CAPÍTULO 5: LOCURA

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¡Hola corazones! Sentimos mucho la demora, pero unos acontecimientos nos han impedido subir en estos días :(

Esperamos que el capítulo lo recompense, porque esto se va a poner muy pero que muy interesante. ¡Os deseamos una feliz y agradable lectura! Un besazo enorme :333


April Stone

Me pesan los ojos, tengo la boca pastosa y mi corazón... mi corazón está intranquilo. Me levanto de golpe; encontrándome en una habitación que no es la mía. Los recuerdos comienzan a inundar mi mente, al igual que las lágrimas inundan mis ojos.

¿Quién ha sido el que me ha secuestrado?, ¿por qué no consigo verle la cara?, ¿por qué me tiene que pasar esto a mí?, ¿qué he hecho?

Me derrumbo sobre la almohada empapada en lágrimas; me quiero ir a casa y dejar esta pesadilla atrás. No quiero morir... No llores tanto y busca una salida. Es verdad, algo podré hacer. Me acerco a la puerta, pero obviamente está cerrada. Observo toda la habitación; tiene que ser de alguien con dinero, mucho dinero. Un cuarto de baño, el cual no tiene ventana; un inmenso armario que no me sirve de nada; un tocador; la cama; y un pequeño balcón. Tiro del pomo, pero está cerrada. La puerta es de cristal, así que no voy a pensarlo dos veces. Agarro el taburete que hay delante del tocador y lo lanzo al cristal. Se rompe en trozos y caigo de rodillas al suelo... ¿por qué coño se ha roto lo que no se tenía que haber roto? Cojo una de las patas del taburete y comienzo a darle a la puerta, pero es inútil. Es resistente... como si estuviera blindado.

Escucho voces al otro lado de la puerta, ¿vendrán aquí? Vuelvo a coger la pata del taburete y me pongo detrás de la puerta. No voy a consentir que me tengan aquí retenida, voy a escapar y a largarme lejos. No quiero morir, tengo una vida por delante que quiero aprovechar; ahora más que nunca.

La puerta se abre y yo golpeo al hombre en toda la cabeza, dejándolo desorientado en el suelo. Se acerca a la cama y es mi oportunidad de escapar, sin embargo, otro hombre espera fuera. Intento escabullirme, pero es imposible. Me agarra fuerte y vuelve a dejarme dentro de la habitación, cerrando tras él.

—Ni se te ocurra moverte o juro que te arrepentirás —dice amenazante.

Me quedo aparentemente estancada en el suelo, hasta que él consigue acercarse al hombre que está apoyado en la cama. De su cabeza cae un fino hilo de sangre; su mirada me atraviesa y su cara malhumorada me mata. ¡Sal de aquí como sea! Lentamente me acerco a la puerta, mientras mira la herida de la cabeza. Corro hacia la puerta, la abro y salgo corriendo.

—¡Se escapa! —grita desde la habitación uno de los dos. Tengo que esconderme... Abro una puerta y entro. Otra habitación, muy parecida en la que yo estaba. Me acerco a la puerta que me separa del balcón y esta si que está abierta. No está muy alto, así que no pierdo nada... —Ni lo pienses —dice acercándose—, no te vamos a hacer nada. —Levanta las manos y se acerca lentamente. ¿No me van a hacer nada?, ¿por eso me han traído aquí?

—¿Qué queréis de mí? —grito—, ¿qué os he hecho? —Paso la barandilla y me sujeto con las manos.

—¡Joder! —grita enfadado. Se acerca a mí y me agarra de los brazos—. ¡Estás loca! —Me pega a su pecho y vuelve a ponerme en el otro lado—. ¡La tengo! —Otros vienen y respiran aliviados—. Ni se te vuelva ocurrir contradecir lo que te decimos o serás carne para los tiburones. Si por mí fuera estarías muerta. —Sus palabras me atraviesan y me congelan de miedo. Me rompo a llorar e intento golpearle. Mis golpes para él son nulos, ni se queja, ni se molesta en gritarme para que pare. Simplemente me arrastra de nuevo a la habitación donde he estado antes. No sé dónde estoy ni tampoco cuánto tiempo llevo aquí. Siento que si esto sigue así, voy a terminar loca.

Me dejan encerrada en este lugar que desconozco y del que no he podido salir, todavía. No van a poder conmigo, cuando me largue se lo pienso contar todo a Brad y los voy a meter en la cárcel. ¡Esto es secuestro! No puedo evitar que las lágrimas caigan por mis mejillas, empapándome por completo el rostro. Lloro de rabia e impotencia, mis intentos de escapar han sido en vano. Cojo la almohada y empiezo a golpear todo lo que encuentro a mi alrededor; necesito que mi ira desaparezca o soy capaz de hacer cualquier locura. Finalmente, me doy por vencida. Necesito pensar un buen plan para poder escapar. Pero justo cuando más necesito que mi mente funcione, es cuando menos respuesta obtengo. Cálmate, estos tipos no van a poder conmigo. Tomo aire varias veces, algo bueno se me tiene que ocurrir. Tal vez debería abrirles la cabeza cuando abran la puerta... Desisto de inmediato; seguro que termino en la cárcel por matarles y ellos se irían de rositas por haberme secuestrado. Vuelvo a sentir unas incontrolables ganas de llorar, pero me contengo. Tranquila April, saldrás de aquí sana y salva. Una bombilla se enciende en mi cabeza, tal vez mi móvil está por aquí. Busco como una loca por toda la habitación; reviso mis bolsillos pero nada. Hubiese sido demasiado fácil.

Dejo escapar un largo suspiro y vuelvo a mirar a mi alrededor. No puedo creer que haya estado tan ciega todo este tiempo. Por primera vez desde que estoy aquí una sonrisa invade mi rostro. Hay un teléfono al lado de la cama y aunque he golpeado y tirado todo lo que he encontrado, no me había percatado del pequeño aparato.

Salto por encima de la enorme cama y lo cojo. Escucho los pitidos. Genial, da señal. Marco el número de Thalía y cruzo los dedos para que me lo coja. Me sorprende la voz de un hombre, creo que la he escuchado antes.

—Parece que no has entendido nada. Por más que llames siempre te vas a topar con nosotros. No somos novatos niñita. —Es uno de los hombres de antes. Cuelgo rápidamente. Esto no me puede estar pasando a mí.

No tengo salida; estoy perdida y sola. Thalía y Brad no sabrán de mí hasta mañana que vendrán a buscarme y no me encontraran. No quiero estar aquí encerrada, me estoy ahogando.

La puerta se abre dejándome ver otra vez a ese hombre. Esta vez, lleva una bandeja la cual no dudo en aporrear y echar todo su contenido en el suelo.

—Mira niña, ya está bien de hacer gilipolleces... —Me agarra el brazo, pegándome a él—. Si quieres morirte de hambre, hazlo. Ya te dará tu merecido el que te ha pedido...

—Si tanto quería tenerme que venga y dé la cara; que no envíe a sus secuaces para que me vigilen o me den de comer.

—Sus deseos son órdenes. —Se burla en mi cara y se marcha cuchicheando algo. No sé como han salido esas palabras tan seguras de mi boca. La verdad es que mi cuerpo no ha dejado de temblar ni un momento. El corazón me va a mil.

No sé las horas que han pasado, ni tampoco sé la hora que es. Esto está oscuro y solo tengo la luz de la mesita de noche. Comienzo a llorar de nuevo. Me siento muy impotente por no poder hacer nada. Me gustaría que mis amigos entraran por esa puerta y me abrazaran; que me digan que me quieren y que no me dejarán sola. Les necesito.

Escucho la puerta abrirse y ni siquiera le hago caso; seguramente serán ese hombre trayéndome algo para cenar. No quiero nada, no tengo apetito.

—¿Pedías verme?

Lo miro sorprendida—. ¿Tú?

Eres mi obsesión [Saga Eres]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora