CAPÍTULO 13

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Turbaciones, Estremecimiento y miedo...

CAPITULO   TRECE
           TURBACIONES
            ESTREMECIMIENTO
              MIEDO…

Santiago, llego poco después, serian sobre las nueve y treinta de la mañana.

¿Has tomado ya café?
.-Pues no, voy a tomármelo y cuando quieras nos vamos,

Contestó Santiago -¡Abrígate que hace fresco, y está un poco nublado! y ¡llévate la capa o un paraguas, mientras yo voy a sacar el ¨Morris¨ que va a ser lo mejor.

Mientras que se iba Santiago, el Barón se fue hacia la cocina, y allí se encontró con Maribel y Lucia.

-Bueno, yo me marcho pero luego, esta tarde quisiera hablar con vosotras si tenéis un huequecito para mí. .-Voy a ser breve, pero muy interesante, no os preocupéis no es nada importante, y creo que os va a buscar.
-Por favor en mi ausencia, estar pendiente del teléfono.

Saludando, se marcho hacia el exterior, y allí le estaba esperando Santiago, con el coche en marcha.

Bien ya sabes dónde vamos ¿No?

-Tú, tienes que estar muy tranquilo, pues no va a pasar nada, yo voy a estar a pocos metros de ti. Detrás de unos cipreses, o de algunos setos, no me vas a ver ni oír.

Es conveniente que tú entres cinco o diez minutos más tarde, pues no interesa ir juntos.
El Barón dijo esto, pero no muy convencido de la estrategia, y de su valor.

A mitad de camino, Roberto le fue explicando a requerimiento de Santiago. Todo lo acontecido en el ayuntamiento.

-¡Cómo! ¡Dos millones de pesetas por quince mil metros cuadrados!
.-Ya te pones en casi veintiún mil metros cuadrados. -Me parece mucho dinero ¿Has cerrado ya el trato?
-Si, lo he cerrado, dijo el Barón lacónicamente.-Luego hablaremos.

En ese momento, llegaron a las puertas del cementerio, Santiago paro el coche y comento.
-Te contare, que ayer estuve con un amigo, que es eclesiástico, y que estudio Teología y ciencias ocultas.

Me comento, a propósito de
D´Conté, que hay según esa ciencia almas  errantes y desorientadas, que están buscando su sitio, y permanecen en algún lugar de forma perenne hasta que encuentran la paz.

Son espíritus que te hacen equivocar y mezclan mentiras y verdades. Ellos se creen que están vivos, y niegan que hayan fallecido, asustan, pero no pueden hacerte ningún mal. Lo único es seguirles la corriente, no hacerles ni caso, y rezarles, para que al fin descansen en su lugar, que seria, cielo tierra o el mismo limbo.
- No son corpóreos, son siluetas como luminosas que cuando vas por donde están vagando, a veces no te dejan en paz, muchos desaparecen al poco tiempo, y no vuelven más.

-Se suele invocar al Señor, y cuanto más les reces dicen que estos desaparecen y han purgado todos sus males.

Hay muchas teorías y creencias pero esto, se cree o no se cree

En ese momento, y bajándose del coche, para entrar en el cementerio, se escucho un fortísimo trueno, se hizo bastante oscura la mañana, se quedo como si fuera un crepúsculo.

Entró primero Santiago, con el trípode y la máquina. A los quince minutos entro Roberto, que iba a paso más bien ligero.

-Probablemente, nos caiga el clásico chaparrón de verano. Siguió caminando unos metros más, hasta el mausoleo de Clarita.

Roberto estaba muy sombrío, y algo asustado.

Miró a todos los sitios, con mucho disimulo. De  Santiago, no sabía  nada de nada ¿Cómo se habría camuflado?

El momento más esperado y temido llego, y se preparo para llamar a gritos a D´ Conté.

.-¡¡Porfirio!!- ¡Porfirio!! -Llamó el Barón, repetidas veces.

Solamente el ulular del viento, le contesto

Armándose, de valor, le volvió a llamar, con grandes voces
-¡¡Porfirio!!,  ¡¡Porfirio!!
.- Llamó de nuevo, mas fuerte aún, pero con menos convicción.

                       ¡….. Nada de nada!

Cuando ya empezaba a tiritar y destemplado estaba, porque hacía bastante fresco, y el firmamento estaba más obscuro todavía. Escuchó  muy tenuemente, como un ahogado gemido. Observó, y vio entre dos sepulturas, un perro pastor alemán echado entre ellas.

¡¡Pobrecito!!, ¿Y..tu amo, dónde   está?. El perro le miro tristemente y movió el rabo levantándose y acercándose a él.

Muy sigiloso Santiago, iba filmándolo todo con sumo cuidado y viendo todo lo que estaba sucediendo.
El a unos quince metros lo observaba todo.

El Barón, se acerco al perro y le dijo, ¿Quieres venirte a vivir conmigo?
El perro, pareció transformarse, y comenzó todo él a echar como una espiral de humo, por todo su cuerpo desapareciendo poco a poco y transformándose como una silueta humana.

-¡¡Ay, Barón, Barón!!, que ingenuo eres!! .-Quizá, pienses, que soy un estúpido y se me puede engañar como a un niño.

      ¡Nosotros lo sabemos todo!

-¿Y quienes sois vosotros si puede saberse?, quizá de otra galaxia, de otro mundo diferente, o quizá de alguna congregación.

Sea como fuere, yo no te he hecho nada a ti, y te pido que me dejes vivir tranquilo por favor.

Eres un alma errante, que deseas estar tranquilo en tu mundo, y yo te ayudaré.

-Y… ¿Cómo?.

  Respondió Porfirio algo más serio.-
¡¡Toma, esto y regresa a donde perteneces!! Te acompañara, y te ayudara también con mis rezos .
Y diciendo esto, Roberto saco de un bolsillo un crucifijo acercándoselo hacia su rostro.

-Eres una buena persona, Roberto y has de saber, que nunca más te molestare y también pediré por ti.

-¡Adiós, amigo mío y estoy completamente seguro que en otras épocas anteriores hubiéramos sido grandes amigos.

-Sí, esto yo creo también.

Contesto así el Barón, haciendo una ligera genuflexión. D´Conté, desapareció de golpe, y Roberto con un estremecimiento, se dirigió a su mausoleo a rezar sus oraciones para Clarita, y al poco tiempo salió del camposanto.

Se reunió al poco tiempo con Santiago, y le conto todo lo que había acontecido.

Se dirigieron al centro de Madrid a comer, como ya  habían quedado.

Tras comer en un restaurante de la gran vía, se dirigieron hacia el chalet al cual llegaron a las tres de la tarde. Estaban deseosos de ver todas las grabaciones.
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Vivencias y momentos de RobertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora