XXV

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Los rayos de luz de un nuevo día entraban por las ventanas de la habitación de  Rey ella se movía entre las cobijas sintiendo el calor de un nuevo día de repente algo se aclaro en sus pensamientos, Ben,  donde estaba el se paro de golpe y miro a su alrededor no estaba seguramente ya se había ido y sin decir adiós, fue hacía la ventana vio el carruaje y miro a Ben abordarlo, como pudo llegó al escritorio donde miro la nota pero no la quiso leer, de inmediato se puso su bata, zapatos y salió corriendo de su habitación con la nota en su mano tenía que ver a Ben un dolor se manifestó en su pecho tenía que verlo, bajo las escaleras a toda velocidad y se topó con Maz quien le dijo algunas cosas pero Rey solo quería a Ben, salió por la puerta principal, pero ya no se encontraba..

—¡Ben! - dijo pero no pasó nada, corrió tratando de alcanzarlo y grito de nuevo su nombre y tomó el valor suficiente, se paro  y grito aun más fuerte —¡Ben!..

El carruaje se paro de golpe y Ben bajo para ver a Rey en medio del camino con su bata y tan cansada, el corrió hacia ella preocupado al verla así en ese estado tan agitado.

— ¿Que a pasado mi amor? - congiendola en sus brazos ahuecando su rostro con sus manos.

— ¿Porque no me despertaste? - le preguntó casí con las lágrimas en su rostro — me desperté y ya te habías marchado.

— Rey mi vida - besando su frente — no te quise molestar es que estabas tan tranquila durmiendo.

— Me hubieras despertado igual - abrazadolo fuertemente.

— Perdóname Rey.

— No quiero que te vallas - le rogó.

— Rey, amor ya habíamos hablado de esto, me iré pero volveré.

Rey contenía las lágrimas que amenazaban con manchar su rostro y Ben se estaba preocupando hasta que Maz llegó para ver el panorama.

— Ahora ve con mi tía porfavor y descansa - la tomó del rostro y le dió un hermoso beso que ella recibió dulcemente.

— Te amo Ben - le dijo.

— Te amaré siempre - rozando su rostro con sus dedos.

Ben subió de nuevo al carruaje donde hiba con Jacen y Jaina deseando no haber tenido que irse, pero tenía que ya que todo esto era para poder dejar todo e irse con ella a la cabaña en el campo.

Kydel se encontraba en la cocina empezando con el desayuno del día, mientras cortaba el queso, nostálgica por los eventos de anoche, su tío había creído conveniente casarla con Timothy Ashi un joven, hijo de un amigo suyo compañero bancario o dueño de uno lo que fuera, se sentía miserable de no poder tomar su propia decisión y tener que casarse con quien no quería, pero lo llegaría a amar, pero un leve toqué a la puerta trasera sacó de sus pensamientos a Kydel era el joven de la noche anterior el dulce Finn.

— Buenos días - dijo tratando de ponerse cómodo en la lujosa cocina.

— Buen día Finn - dejando las cosas de lado para acercarse a el — ¿que te trae por aquí? - el tardó unos segundos en reaccionar ante la pregunta trataba de encontrar la manera de contestarle.

— Quería verla  - dijo sincero, ella sonrió ante la tierna respuesta.

— Que dulce, anoche me divertí contigo fue maravilloso bailar eres excelente - le dijo aun más cerca de el, el se intimidó ante su cercanía, — ¿quieres una taza de té? - el tartamudio un poco.

— Claro - dijo tímido y ella lo invitó a tomar asiento.

— Te gusta con mucha azúcar - le dijo bromeando.

AMOR ETERNO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora