Eres mi obsesión [Saga Eres]

CAPÍTULO 8: REINA DE CORAZONES

Hola!! Aquí va otro nuevo capítulo. ¿Qué pasará con estos dos? Vamos a descubrirlo juntos. 

Muchas gracias a las personas que le están dando una oportunidad a esta historia, esperamos que la estéis disfrutando. 

Saludos y besos enormes. 

Matthew Black

Salgo de la habitación de April —valiente la chica—, voy hacia mi despacho hasta encontrar a mi madre saliendo de éste.

—¿Qué estabas haciendo ahí? —No me hace falta su respuesta, ya que el vaso de Whisky me da la información que necesito—. Dámelo.

—Qué te lo crees... ¡cómo flipas! —Bebe un sorbo y me mira con prepotencia. Le doy un manotón en la mano y el vaso cae esparciéndose por el suelo en mil pedazos. Me mira con odio y, sinceramente, me da igual. No recuerdo cuándo fue la última vez que me miró dulce, con cariño. Ahora veo un rostro apagado, malhumorado, viejo y odioso—. ¿Cómo te atreves a hacerlo?

—Te prohíbo que vuelvas a poner un pié en mi despacho y más si es para coger alcohol. —Me pega un bofetón y sonríe. La agarro de los brazos y la pego a la pared—. ¡Te queda totalmente prohibido! ¿Has escuchado borracha de mierda? —Le grito a escasos milímetros de la cara—. Estoy harto de verte borracha.

—Pues mátame —dice retadora.

—Eso es lo que te gustaría. Vas a vivir con ello toda la vida, hasta el último latido de tu corazón. —La suelto con fuerza, haciendo que su espalda golpee la pared. Entro en mi despacho y cierro. Estoy harto de esta situación pero no voy a dejar que ella se salga con la suya. Jamás nadie ha podido ni podrá con Matthew Black.

Me siento en el sillón y respiro profundamente. Hace mucho tiempo que mi madre es una mujer complicada de manejar y creo que la situación no va a mejorar.

Alguien llama a la puerta alejándome de mis pensamientos. Suspiro y me recuesto en el sillón mientras espero a que esa persona entre.

—¿Cómo se ha quedado la fierecilla? —Pregunto entre divertido y enfadado. Liam suspira y se sienta frente a mí.

—Creo que debes desearla mucho para haber soportado un bofetón. —Me levanto y sirvo dos copas, le tiendo una a mi fiel amigo y vuelvo a sentarme.

—No puedes ni imaginar cuanto. Esa mujer se está convirtiendo en mi obsesión. Necesito que sea mía o enloqueceré.

—Lo tienes crudo. Parece que no es alguien que puedas intimidar con facilidad. ¿Cuál es tu plan? —Le miro y sé que lo que voy a decirle no le va a hacer la menor gracia. Pero al fin y al cabo soy yo quién manda aquí.

—Vosotros tres os encargaréis de vigilarla. No me importa lo que haga o diga, quiero estar informado y sois mis mejores hombres. Si algo sucede, seguro que sabéis solucionarlo sin demasiado alboroto.

—Es una niñita, Matt. Creo que nosotros deberíamos hacer cosas más grandes que hacer de canguros. —Sus palabras y el tono que está empleando conmigo me está cabreando. Le miro directamente a los ojos y le veo titubear brevemente.

—Es el trabajo más importante de todos. Si le sucede algo a esa "niñita", estáis muertos Liam. ¿Entendido?

—Sí. ¿Piensas seguir con tus planes para esta noche? Serán necesarios más hombres después de la orden que me acabas de dar.

—Por supuesto, necesito ampliar los negocios. Y para ello no hay mejor forma que una pequeña y privada fiesta. Ryan tiene la lista de invitados, dejaré el resto en vuestras manos. —Asiente y sale del despacho sin decir nada más. En su fuero interno me debe estar maldiciendo, pero ya me conoce. —Liam —éste se vuelve antes de salir y me mira.