CAPÍTULO 5

82 4 6
                                    

INDAGACIONES Y SORPRESAS

Al día siguiente ROBERTO y SANTIAGO se dirigieron al exterior del chalet montándose ambos en el automóvil (Morris, de importación inglesa) y que hacía unos dos años se había comprado,-Conduce tu, por favor, ¡Hoy, no tengo ganas casi de nada! -¡BIEN, allá voy! Arrancó el motor y preguntó, ¿Dónde, vamos? -A las oficinas, del cementerio de la Almudena, vamos a ver a un amigo que trabaja allí -LUIS se llama y quiero hacerle unas preguntas muy interesantes
SANTIAGO, se dirigió a dichas oficinas situadas en la entrada del camposanto por la avenida del este.
-Sé muy bien a que vamos, me imagino que estarás mejor que ayer que estabas muy ausente nervioso y pálido. Te veo mejor y creo que estarás bastante más tranquilo, probablemente a lo que nos conteste.
-Hizose un silencio. El barón estaba algo pálido y nervioso pero mejor que el día anterior, solamente un ''tic en un ojo¨ le delataba.
Poco tiempo después llegaban a dichas oficinas. Aparcaron el coche en la puerta, se bajaron y subieron a la primera planta
Allí les hicieron pasar a una sala de espera y fuero a avisar al director. Cuando llegó LUIS, su amigo desde hacía años, pero que se veían de tarde en tarde, en el café de Gijón en las tertulias con algunos que otros amigos, y disfrutando todos
con sus trabajos literarios, charlas generales y de los tiempos que corrían en aquel momento y politiqueos entre ellos. Mucho bohemio poetas y dramaturgos.
Se saludaron cordialmente y poco después le pidió ciertas informaciones que eran las siguientes:
1ª Localización de la sepultura de PORFIRIO Desconté Y señora, quien o quienes descansaban allí.
2ª Cuanto tiempo hacía que había o habían fallecido.
3ª Si sabían su dirección, en vida de ellos, y como habían fallecido.
Después de esperar un tiempo, Luis regreso, con unos papeles en la mano y dijo: en estos documentos están las contestaciones que buscas. Luis le pregunto que para que quería saber todo eso, y Roberto dijo que es que se lo había pedido un amigo como un favor y se evadió del tema.
No le interesaba que esto saliera a la luz, y se hiciera público, dando paso a todo tipo de conjeturas y posibles burlas, pues no hay que olvidar que al fin y al cabo eso era un periódico-¨LA Nació¨; creado allá por el año mil novecientos veinticinco.
Dándole las gracias y quedando en verse, se despidieron y salieron de las oficinas de dicho periódico.
Ya de camino a su casa se pararon en un café que les pillaba al paso. Se sentaron en una mesa, y pidieron unos cafés. No tardó ROBERTO en desplegar los documentos y empezó a leer. -1ª repuesta de la primera pregunta. - c/ del calvario manzana nº ocho sepultura veintidós.
Segunda respuesta a la segunda pregunta. - eso no se sabía ni tampoco quien había allí. La compró un tal PORFIRIO DACONTE en el año mil novecientos diez-
En cuanto a la tercera pregunta, decía el documento, que los señores que la habían comprado Vivian en el paseo IMPERIAL nº treinta y dos de MADRID.
-¿Estás pensando lo que yo? -Sí Roberto contesto SANTIAGO.
-Voy a pagar y nos vamos inmediatamente al paseo imperial
Salieron raudo hacia el automóvil y se fuero rumbo al PASEO IMPERIAL: eran los dos un manojo de nervios
-----------------------------------------------------------------------------------

Cuando llegaron a dicho paseo, buscaron el nº treinta y dos
Y cuando lo encontraron, vieron que dicho inmueble no existía
Y que en su lugar, había una ZAPATERIA. Un poco perplejos
Entraron en el local, y se dirigieron a una señora de cierta edad formulándole, por favor las siguientes preguntas.
¿Qué había sido de aquel inmueble?.
¿Hubo supervivientes?
¿Cuánto tiempo hacia de aquello?
Muy diligente y atenta la dependienta y un poco sorprendida
Les contestó: miren ustedes, el inmueble tal y como quedo, fue poco tiempo después derruido, pues por otro lado era un peligro, en cuanto a supervivientes, no se había salvado nadie. Y eso había ocurrido hacia diez años.
La cara de ROBERTO era todo un poema se quedo lívido finalmente, se tuvo que apoyar en el mostrador, pues le había dado un vahido. Le miraron muy asombrados la dependienta, y SANTIAGO, que balbuceó, ¡NO ES POSIBLE, DIOS MIO!
SANTIAGO creyó lo que le dijo su amigo a pies juntillas
¿Qué va a pasar ahora?

Ya un poquito más tranquilos y camino de su casa iban muy callados, nerviosos, sumidos en sus pensamientos, que eran los mismos, y mirándose de reojo.
-No vayas a creer que todo lo acontecido ha sido producto de mi imaginación, ¡lo he vivido, y pongo a DIOS por testigo!
-Sabes que yo soy creyente y nunca te engañaría ¡no miento jamás! Me conoces y lo sabes. Tienes que comprender que todo esto, no se lo puede creer nadie. ¿No habrás caído en un estado de somnolencia, y habrás creído verlo mediante un sopor o algo así. Por supuesto que yo te creo, no te enfades conmigo, seguiremos indagando habrá algo en el fondo de todo esto.
Una vez confortablemente en el saloncito de (fumadores) del chalet, le espeto SANTIAGO. -Desde ahora te enfades o no procurare ir contigo a todos los sitios.
-Voy protegido dijo ROBERTO, y diciendo esto, cogió su baston (ya dijimos propio de la gente de cierta clase en aquellas épocas), con la mano derecha hizo como un cuarto de giro, en la empuñadura desenroscándola y sacó una especie de espada como si de una funda se tratara. SANTIAGO, se quedo con la boca abierta, no sabía que el Barón, tenia aquello, Y un escalofrío recorrió su cuerpo.

Al amanecer del día siguiente se dispuso a desayunar, para después irse de nuevo al campo santo. Por supuesto SANTIAGO iría con él, quizás un poco malhumorado por que
estaba acostumbrado a ir solo, y sumirse en sus oraciones y siempre monologando consigo mismo en sordina y a sabiendas que CLARITA le escuchaba.

Vivencias y momentos de RobertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora