—¿Quién está ahí?
Nadie contestó.
Me quedé inmóvil como una estatua, escuchando. Oí unas pisadas que avanzaban rápidamente y una respiración fuerte.
—¿Quién eres?—grité.
En este momento miré al suelo y se me abrieron los ojos al verla.
¡La botella!
Me agaché para cogerla, pero me incorporé antes de hacerlo, muerto de miedo, al ver una silueta oscura entre los árboles.Aquel ser jadeaba con la lengua fuera. Era un perro de pelaje gris, bastante grande. Incluso en la penumbra, vi que tenía el pelo largo y enredado, lleno de espinas de las matas que se le habían enganchado.
Retrocedí.
—¿Estás solo?—susurré, sin poder disimular mi miedo—. ¿Eh, chucho? ¿Estás solo?
El animal agachó la cabeza y lanzó un gemido.
Miré tras él, e incluso a mis espaldas, en busca de más perros.
¿Formaba parte de una jauría? ¿De la jauría que siempre me perseguía, quizás?No veía al resto de perros. Sólo a él.
—Perro—dije en voz baja—. Chucho.
Me miró, aún jadeando. Meneó la cola un par de veces y luego la bajó.
Me agaché despacio, sin apartar la mirada del animal, y recogí la botella. Estaba helada. La mantuve delante de mis ojos para ver si aún contenía un poco de líquido cremoso, pero estaba demasiado oscura como para ver algo a través del cristal.
"Estoy seguro de que no gasté todo el producto. Debe de quedar suficiente como para que el doctor Deaton lo analice"
Sacudí la botella junto a mi oreja para escuchar el chapoteo del líquido.
El perro gimió de nuevo. La sujeté en la mano derecha y comencé a alejarme.
—Adiós, perro—me despedí, y él ladeó la cabeza mientras me miraba—. Adiós. Vete a casa, anda.
No se movió, pero comenzó a mover la cola mientras soltaba otro gemido.
Continué retrocediendo con la botella de INSTA-TAN bien agarrada.
Entonces, cuando comenzaba a darme la vuelta, vi a los demás. Aparecieron de entre las sombras, de detrás de los árboles y los matorrales. Eran cinco o seis, bien grandes. Sus ojos brillaban. Después, vi aparecer cinco o seis más. Avanzaban deprisa, gruñendo y enseñándome los colmillos.Me quedé paralizado. Durante unos momentos no hice más que mirarlos, uno a uno, escuchando sus gruñidos.
Por fin reaccioné, me di la vuelta y empecé a correr.
—¡Au!—grité cuando tropecé con la raíz de un árbol.
La botella voló de mi mano. Intenté cogerla mientras caía, pero fallé. Contemplé con horror cómo chocaba contra una piedra y se rompía en mil pedazos. Un diminuto charco de líquido marrón mojó la piedra.
Aterricé sobre los codos y las rodillas, haciéndome muchísimo daño. Me levanté rápido, dolorido, para huir de los perros. Me di cuenta de que se habían dado la vuelta. Ya no me seguían.
A pocos metros de ellos, una ardilla correteaba para escapar. Por lo visto, habían decidido que ese animalillo era más interesante que yo. No supe con certeza si estaba aliviado o jodido de que una ardilla me ganara en atractivo. Bueno, quizás era mejor sentirse aliviado, ya que mi vida estaba a salvo por el momento.
Me dolían los codos y las rodillas mientras me giraba a coger uno de los trozos de la botella. Lo observé con atención.
—¿Y ahora qué hago?—pregunté con frustración—. ¡Joder! ¿Qué se supone que hago ahora?
La botella se había hecho añicos. No tenía ninguna prueba, nada que enseñarle al doctor Deaton. Arrojé furioso el trozo de cristal a los árboles y emprendí el camino de regreso a casa.
●●●
Mis padres volvieron algo más temprano de lo que pensé. Cenaron muy pronto y volvieron a salir. Me dijeron que tenían una reunión muy importante relacionada con la inmobiliaria.
Yo me metí a mi habitación para intentar adelantar algo del trabajo que teníamos que entregar en la universidad a final de mes.
Pero no me sentía con ánimos, y además no quería estar solo. Cogí a Morty y le hice mimos durante un rato, sentado en la cama. Me miró enfadado con sus ojos saltones. Al ver que no funcionaba, me arañó la mano, saltó al suelo y salió galopando de la habitación.
Llamé a Stiles, pero no contestó nadie al teléfono fijo, y no me apetecía llamarle al móvil.
El viento soplaba con tanta fuerza que sacudía las ventanas de mi habitación.
Me volví a poner delante del ordenador, y pude adelantar un poco más el trabajo.
Cuando me harté, lo apagué y saqué la guitarra de la funda.
A veces, cuando estoy enfadado o furioso, la cojo y empiezo a tocar y a cantar hasta que me relajo. Me sirve como válvula de escape y me ayuda a evadirme de todas las preocupaciones. Y hoy no iba a ser menos.
Me senté en el borde del colchón, cogí la púa y empecé a tocar y a cantar una de las canciones que tocaríamos en el concurso musical.
Sonaba limpio y armónico. Mis dedos se movían sobre los trastes y mi voz entonaba a la perfección la canción. Cerré los ojos para sentirme aún más conectado a esa paz a la que me transportaba la música.
La púa se me resbaló de los dedos, algo que me había pasado en muy pocas ocasiones. En mi mano izquierda ocurría algo parecido. Los dedos se me resbalaban de las cuerdas. ¿Qué pasaba?
Cuando abrí los ojos, descubrí la causa.
—¡Aaaah!—exclamé, desesperado.
Me había vuelto a crecer el pelo en las dos manos. Tenía los dedos cubiertos de pelo negro, incluidas las yemas. Prácticamente las dos manos estaban ocultas bajo esa manta de pelo, como si fueran guantes.
La guitarra se cayó al suelo cuando me levanté.
Me picaban los brazos. Me subí las mangas, temblando, y descubrí que estos se habían llenado de vello negro. No quedaba rastro de los pelos naturales que tanto me habían acomplejado durante años. Nunca me imaginé echándolos de menos y deseando que volvieran, como lo estaba haciendo ahora.
Noté la boca seca. Me dolía la garganta. Intenté tragar. ¿Me había salido pelo en la lengua?
Entré a trompicones en el baño, me agarré al lavabo y vi mi reflejo en el espejo. Saqué la lengua.No. No tenía pelos ahí, pero eso no era lo que más me importaba ahora.
Tenía las mejillas y la barbilla cubiertas de pelo.
¡Crecía con rapidez! Me horroricé. El pelo se extendía por todas partes.
—¡Oh, Dios! ¿Y ahora qué hago?
ESTÁS LEYENDO
DEREK HALE, el peludo (Sterek) -TERMINADA-
Fanfiction"¡Hale, peludo!" Así lo llama su amigo Stiles. Sus burlas no pretenden ser ofensivas, aunque lo cierto es que a Derek le molestan bastante. Siempre ha tenido demasiado vello en su cuerpo, y a causa de ello arrastra un profundo complejo desde hace añ...