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Las vacaciones de invierno llegaron antes de lo esperado, y la ausencia de la Dani en mi vida me están dando un gran golpe.

Siempre ha tenido buenas notas, y no necesita poner atención porque le es fácil aprenderse las weas, así que ha estado faltando a clases y solo va a dar pruebas.

Tres semanas, tres malditas semanas en las que aún no me habla. Ni a la Martina.

Mi hermana toca la puerta de mi pieza y entra antes de que pueda contestarle.

-Te vinieron a ver.

Una presión en mi estómago me hace saltar de felicidad al pensar que es la Dani, pero al contrario, es solo mi mamá.

-Hijo, no creo que sea sano que estés aquí encerrado. - Me toma la mano. - Ya no me hablas, solo dejas que te vea tu hermana y tu padre está muy enojado por eso.

-La extraño. - Es todo lo que puedo contestar.

-Lo sé. - Me sonríe con tristeza. - Pero dale tiempo, ella te quiere, eso te lo puedo asegurar.

-Yo también la quiero, eso es lo que me hace imposible estar sin ella.

-Tranquilo, dale tiempo al tiempo. - Me da un beso en la frente y se va cerrando la puerta a sus espaldas.

Llega la hora de almuerzo, y como ha pasado ha pasado en estas últimas tres semanas; espero a que mi hermana me traiga el almuerzo.

Siento sus pisadas y la manilla de la puerta abrirse, pero solo me concentro en respirar contra la almohada.

-Te traje almuerzo.

Mi respiración se corta.

Es ella.

Me doy vuelta y la veo sentada en el borde de mi cama, luciendo tan hermosa como siempre pero con una mirada triste.

-Yo... quería pedirte perdón por todo el tiempo que he estado ausente, y creo que te debo una explicación.

Al no recibir una respuesta de mi parte; continúa.

-Él era lo que yo más amaba en este mundo, era dulce, alegre, sincero, un ángel. - Su voz se corta y sus ojos se ponen brillosos. - Más que mi primo, él era mi hermano. - La primera lágrima recorre su mejilla rápidamente, siendo perseguida por otra, y otra. - Se metió en las drogas, le dije tantas veces que no lo hiciera, que lo superara, que yo estaba para él, que todos estábamos para él. - Aguarda silencio mientras más lágrimas caen por sus mejillas y solloza. - Murió de una sobredosis, murió dos días antes de su cumpleaños. Quince años, ¿Puedes creerlo? Quince años, toda una vida por delante.

-Lo lamento.

-No lo sabías, no tendrías por qué. - Me sonríe de manera triste. - Es tu pasado, pero me recordó tanto al Seba que los horribles recuerdos no tardaron en llegar. - Se limpia las lágrimas. - Te quiero, te quiero por quien eres, por quien fuiste y por quién serás. Te quiero por lo que creciste desde que te pasó eso y por cuanto me has ayudado a mí a crecer. - Se sienta más cerca mío. - Perdóname, pero no podía estar con nadie mientras los recuerdos de mi hermanito me invadían la mente.

Me abraza fuerte y la siento llorar más contra mi pecho.

-También te quiero.

El weon soltero Donde viven las historias. Descúbrelo ahora