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¿LES GUSTA LA NUEVA PORTADA?  

Kelsey P.O.V.

Justin terminó plantándome un beso por sobre mi coronilla y disculpó diciendo que debía tomar la llamada ya que era de la oficina.

Sabía que jamás podríamos librarnos de esta mujer, que por más que lo deseara por siete vidas seguidas cuando una mujer está decidida por un hombre no hay nada que la tenga.

Vivimos en Nueva York, tiene una belleza de infarto y un gran historial de trabajo por lo visto... si quisiese podría trabajar con la reina de Inglaterra así que ¿realmente Justin es demasiado estúpido para ver que esta mujer sólo le pidió empleo para estar nuevamente cerca de él?

Llevo años tratando de confiar en los hombres, de que nazca algún sentimiento en mí que no sea solamente odio ni rechazo y Justin lo ha conseguido... no estoy lista para dejarlo irse de esta manera. Aunque si recapacito comparar a Rose conmigo es como comparar una barra de oro con una barra de mantequilla. No hay oportunidad ni en el infierno de poder ganarle ni aunque lo soñase.

Iba a perder a este hombre y lo podía afirmar con mi sexto sentido de mujer. Por lo que tuve que recurrir a lo que siempre hice, a lo que siempre supe que un hombre no puede resistirse.

—¿He tardado demasiado?

Coloqué una sonrisa tan falsa como los pechos de Rose para ocultar mi nerviosismo— Para nada, ya aterrizaremos. Sería mejor que te colocaras en tu asiento y el cinto de seguridad.

—¿Acaso no soy yo quién da las órdenes aquí?

—¡Ups! Parece que esta vez me ha tocado —debía hacerlo ahora antes que otra de sus llamadas estropearan mis planes— ¿Sabes? Estuve pensando un poco mientras has estado ocupado... ¿Te gustaría quedarte esta noche en mi apartamento?

La mirada de Justin por un segundo pasó de brillar de gracia a quedar asombrado. Creo que no lo esperaba, pero si el sexo es lo mantendrá a mi lado y no el de Rose...

Con su mano derecha rascó su barbilla mientras le echaba un vistazo a su móvil para colocarlo sobre su oreja una vez más.

¿La estará llamando para preguntarle si puede? ¿Si su agenda se lo permite?

Me rindo, si así será desde ahora en adelante.

—Rose, cancela mis planes para hoy y mañana. Adiós.

Oh-por-todos-los-Santos

¡Eso sí que no lo esperaba!

— ¿Eso es un sí? —no podía disimular la sonrisa que escapa de mis comisuras.

Dejó su móvil en el tablero a su lado para tomar mi rostro y plantar un beso por sobre mis labios, esos salvajes que me provocan que el calorcito de la llamarada suba desde entre mis piernas hasta la cabeza.

Chocando nuestras narices para coger algo de aire, añadió— ¿Qué crees tú?

******

La luz del día se cuela por mi ventanal obligándome a desperezarme sobre la mullida litera lanzando un ronco sonido desde mi garganta para reincorporarme y escuchar una risa ronca proveniente desde el marco de la puerta.

—Anda, es hora de despertarse, aunque si fuese por mí podría quedarme admirando las vistas de una mujer increíble y desnuda en su cama por todo el día.

Al diablo todo, odio las mañanas. Volcando mi cuerpo sobre mi pecho de manera que mi espalda hacia el techo y mi culo dejando sus vistas levanté mi mano y le enseñé mi dedo medio en toda su gloria.

Sex Slaves [SIN EDITAR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora