Capítulo 19: Te quiero, ángel

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April Stone

—Brad... Brad, ¿eres tú? —Le observo de arriba abajo... no puede ser... él... él...

—Te lo explicaré al llegar a casa. Vámonos April. —No es una petición, es una orden y no voy a cumplir ni una puta orden más; estoy cansada de que hagan de mí lo que quieran. Quiero explicaciones y las quiero ¡ya! Me suelto de su agarre y camino hacia el lado contrario, pero me vuelve a agarrar. Pataleo como una niña pequeña hasta que me quedo tiesa al escuchar un tiro en la habitación en la que estaba Liam y Matt... él está allí. Quiero hablar con él, lo necesito—. Por favor, te explico todo pacientemente en casa.

—Quiero hablar con Matt, ¡déjame!

—¡No! —Me aprieta fuerte contra él y me lleva hasta su coche. Nada más dejarme en el suelo, comienzo a correr hacia la casa, pero me vuelve a interceptar. ¡Le voy a matar si no me deja!—. April o te comportas o te juro que...

—¡Estoy harta de amenazas! Quiero hablar con Matt, quiero verle, quiero que me cuente la verdad...

—Sube al coche. N0 te lo voy a repetir más veces, por favor, April, confía en mí. —A regañadientes entro al coche y me asiento de copiloto. Observo la casa, esperando ver a Matt y sus hombres salir de allí mientras nos vamos, pero no. No veo a nadie—. Sé que es una situación complicada, pero... es lo mejor.

—Mejor para ti... —Resoplo indignada y él se me queda mirando con el ceño fruncido—. ¿Thalía lo sabe?

—No.

—Vaya, así que ocultando tu verdadera identidad... que sentimientos más falsos...

Respira profundo un par de veces antes de contestarme. Aprieta las manos en el volante y se retira de la calle, parando delante de unos contenedores. Vaya sitio para parar...

—April, sabes que quiero a Thalía más que a mi propia vida. Solo le he ocultado que estoy trabajando con Matt. No he querido meterla, nunca, en peligro; tú sabes muy bien lo que es estar cerca de él. —Me señala—. No me digas que mis sentimientos son falsos porque no es así. Solo cumplo órdenes de Matt, él quiso que yo fuera el que te rescatara y el que te llevara a casa.

No digo nada, solo apoyo la cabeza en la ventanilla del coche y dejo que Brad me lleve hasta a casa. No me gusta sentirme así. Sé que le he hecho daño con mi comentario, pero me ha jodido mucho no tener una explicación. Es más, la voy a tener quiera él o no. Solo esperaré el momento oportuno.


Llegamos a casa un par de minutos después. Brad abre y los recuerdos comienzan a inundar mi mente. Aquí empezó todo, aquí empezó... ni siquiera sé si decir nuestra historia, porque yo sé lo que yo siento, pero no lo que él ha llegado a sentir. ¿Ha jugado conmigo o me quiere, aunque sea en lo más hondo de su corazón?

—Date una ducha. Luego hablamos.

Y eso hago, relajarme bajo el agua con la cabeza echa un lío y con el corazón en un puño. Necesito verle... ahora soy yo la que estoy obsesionada... Matt no llegas a saber lo mucho que te odio, pero lo mucho que te amo. Todo parece contradecirse en mí.

Salgo de la ducha y me pongo algo cómodo. Antes de salir de la habitación, me quedo mirando el reloj que él me dejó... Lo que me ha pasado es una locura. En el salón me espera mi amigo con cara de agotamiento.

—Ya estoy aquí. —Me asiento a su lado y él me agarra las manos—. ¿Todo bien? —Se queda mirando el móvil por unos segundos y luego me mira y asiente.

—Interceptamos las llamadas de la madre de Matt y teníamos conciencia de todo. Sabíamos que iban a secuestrarte, pero lo que no esperaban era vernos allí después de que Matt les dijera que no le interesabas.

—¿Lo dijo como tapadera?

—Supongo que sí... —Pasa una mano por su pelo deshecho y se queda callado por unos instantes—. El tenía dos objetivos en esta misión, salvarte la vida y matar al hijo cuyo padre mató al suyo.

—Necesito hablar con él, Brad, necesito aclarar muchas cosas...

—April, es mejor que descanses.

—Brad, ¿no lo entiendes?

—A la perfección, pero no puede ser. Acuéstate, descansa y mañana hablamos. Me quedaré aquí...

—Pero...

—Por favor... —dice cansado. Asiento y me voy a la habitación a "descansar".



Horas después salgo despacio de la habitación, acercándome a Brad. Está totalmente dormido, así que con mucho cuidado cojo las llaves —sin hacer mucho ruido— y me voy a casa de Matt. Esto no va a quedar así. Había sentido muchas cosas tras el beso en la piscina, ¿por qué ha actuado de esta manera?, ¿realmente estaba fingiendo?, ¿lo ha hecho como tapadera?, ¿siente de verdad? Debo saberlo, lo necesito. Le quiero y también necesito que él lo sepa. Quiero ser suya, definitivamente, sí, aunque me haga daño. Puedo ser una idiota al quererlo, pero yo no he decidido enamorarme de él...

Es una gran caminata, pero tengo la esperanza de que valdrá la pena. Quiero utilizar las últimas oportunidades que me quedan para conocerle y entregarme a él por completo.

A una calle de su casa, inspiró y expiro un par de veces, más fuerte de lo normal, para relajarme. Esquematizo todo lo que le quiero pedir. Ha llegado el momento, no me voy a echar atrás. Giro la esquina y me pongo rumbo, con paso firme y seguro, hacia su casa. Sin embargo, me quedo estática cuando veo el coche fúnebre salir de ésta. Le sigo con la mirada viendo la dirección que toma. ¿Qué habrá pasado? Mi pulso acelerado me hace, prácticamente, correr hacia ella. Llamo al timbre varias veces seguidas, abriéndome un Ryan con aspecto serio pero triste a la vez. Va vestido con un traje negro, típico para ir de funeral.

—Hola —digo esperando que me deje entrar, pero no se mueve de la puerta.

—¿Querías algo? —dice. Suspira con desasosiego y me mira directamente a los ojos. ¿Dónde está ese Ryan duro que he conocido durante todos estos meses?

—Quiero ver a Matt, ¿le puedes decir que quiero hablar con él?

Su cabeza se mueve de lado a lado, de forma negativa—. Él no está aquí, April... él no va a volver.

No le digo nada más, ni siquiera me despido. Camino hacia atrás incrédula, hasta salir de aquella casa, de aquella calle... Voy sin rumbo, con el corazón hecho añicos. Me paro delante de aquel gran parque, al cual me llevó una vez. Me dejo caer bajo uno de los árboles más grandes que hay y rompo a llorar.

No puede ser verdad, él no puede estar muerto. ¡Es injusto! ¿Cómo no le voy a ver más? Sin quererlo miro al cielo gris... ¿era necesario que te lo llevarás sin haber hablado con él? Le quiero, joder. ¿Por qué ahora?, ¿por qué?, ¿por qué he sido tan imbécil y no le he dicho lo que sentía?, ¿por qué no habré aprovechado el tiempo con él? El tiempo perdido nunca se encuentra de nuevo.

Ya no volveré a ver sus ojos, sus pocas sonrisas, sus manos, su cuerpo, su todo. Recuerdo cuando me desperté a medianoche en aquel hotel en Berlín. Estaba tan relajado que parecía un ángel caído del cielo. Le acaricié una mejilla y sonrió inconsciente... Y ese beso en la piscina, tal dulce y lleno de sentimiento, el cual me dejará sin respuesta a mi pregunta. Le vi algo que luego él se encargó de desmoronar. Ya no tengo más oportunidades para saber nada de él, ni siquiera una para verle. No quiero volver y preguntar cuándo será el entierro, no quiero asumir que él ya no está. Quiero verle una vez más...

—Te quiero, Matthew. Te quiero, ángel.

Eres mi obsesión [Saga Eres]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora