XXI. Casi un cuento.

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Estaba decidido.
Hoy iba a saberlo.
Hoy debía salir de ese maldito closet que siempre me encerró.
Ae estaba conmigo, pero esto era algo que debía hacerlo solo. Por mi mismo.
Admito que estoy muy nervioso.
Había dejado de llover y salió el sol como si nunca hubiese llovido. Era extraño el clima aquí, pero papá llegaría pronto y el clima no me importaría para nada al decirle la verdad.
Ae me abrazó un largo rato antes de irse a la playa con Alvin. Un abrazo lleno de amor y de apoyo. Me preguntó cinco veces si estaba seguro de lo que iba a hacer o si necesitaba a que él se quedara.
Debía hacer esto, si quería terminar de una vez con este closet.
 
Di vueltas por la cabaña una y otra vez. Habían pasado 15 minutos exactos que ellos dos partieron para la playa. Era aquí al frente pero debía mantener esta conversación a solas con mi padre.
Traté de estabilizar mi respiración cuando oí estacionar su coche.
Era ahora, ya. Sin preámbulos. Y que sea lo que Dios quiera.

La puerta se abrió. Yo me encontraba en la parte de la cocina. Estaba sentado y mi pierna temblaba por si sola. De algún modo, cuando lo oí entrar, me levanté inmediatamente.
Papá llegó con un par de bolsas en mano y una mirada cálida, tan así, que me hizo retorcer el estómago.

Espero que sepa entender

Él me miró y sonrió. Yo hice lo mismo aunque lo mío fue más como una actuación. Las palabras no salían de mi boca. Parecía haberme quedado mudo otra vez.
Papá dejó las bolsas sobre la mesa y me volvió a mirar, ésta vez, con otros ojos.
Ojos de interés.
Pude hablar. Pude decir una sola palabra.

--Pa...

--Pete --me dijo él.
Todo mi cuerpo vibró.

--Me llamaron del juzgado. Tienes que declarar en contra del chico Trump y del narcotrafiante... Pink.

Todo mi plan, a la basura.
No no no, si no se lo decía ahora, no sé cuándo podría.

--Papá yo...
--No pude hacer nada Pete. Eres el único que puede testificar sobre este caso y de una vez por todas que les den un condena a esas dos basuras.

Se acercó a mí y me rodeó con sus brazos. Como hace mucho tiempo no lo hacía. Ni siquiera recuerdo la última vez que lo hizo. Creo que tenía la edad de Alvin.
Lo miré un segundo, no podría decírselo. Él estaba asustado por todo lo que estaba pasando. Él se estaba encargando de todo acerca de esas dos personas. Pero era por mi que estaban presos, por haberme dañado a mi. Si había una persona en el mundo que debía testificar, ese era yo.
Un escalofrío me recorrió el cuerpo, sabiendo que volvería a verlos a ambos, que volvería a ver sus caras y recordar ese horrible día donde me golpearon y drogaron.
Bajé la mirada pensativo. Hoy no podría decirle que soy gay y quizás me cueste mucho trabajo encontrar un momento nuevamente, pero si mi papá quería que testifique, primero debía hacer lo que me pide.

Un segundo.

En un segundo me dió un shock. Si debo testificar, entonces debía decir la verdad.
TODA la verdad.
Acerca de Trump. ¿Era necesario decir que él es mi ex novio? ¿O no? ¿Cuenta como ex novio? ¿Contó como un novio alguna vez?
Esas preguntas nublaron mi mente y en cuanto acepté ante mi padre para testificar dentro de dos días, necesitaba hablar con mi hermano y con mi novio. Ahora los tenía a ellos y  mi madre. ¿Que debía hacer?

Salí de la cabaña poco después de cruzar palabras con mi padre.
Al fin de cuentas no hizo falta que Ae y yo cocinaramos el almuerzo, pues papá era fanático de la cocina y podría hacerlo él sin problema.
Sigo creyendo que fue una bendición de todos los seres y dioses existentes que fuese Alvin el que nos viera besándonos en vez de mi padre.
Que situación tan incómoda e innecesariamente dramática.
Aunque, casi pillo un resfriado pero por lo menos, soy un poco más libre de ser quién soy con el 90% de mi familia.
Me di cuenta que me perdí en mis pensamientos cuando salí de la cabaña. Me senté en la escalera tratando de asimilar todo lo que acababa de pasar. Quería ir con Alvin y con Ae, que por cierto los veía desde aquí sentados juntos en la arena bajo el sol.
En realidad, ellos estaban en unas sillas playeras mirando al mar. Se veían como dos amigos unidos y eso, lejos de molestarme, me ponía feliz. Quería pensar un poco más todo.
Alvin descubriendo que soy gay y dándome un sermón que me dejó impactado. No pensé que se lo iba a tomar tan bien y qué mal que me siento por haber creído que él gustaba de Ae.

Desde el primer día.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora