IV

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Un calor insoportable se sentía en Jakku Island y apenas era principios de Julio y el calor ya era tan agobiante como los de agosto, quien no viviera en el pueblo diría que es como el desierto en épocas calurosas incluso en la primavera como la que se sentía este día el día en que todo cambio.

Rey miraba al hombre frente a ella, era alto más alto que cualquier otro hombre que halla conocido sus ojos de un café profundo tan profundo como la mirada que le daba, las miradas siempre delatan a las personas, y su pelo tan negro como la noche y de un largo un poco inusual todo en el era inusual sus orejas prominentes, su piel blanca que contrastaba con sus labios carnosos y rosados que le regalaban una sonrisa amplia mostrando sus dientes, una sonrisa cálida familiar «donde lo eh visto antes» pensó.

—Rey, - dijo Unkar sacándola de sus pensamientos hacia ese joven.
—Si Tío, - respondió agachando ligeramente la vista lejos de los ojos de el.
—¿Donde está tu madre? Hay visitas, - dijo tratando sonar amable,  pero claramente no lo era.
—Esta en el jardín trasero con sus bordados, - sin quitar la vista del suelo.
—Pues aprontate querida, - dijo de nuevo con su falsa amabilidad.
—No no nos presentará, - interrumpió Ben.
—Mis modales, - dijo acomodandose el traje, —Mi sobrina Rey Calamari, los señores Benjamin Solo y Armitage Hux, - Rey recordó por fin donde lo había visto el día de ayer en la Oficialía.
—Mucho gusto, - dijeron al unísono de nuevo tropezando con sus palabras como dos adolescentes.
—De nuevo tropezando con usted, - Ben habló, acercándose para besar su mano, —un gustó Señorita Rey, - el pudo sentir como se tensó, y ella ligeramente se sonrojo.
—No se preocupe le dije que era culpa de ambos y como es así discúlpenme usted tambien, - con una suave sonrisa, Ben le concedió una también.
—Un gusto Señorita Calamari, - porfin hablo Hux.
—Un gusto señor Hux, mirando al hombre pelirrojo mas bajo que Ben pero con un rostro menos amigable.
—Bien iré a donde mi madre, con su permiso, vamos Rose, - y ambas mujeres caminaron por el pasillo, Ben no dejaba de verla hasta que ya desaparecieron por completo.
—Disimula un poco, - Hux dijo entre dientes.
—Eso hago, - dijo riendo para si mismo.
—Pues no se nota.
—Vamos por acá a la sala principal podemos charlar y beber un poco antes de hablar de negocios, - claramente beber era su prioridad.

Motmah estaba con su bordado cuando llegó Rey muy nerviosa.

—Madre mi tío la solicita en la Sala, se encuentra con unos caballeros, - Motmah apartó la vista de su bordado y fruncio el ceño.
—Que caballeros, seguro son unos de sus amigos de la cantina, - haciendo una mueca.
—No creó madre,  se ven..... limpios, - dijo Rey.
—¿Limpios? Ah ¿y quienes son?, - Rey recordaba sus nombres.
—Benjamin Solo y Armitage Hux, - de inmediato su madre bajo el bordado.
—Solo, Solo,  - probando el nombre en sus labios, hasta que sus ojos se abrieron como platos, —Han Solo, debe ser su hijo, - sonrió.
—Bueno madre con tu permiso, -antes de que Rey se girará siquiera.
—¿A donde vas?, - dijo molesta.
—A mi habitación madre, ¿gusta algo?, - mirándola
—Que te quedes, -señaló.
—P.... Pero madre...
—Pero nada, - grito, —son personas muy importantes y debemos mostrar que somos muy educadas y serviciales, ¿entendiste?. - A Rey no le quedaba de otra.
—Si madre.
—Bueno,  bueno Rose prepara el café y tu Rey acomoda la mesa, pero vamos ya. - grito se paro rápidamente junto con ellas, Rey estaba muy nerviosa Poe no tardaría en llegar y esta visita no estaba en sus planes, Motmah las rebasó mientras se acomodaba el pelo para saludar a la que parecía una gran visita.
—Rose, - hablando muy bajo, —todo esto a arruinado lo de Poe así que quiero que tu y solo tu esperes en la puete para que cuando llegue le digas que no es buen momento por favor., - suplicando.
—Si señorita yo lo haré, - dijo, la amistad de Rose y Rey era muy antigua y muy fuerte desde chicas siempre juntas.
—Ok, - le susurró y ahora dirigiéndose a su madre, —madre iré por los manteles la veo en la mesa.
—Si si anda, vamos Rose tenemos que empezar a preparar café y galletas, adelantate vamos, Rose apuro lo más que pudo entrando a la cocina y justo cuando se fue la puerta sonó.
—Rose la puerta, - grito pero ya era demasiado tarde, —tendré que hacerlo yo.

AMOR ETERNO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora