmigo, lo saludaron cálidamente.
Sam le pasó la mano a todos. Él no estaba acostumbrado a Tailandia ni al saludo típico de aquí. Él era muy amoroso en todo sentido, y eso no parecía incomodar a nadie.

Excepto a una personita que a penas llegó, de la mano con su sobrina, que lo miró de arriba a abajo. No de mala manera. Lo analizó, pero no dejó de saludarlo cálidamente.
--Hola, soy Ae. --le saludó a Sam. N'Yim se abalanzó a mis brazos a penas me vió.
--Hola, a todos --nos saludó Ae y N'Yim. Yo la estaba cargando.
Mamá se acercó a ella y pareció agradarle bastante porque enseguida se puso a hablar con ella y querer jugar.
Ae seguía un poco incómodo.
Y yo, nervioso.

--Iremos adentro cariño, te esperaremos allá. Alvin, ¿Quieres venir conmigo? --dijo mamá. Alvin se fue con ella. Todos amaban estar con mi madre.
Ae quiso seguirla pero yo disimuladamente tomé su brazo para que se quedara conmigo. Mi padre no notó esto, porque sonó su celular. Se fue a atenderlo lejos de nosotros, por lo que quedamos solamente los tres.
Sam tenía muchos papeles en la mano y su portafolio. Estaba vestido elegantemente. Él nos miró a mí y a Ae un segundo.

--Bien Pete, creo que ya estás listo --me dijo Sam cuando me hizo un par de preguntas respecto al caso. Todavía faltaba una hora. Ae miraba a todos lados sin entender nada.
Y sé que también estaba preocupado porque su sobrina esté allí. Es decir, tenía la cabeza en cualquier lado.

--P'Sam --le llamé.
Sam me miró después de acomodar sus papeles. Sus ojos eran muy verdes.
--¿Estas muy nervioso? ¡Todo va a estar bien, vas a ver! --me respondió él. Y me tocó el hombro.
Ae esto lo incomodaba el doble. Por lo que decidió romper la tensión.
--¿De dónde eres, P'Sam?
--Oh, puedes llamarme solamente Sam. No estoy acostumbrado al P' o Ai o Nong. Así que simplemente no lo uso. --Sam río --Soy de Argentina. Latinoamérica...--Ae parecía no conectar o no concentrarse en lo que Sam le decia--América... Ya...¿Te ubicas?
Sam era una persona sumamente amable.
--Eh si, creo que sí --dijo Ae y rió nerviosamente --¿Qué haces tan lejos de tu hogar?
Sam ahora lo miró fijamente a Ae. El verde intenso de sus ojos podría inquietar a cualquiera.
--En Bangkok se vive mucho mejor. Es decir, es más barato vivir aquí. De todas formas, vivo viajando. Tengo muchos contactos y tengo muchos clientes.
Dicho esto Sam se dió media vuelta y se fue. Quizás a acomodar todos esos papeles que tenía en la mano o solamente se fue. Ae lo miró irse y luego me miró a mí.
--Nunca he visto un latinoamericano --me dijo. Su rostro se veía serio --¿Es muy joven, no crees?
Yo asentí.
--Es el abogado de la familia desde que soy muy pequeño --le respondí --Es muy exitoso. Aparte es muy amigo de mi padre. Nunca llegué a conocerlo personalmente. Mi padre siempre me hablaba de él.
Ae tensó la mandíbula. Esa era bastante señal para dejar de hablar del abogado.

Al rato, salió Sam para decirnos que ya comenzaba el juicio. Mi cuerpo tembló salvajemente. Era ahora o nunca.
Miré a Ae y él me sonrió. Yo no estaba solo.
Necesitaba cerrar esta historia de una vez, y para siempre.

















Notita:
Se preguntarán por qué incorporaré un personaje de mi país a mi fic. Bueno, siempre es bueno hacer variedades de nacionalidades. Aparte los argentinos somos muy toquetones y amorosos y eso, bueno, tendremos buen material de los celos de Ae.
Ulalá.
Como sea. No actualicé estos días porque me dolía mucho la cabeza. Pero como ya saben, se viene algo chido. Esperen el próximo capítulo.
Los amo!
Aguante Sam loco no me importa nada ahre

Desde el primer día.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora