Sex Slaves [SIN EDITAR]

31

Kelsey POV

El rubio que se encontraba obstruyendo mi salida como un gorila de club me cargó por sobre su espalda para luego dejarme caer bajo el grifo de agua congelada de la ducha.

—¿Pero qué demonios Justin?

—Cuidado con ese lenguaje.

—Lenguaje y tres frijoles. ¿Qué es lo que pasa por esa cabeza tuya? Joder

—¡Kelsey! Esa puta boca—noté como sus dientes crujían— ¿No lo ves? Ahora ya estás re fresquita y no necesitas ir a la piscina en ese... ese... esa mierda que apenas cubre lo necesario.

—Debes estar de coña...

—Bien, hasta este punto realmente llegó mi paciencia.

Juro que no sé qué momento sucedió que mi ojimiel millonario celoso y manipulador tuvo la oportunidad pero antes de siquiera darme la oportunidad de soltar un bufido lo tenía sobre mí. Mi espalda recibí pequeñas golpizas por el muro de la ducha cada vez que entraba en mi interior, mi espalda se arqueaba para sentirlo, necesitaba sentirlo.

—Así, más...

—Dime Kelsey ¿Más qué?

—Más fuerte—y apenas pude articular esa oración salió en una gran y fuerte mezcla entre grito y gemido.

Justin me estaba follando duro, salvaje. Como jamás lo había hecho. Nuestras respiraciones se unían y chocaban con la cara del otro en sincronización, mis extremidades inferiores estaban revueltas en sus caderas mientras sus manos pellizcaban mi culo clavando sus uñas a la vez que me sostenía. Su miembro entraba y salida como si estuviera untando mantequilla. Siempre estábamos listos para tomar al otro no importa el momento, el lugar, la circunstancia.

Separó su boca de la mía para darme un respiro mientras seguía embistiendo como si no hubiese mañana. Aquella perfecta dentadura que admiraba cada vez que sonreía ahora se encuentra clavada en uno de mis pezones mientras el otro es torturado por unas de mis manos, la otra está haciendo su faena de tomar el pelo de Justin y jalarlo.

Se estaba construyendo dentro de mí. No me faltaba demasiado. Lo sentía, lo percibía, lo quería disfrutar.

Pero cierta persona parece que no tenía los mismos planes.

En un gran y ronco gemido que provocó eco por todo el cuarto de baño Justin acabó dentro de mí. Sus fluidos se derramaban hasta alcanzar el piso, notaba como su pene daba sacudidas dentro de mi vagina para luego retirarlo.

Con un gesto demasiado íntimo se tornó sobre sus rodillas con una toalla mojada y nos limpió a ambos.

—Bueno nena, creo que—miro su reloj de una fortuna bañado en color dorado para luego fruncir su cara y mirarme de mala a mí aunque seguro mi cara era aún peor porque empezó a reírse a carcajadas luego de hacerlo—. Se me ha hecho demasiado tarde y tendré que inventar una buena excusa por tu culpa, Kels.

El malnacido sin decir más se repuso sobre sus pies y caminó hacia la puerta.

—¡Bieber!

Tomado por el marco de la puerta me miró de perfil— ¿Sí nena?

—Creo que se te olvidó algo—mi cara de enfado debe ser un poema ¿Cómo es posible que no se dé cuenta?

—Es verdad, voy tan apurado que casi lo olvido—tomó su móvil, su cartera, y me plantó un beso pasional sobre mis labios para luego morder el inferior y tirar de este con sus dientes— Me distraes demasiado, nena. Nos vemos luego.