Harry vive la vida de cualquier esposo y padre feliz en los suburbios; lo que sus amigos y esposo no conocían es que Harry era un asesino a sueldo, y uno de sus enemigos aparecerá para tomar venganza.
| Finalizada el 3 de Abril del 2020 |
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- ¡Lou, ya estoy aquí!
Anunció Harry su llegada mientras cerraba la puerta tras de él; pudo escuchar las súplicas de Louis hacia su hijo y luego las risas del pequeño se hacían más cercanas, Nicholas había aparecido y Harry lo atrapó antes de que escapara.
Momentos después, apareció Louis con el pañal en las manos, el niño se le había escapado a su padre totalmente desnudo.
- Creo que ya tengo al exhibicionista... - Comentó Harry en modo de broma y Louis suspiró con cansancio.
- Justo te escuchó y se me escapó... - Harry le pasó al pequeño a su esposo para luego darle un beso - ¿cómo te fue hoy?
- Bien.. - Harry siguió a Louis mientras iban a una de las habitaciones para poder vestir al pequeño -, de hecho, invité a Zayn y Charles esta noche a comer con nosotros; Zayn me dice que el embarazo tiene a Charles algo estresado.
- Ya me puedo imaginar a que se refiere Zayn... - Louis se descuidó y el pequeño comenzó a brincar en la cama -, Nicholas, ya debo vestirte.
- Vamos Nick, hazle caso a papá..
Nicholas seguía brincando en la cama mirando a ambos padres quienes estaban a ambos lados de la cama para que el niño no logre escaparse.
- Bien, me rindo.. - Confesó Louis dejando el pañal y la ropa sobre la cama -, no quiero hacer esperar a la señora Patrick; tu te encargas.
- Louis.. - Harry suplicó por ayuda, pero ya Louis había salido de la habitación - Bueno, sólo quedamos tú y yo mocoso, ahora a vestirte.
La pequeña risa de Nicholas, fue su respuesta.
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Después de casi tres horas, Louis al fin pudo volver a la casa ya que la señora Patrick estaba indecisa cuál de sus perros merecía su herencia; caminó hasta la habitación de su hijo ya que esta era la hora de su siesta, pero no estaba allí. Con el ceño fruncido, caminó hasta la habitación matrimonial y allí estaban sus tesoros... ambos dormían como angelitos, y Nicholas aún seguía sin vestirse.
