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Justin P.V.O.

Mientras conducía sin parar a la junta, sentía que mi corazón aceleraba sus palpitaciones con cada curva que tomaba, las gotas de sudor recorrían mi rostro. Tomé como oportunidad la luz roja del semáforo para doblar las mangas de mi camisa y aflojar la corbata que a estas alturas me estaba estrangulando. Me miré un segundo en el espejo del carro y ese no era yo. Pálido, ojos demacrados, mis labios sangraban levemente por culpa de los mordiscos que les daba inconscientemente. Mis manos no dejaban de sacudirse y percibía que la mandíbula me explotaría por la presión que ejercía, si esto no se sentía como el comienzo de un ataque cardíaco debía esperar tan solo unos pocos minutos más.

Corriendo por el interior del edificio, corroboré mi móvil otra vez para ver que no hubieran llegado otra vez, más de los extorsionadores mensajes.

Dejando el aparato en mi bolsillo trasero y abriendo las puertas de la sala de juntas de par en par pude volver a tomar algo de aire cuando mis ojos chocaron con mis tres abogados personales dos de los cuales trabajan para la empresa, uno del buffet que trabaja para el padre de Sam, su asistente y el mismísimo Sam.

Seis personas en una sala de conferencias, a altas horas de la noche, viendo cómo demonios solucionar una extorción telefónica, pedido de dinero y amenaza de muerte hacia Kelsey, sin mencionar que hundirían mi empresa también.

Todo lo que estaba en nuestras manos fue realizado, pedido de rastreo de los teléfonos (eran prepagos y desechables por lo que fue en vano), pedido de rastreo de IP de las computadoras que fueron enviados los emails (habían sido bloqueadas), intentamos contactarnos nosotros mismos con los números para llegar a un acuerdo y de este modo que pueda interferir la policía cuando entregara el dinero pero nadie respondía.

Tuve que retirarme a fumar un maldito cigarro junto con Sam para evitar que los nervios terminaran por matarme de una jodida vez esta noche, mientras esperábamos respuestas de los contactos policiales de uno de los abogados el maldito teléfono volvió a sonar: Mensaje de Kelsey.

Temí lo peor y sucedió.

Era un mensaje reenviado. Era un video. Éramos Rose y yo. Éramos nosotros follando sin un mañana. Era el que necesitaba ser hace meses y con Kelsey me limitaba. Con ella todo era un caos pero en la cama había dejado de ser quien era por ella, esa tarde en la oficina, Rose me dejó liberarme y se sintió de puta madre. Pero no lo valía, si el sexo me alejaba de lo único que me mantenía cuerdo en esta vida no lo valía.

El mundo se cayó ante mis pies, todo se derrumbó.

"Puedo explicarlo, realmente puedo hacerlo. Por favor, no cambiaré lo que se ve pero sí la mentira que tu mente comenzó a trazar. No te he engañado, déjame llamarte puedo aclararlo todo. Lo juro."

Su respuesta fue inmediata: "Ya no sé qué esperar cuando te concierne. No tengo el ánimo para poder dirigirte la palabra. Buenas noches, Justin".

Sentí que me colocaban una bolsa en la cabeza y el aire no ingresaba por ninguna vía. Todo mi alrededor giraba, el piso se abría bajo mis pies y mi vista se tornó negra.

No-One P.O.V,

Justin estaba sumiéndose en un tornado de desasosiego en ese mismo momento.

Sam quien había ido a comprar un paquete de cigarrillos y algún whiskey en cuanto llegó nuevamente a la terraza del edificio y encontró a su amigo con los ojos perdidos e intentando respirar tomó rápidamente la bolsa que contenían las recientes compras de hace unos minutos y la colocó en la boca del muchacho comenzando a darle palabras de aliento lentamente logrando que pasara el momento de pánico.

Sex Slaves [SIN EDITAR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora