La secretaria pide al señor Augusto Winter que la siga. Cruzan el umbral y por un pasillo largo y angosto postrada en las paredes hay televisiones mostrando lo que sucede en tiempo real afuera en la ciudad de Oclanto. Personal del edificio se detienen a mirar e intercambian comentarios sobre las acciones de las personas, como si fueran visitantes viendo a los animales en el zoológico. Pasan varias puertas algunas están abiertas con gente adentro, otras vacías o con seguro, luego de cinco minutos de caminar la secretaria estira la mano y señala con el dedo índice la placa de oro colgada en la puerta de la oficina del General Genaro Bernal.
La secretaria gira la perilla y antes de permitir la entrada al señor Winter, se asegura de anunciar la razón y el nombre del visitante al general. Después de algunos segundos el general Bernal le ordena hacer pasar al señor Winter.
Augusto ve a la secretaria acercarse y hablar bajo, las indicaciones son claras, Winter agradece y continua solo el camino. Hay dos asistentes mas en la oficina, una en cada extremo del lugar y al fondo la puerta donde se encuentra su amigo Genaro Bernal. Otra persona se acerca a él, caminan hasta la puerta y esta se abre, sentado en una silla negra de cuero con puro en mano esta su mejor amigo. El general toma el encendedor y prende el cigarrillo, alza el encendedor y Augusto sonríe.
¿Todavía lo conservas?- Augusto pregunta con sorpresa.
Claramente, amigo.- responde Genaro con una sonrisa pícara. -Si no hubiera sido por ti, habríamos muerto de hipotermia.
Buenos tiempos. - contesta el señor Winter.- Ese encendedor tiene una gran historia.
Así es.- dijo Genaro.- Dejemos la historia para otra ocasión, dime ¿que te trae por estos rumbos, amigo?
Hoy por la madrugada aparecieron soldados en la puerta de mi casa, subieron a mi techo a poner globos.- explica Winter, con rostro inexpresivo responde.
Sabes bien que no puedo decirte nada, si no eres parte del personal, puesto que por cierto dejaste hace 8 años para dedicarse a tu mujer y pequeña Charlotte. Lo siento, pero es información confidencial.- responde con dureza.
En el grupo de soldados hubo un chico con apellido Bernal, ¿es tu hijo?- pregunta Augusto esperando tocar alguna fibra sentimental.
Lo es.- responde molesto.
Ambos haríamos lo que fuera por ellos, ¿no?, yo daría mi vida por Charlotte. Recuerda amigo, hace 19 años Zoe la dio por su único hijo, ¿no es así?
capitulo 2 continúa en la siguiente hoja.
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Antes del conflicto
Science Fiction...y entonces cerré mis ojos. *Esta novela se escribe en tiempo real y es un borrador. Todo lo escrito aquí es de mi autoría.*