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Stiles y yo nos dirigimos juntos al porche para beber agua del bol de plástico que mis padres pusieron para nosotros. Me resulta muy difícil beber sin mojarme el hocico.

Después salimos corriendo para jugar entre los arbustos. Olisqueamos las plantas durante un rato, y pasamos al jardín vecino para ver si nos encontrábamos con algo interesante.

Han pasado dos semanas desde que desapareció mi cuerpo humano y recuperé mi verdadera identidad canina. Por suerte, antes de completar el cambio, mi padre y mi madre (quizás sería más correctos llamarlos señor y señora Hale) me explicaron lo que había pasado.

Trabajaban para el doctor Deaton. En realidad, todos los habitantes de la urbanización trabajaban para él. Toda la zona era una especie de gigantesco laboratorio experimental.

El doctor Deaton había descubierto hacía años la forma de transformar perros en bebés. Había descubierto un suero que nos permitía a los perros parecernos, pensar y actuar como seres humanos. Por eso me ponía las inyecciones. Necesitaba una dosis de suero cada dos semanas.

Pero, al cabo de un tiempo, el suero ya no funcionaba y los que fueron convertidos en humanos empezaron a transformarse en perros. Algunos lo habían hecho poco a poco, como era mi caso, pero otros habían sufrido la transformación de la noche a la mañana, como era el caso de Isaac, que apenas hacía un par de días que había amanecido ladrando en su cama y convertido en un hermoso perrito.

"El profesor Deaton no volverá a trabajar más con perros" me había dicho mi padre "El suero no dura muchos años y luego se hace duro ver cómo tus hijos vuelven a convertirse en perros"

Los Hale fueron muy amables conmigo al explicármelo todo. Después de haberme transformado, había ido a buscar a Stiles para mostrarle que yo también era un perro.

Ahora que volvía a recuperar mi verdadera identidad, comprendía muchas cosas.

Entendía eso de que los perros me persiguieran cuando era humano (aunque nunca llegué a comprender por qué a mí sí a otros no, como a Stiles y Isaac). Entendía mis gruñidos exagerados cuando me cabreaba.

Stiles y yo siempre estamos juntos. Algunas veces, Scott se reúne con nosotros acompañado por el Isaac. Lydia, por desgracia (o suerte, según cómo se mire) no fue uno de esos perros sometidos al suero del doctor Deaton, así que ahora sigue con su vida de humana con otras amistades.

En esta ciudad hay muchos perros. Supongo que todos fueron humanos durante mucho tiempo. Me alegra saber que el doctor Deaton ya no utiliza perros para sus experimentos. En mi modesta opinión, los perros deben ser perros.

Stiles y yo encontramos en el jardín vecino un trozo de tierra que oía muy bien. Todavía no hay flores para escarbar, pero el aroma a tierra es muy refrescante.

Vi llegar el coche de los Hale. Habían estado fuera toda la tarde. Corrí hasta ellos, meneando la cola, y los saludé a ladridos.

Me sorprendió ver que la señora Hale llevaba un bebé. Un bebé muy pequeño, envuelto en una manta rosa.

Lo sostuvo contra el pecho mientras caminaba hacia la casa. El señor Hale sonreía feliz, alcanzando a su mujer.

—¡Qué nene más bonito!—decía ella—. Sí, eres un niño muy bonito y muy bueno. Bienvenido a la familia, Morty.

"¿Morty? Morty es un nombre muy raro para un bebé" pensé.

Entonces, miré al bebé y vi que tenía los ojos saltones.


FIN

DEREK HALE, el peludo (Sterek) -TERMINADA-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora