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Al fin es viernes y habíamos quedado de juntarnos con el Pipe. Iba a venir a mi casa, lesear un rato y luego ir al cine.

¿El problema? Mis papás no van a ir a trabajar hoy en la tarde porque es su aniversario. Si, para eso tienen tiempo po, y no pa sus hijas. Así que les tendré que presentar al Ken.

Aún sigo con la duda de qué wea pasó en los niu yore, pero ojalá no sea nada malo. En todo caso, lo importante es que se arrepiente y que cambió. Sea lo que sea que haya hecho.

Recibo una llamada del Ken, así que contesto.

-¿Pipe, pasa algo?

-Estoy afuera de tu casa. - Suelta una risa nerviosa. - Pero no quiero tocar para no toparme con tus papás.

-Tranqui, está la Nancy. Igual me vas a tener que esperar, estoy en pijama.

Resulta que quedamos de juntarnos hace como una hora, y para ese entonces yo ya me había puesto el pijama, así que no me había cambiado.

-Puta Dani. - Escucho desesperación en su voz. - Tengo miedo.

-Puta cabro weon, que me hagai bajar en pijama. Espérame.

Le corto y empiezo a bajar las escaleras.

Cuando llego abajo, la Nancy me mira interrogante.

-Llegó el Pipe.

-¿Y vas así? - Sube las cejas. - Niñita por Dios.

-¡Ay Nancy! Siempre tan malpensada por la cresta. - Me río. - No quería tocar la puerta pa no toparse con mis papás, así que me va a esperar en mi pieza mientras me cambio en el baño.

-Ya sabes ya, escucho ruidos raros...

-Y sube con la cuchara de palo. - Ruedo los ojos interrumpiéndola.

Se ríe y yo sigo mi camino hacia la puerta.

Apenas la abro, veo al Pipe leseando en su celular.

-Hola guapa. - Me guiña un ojo. - Cobro cinco mil la hora. - Me lanza un beso y yo río.

-Pasa luego, mis papás están en su pieza.

Mientras entra me agarra de la cintura y me da un beso bastante intenso oie zi.

Cuando nos separamos subimos las escaleras en silencio.

Cierro la puerta a mis espaldas y él, como Pedro por su casa, se acuesta en mi cama de espalda.

-Ya, voy a cambiarme, espérame aquí.

-¿A donde más voy a ir? ¿A hablar con tu papás? - Ambos nos reímos.

Apenas saco mi ropa me voy a vestir al baño. Al cabo de unos quince minutos salgo lista camino a mi pieza. Me topo con mi papá en el camino.

Él siempre fue menos duro. Puedo decir que a él lo quiero. Un poco, pero lo quiero. A mi mamá no. Ella siempre fue un monstruo para mí y para la Mabel.

-Hola Daniela. - Me sonríe, pero su sonrisa no llega a sus ojos.

-Hola papá. - Le devuelvo la sonrisa. - Feliz aniversario.

-Gracias Daniela. - Es como si a los dos les doliera decirme hija. - Con tu madre vamos a salir, y la Nancy tiene que ir a hacer unos trámites, así que va a volver tarde. ¿Puedes cuidar a la Mabel?

-Obvio. - Asiento con la cabeza. - Con permiso.

-Gracias Dani.

Entro a mi pieza y veo al perla recostado en el respaldo de mi cama viendo tele.

El weon soltero Donde viven las historias. Descúbrelo ahora