Especial Navidad

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Desde que llegó April a mi vida, el día de Navidad se celebra por todo lo alto. Nunca antes lo había celebrado. Un día que siempre ha sido horrible para mí. Cada vez que le preguntaba a mi madre el por qué los demás niños tienen regalo, ella me contestaba que era el día en que los padres les hacían creer a sus hijos que Santa Claus existía; ese hombre vestido de rojo que entrega regalos a los niños y niñas que se han portado bien y, carbón, a aquellos que eran personas malas y horribles como yo.

El primer año, April compró mil y una cosa al enterarse de que no había ningún tipo de decoración en casa. El segundo terminó vistiéndome de árbol de Navidad. Mis hombres no pudieron dejar de reír cada vez que me veían. Había perdido toda mi reputación en segundos y todo por la fantasía y diversión de mi mujer, claro y la niña de mis ojos también estaba metida en todo ese juego divertido. Ella que se sentaba en mi vera y comenzaba a cantar villancicos que solo entendía ella. April no dejaba la cámara, inmortalizando cada momento. Y ahora, mis hombres, me recuerdan esa noche, burlándose sobre el nuevo vestido que me tendrá preparado para esta Navidad. Lo que no saben es que yo también vengo preparado... La venganza se sirve en plato frío.
—¿De qué te estás riendo?
—De nada...
—Tu sonrisa te delata.
Me abraza por la espalda y me da un pequeño beso en la mejilla. Apoya su cabeza en mi hombro y respira tranquila y feliz. Siento como late su corazón y me encanta. La rodeo con mi brazo y termino sentándola en mis piernas. La beso y nos vamos dejando llevar hasta que alguien se echa directamente al medio de los dos, queriendo recibir ella los besos.
—A mí —dice sonriendo como una diablilla, pero que a vista de todos es la mar de dulce.
—¿A ti?
La miro enarcando una ceja. Baja rápidamente y April se aparta dejando comienzo el juego. La persigo por el salón, dejándola correr por él hasta que la agarro y comienzo a echarla hacia arriba. No deja de reír y de gritar, sobre todo cuando comienzo a hacerle cosquillas y ella llora hasta cansarse.
—Ya, ya —dice entre carcajadas—, mua, mua.

Le doy besos juguetones por toda la cara y luego la dejo que vaya a jugar delante de la chimenea

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Le doy besos juguetones por toda la cara y luego la dejo que vaya a jugar delante de la chimenea. No deja de mirar el árbol, que ella misma nos ayudó a montar. Esta ilusionada y emocionada y, siendo sincero, ojalá yo me hubiera sentido así cuando era un niño. Me arrebató la infancia, la mató como mataron a mi padre. Me convirtió en un hombre antes de hora. Soy feliz de ver que no soy el monstruo que era mi madre y que April no me ha hecho débil, sino más fuerte y más persona. Una persona que ha aprendido a amar, a saber, lo que es el miedo a perder a la mujer que amas y también a esa pequeñaja que me ha robado el corazón. A día de hoy, me he visto con la obligación de poner mucha más vigilancia, no porque nos hayan amenazado o quieran apoderarse de mi fortuna —que esto último, a veces, suele pasar—, sino porque no quiero que les pasa nada. Ellas son mi vida.


La mañana pasa rápido y avanzada la tarde comienza a sonar el timbre. No sé quién es y mando a uno de mis hombres a ir, cuando April sale disparada a la puerta.
¿Qué sabe ella que yo no? Miro impaciente su llegada con la misma cara de póker que Natalie. Nos cruzamos de brazos hasta ver a James y su nieto Robert.
Natalie sale corriendo hacia James y le da un abrazo. Éste la arropa con sus brazos y yo hago lo mismo con su nieto. Robert tiene la suerte de tenerle. Él, como yo, perdimos a nuestro padre de maneras distintas. Le entiendo y una conexión hay entre ambos. Tengo la necesidad de protegerle cuando su abuelo no está o de aconsejarle como un "padre", aunque no tengamos la misma sangre.
April me sonríe y le respondo la sonrisa. Les hago pasar y se acomodan como su casa mientras ayudo a preparar todas las cosas. Ella se emperra en querer hacerlo, independientemente de que tengamos cocinera. Le hemos dado estos días libres para que disfrute de su familia. James, cabezota, nos ayuda mientras los más jóvenes juegan. Robert le está enseñando a jugar al ajedrez, pero Natalie todavía es muy pequeña.
—Nos sorprendió la llamada de tu esposa, aunque me alegro de que lo haya hecho, así el tontolaba este no está con esa víbora...
—Tampoco me cae bien, pero dale tiempo, es joven.
—Y cegato —dice refunfuñando—. No quiere ver más... Y esa es muy mala. Lo sé, no me hace falta conocerla. No es digna de él, ni ella ni su asquerosa familia. Pero bueno, no vamos a hablar ahora de eso. Le he traído un regalo a la pequeña que traerá expresamente Santa Claus.
—No hacía falta —dice April, abrazándole y dándole las gracias por el detalle—. Seguro que le encanta.

Nosotros seguimos preparando la mesa mientras ella se va a la cocina a poner los platos de los entrantes, que ayudamos a sacar una vez nos avisa.
—Tu padre estaría orgulloso de la pequeña familia que has formado.
—Es lo más grande que tengo. Además, es grande, que tú la haces sumar años.
—Serás...
Nos entrelazamos en una pequeña y divertida pelea. Se mantiene bien para tener su edad. Siempre lo he admirado y, en muchas ocasiones, fue un padre para mí. Hubo un tiempo en que nos distanciamos por cuestiones de trabajo, pero nada detuvo que nuestra amistad termine en familia.
—Sois peores que los niños. Vamos, ayudadme.

Lo colocamos todo en su sitio y llamamos a los dos juguetones que vengan a cenar. Es una velada llena de risas, diferente a las demás.
Estoy viviendo lo que mi madre nunca quiso vivir. Recuerdo a mi padre e imagino inconsciente como serían nuestras navidades antes de que lo mataran. Nunca vi fotos, ni tengo la suerte de recordar. Mi corazón comienza a galopar sin permiso e intento tranquilizarme sin que la observadora de mi mujer se dé cuenta.
Natalie está nerviosa, así que me centro en ella para olvidarme de mi pasado.

Alrededor de la lumbre, James nos cuenta la historia de Santa Claus y del porqué de las navidades. Robert, aun habiéndolas escuchado tantas veces, sigue atento a cada detalle. Natalie fantasea con cada palabra y yo aprovecho para entregarle mi venganza a mis hombres. Se niegan, por supuesto, pero ya saben qué hacer.
Al rato de sentarme con los demás, oímos un ruido en el jardín. James y yo nos miramos cómplices. Las luces se apagan. Robert aplaudo y grita. Natalie se aferra a mí y busca la razón del apagón y del ruido, hasta que ve a un hombre completamente vestido de rojo con un gran saco. Y detrás a tres elfos lo más sexys. No puedo evitar fotografiarles cuando dan la luz de nuevo. Si ya lo dicen el que ríe el último, ríe mejor.

Santa le entrega todos los regalos a Natalie y ésta, emocionada, comienza a romper el papel de regalo. Está tan excitada que no consigue romperlo, por lo que pide ayuda. April la ayuda y nada más ver lo que le han traído comienza a gritar que era lo que ella quería. Abraza y besa a Santa Claus efusiva, para luego removerse en sus brazos queriendo ir a sus regalos. No termina de creérselo. Se deja caer al suelo y los agarra, poniéndoselo todo a su alrededor, indecisa de saber con qué jugar.

—¿Quién es Matt?

Natalie levanta la cabeza y me señala. Sorprendido me acerco a él y cojo el regalo que me tiende.

—Papá, abrazo.

Se acerca y los dos le abrazamos.

Vuelvo a mi asiento y lo desenvuelvo. Miro a April que lo mira igual de curiosa que yo, por lo que mi último sospechoso es James que sonríe ampliamente.

—Vamos chicos, juguemos.

Se deja caer al suelo, al lado de Natalie y Robert y comienza a jugar con ellos. Todos juegos curiosos e interesantes. No me extraña viniendo de él. El rey de los misterios.

Levanto la caja y saco el álbum que hay dentro de ella. Comienzo a mirarlo y un sentimiento amargo pero dulce removiéndome entero. Me ausento yendo al jardín, respirando un poco de aire puro. En estos años no me había pasado. Todo era normal, cenábamos, jugábamos... Sin embargo, hoy, entre los invitados que no esperaba y la sorpresa del álbum no he podido evitar derrumbarme.

Siento las lágrimas caer y mi corazón latir veloz, siento tristeza y añoranza, siento amor cuando sus brazos me rodean y besan mi pecho.

—Nunca había visto esas fotos...

—Tu padre te quería mucho y estaría orgulloso de ti, de todo lo que has conseguido y de cómo eres. Un gran esposo y un padre espectacular.

Limpia mis mejillas y vuelve a abrazarme. James se asoma por el ventanal y me sonríe. Asiento y sonrío.

—Gracias.

Le digo solamente moviendo los labios. Éste sonríe todavía más y vuelve a donde estaba, mientras que mi esposa y yo, seguimos abrazamos, compartiendo este momento, este sentimiento, esta vida.

"Familia son las personas que están en tu vida y que te quieren en la suya

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"Familia son las personas que están en tu vida y que te quieren en la suya. Son aquellos que te aceptan por quien eres. Aquellos que harían por cualquier cosa por verte sonreír y que te aman sin importar nada".


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A todos nuestros seguidores, a todos nuestros lectores y a cualquier persona que pase por nuestro perfil y obras, desearle una Feliz Navidad y próspero año nuevo. Esperamos que vuestros deseos se hagan realidad y seais muy felices.

¡Os queremos mucho!  <3

P.D.: Nos hemos hecho instagram de #Stelladorato y nos encantaría que nos siguieseís. Nos haría muchísima ilusión <3 Para nosotras es una manera de acercarnos a vosotros, de intercanviar visiones del mundo, de veros y sentiros más cerca. ¡Nos vemos por allí!

Eres mi obsesión [Saga Eres]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora