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O l i v i a

Terminamos de comer y volvimos nuevamente a la casa, al entrar vimos que Tomi, Juli y mi hijo, jugaban en la sala sobre la alfombra. Benja estaba comenzando a gatear.

– Buenas buenas –salude a los chicos y le di un beso a Benja.

– ¿Como la pasaron? –preguntó Tomi.

– Bien, fuimos a comer –sonreí mirando a Ivo– ¿Ustedes?

– También fuimos a una pizzería –contestó Juli– El gordito ya tomó la leche sabes, se portó súper bien

– Muchas gracias –sonreí.

– Ay boluda, es mi ahijado –agregó Juli.

– Es como nuestro hijo –habló Tomi y miro a Juli quien solo sonrió.

Ellos se fueron a su habitación, nosotros a la nuestra. Los demás chicos aún no habían vuelto.

– ¿Pongo una peli? –preguntó Khea.

– Sii –asenti, me quité el vestido me puse una remera de Ivo para dormir más comoda. Me acomode en la cama y lo hice upa al gordo para darle la teta.

Ivo puso una película y se acostó al lado mío, Benja estaba sobre mi pecho tratando de dormirse.

– Me gustan estos momentos con vos –susurro él y acarició mi pierna.

– Sos hermoso –sonreí.

Benja se durmió y lo acosté al otro lado de la cama, me acomode en mi lugar y Ivo se arrecostó sobre mi pecho mientras dejaba caricias lentas en mi cintura. Pasé mi mano por su pelo y comencé a hacerle mimos.

– ¿Puedo hacerte mía? –preguntó mientras me miraba.

– Si, podes –sonreí asintiendo.

Se acercó a mi boca y comenzó a besar rápido mis labios, se apoyo con cuidado sobre mi cuerpo sin dejar de besarme.

–Para, está el gordo –susurre– Vamos al colchón

Ambos reímos y bajamos al colchón donde dormía Ecko, pero bueno el no estaba asique equis. Ivo se acomodó entre mis piernas, sin dejar de besarme, acariciaba mi cintura y me acercaba más a su cuerpo.

Acaricie su espalda desnuda, pasé mis uñas lentamente lo cual le dió escalofríos, sonreí sobre sus labios, mordi su labio inferior tirando de él un poco.

– No seas mala –sonrió.

Luego de un par de juegos y de risas entre ambos, finalmente se venía lo mejor. Él se puso el forro y entró en mi. Trate de contener mis gemidos, no quería despertar al gordito.

– Dale más rápido –susurre con la voz entrecortada en su oído.

– ¿Te gusta beba? –

– Si –asenti mirándolo.

Unas embestidas más y ya ambos habíamos terminado, creo que en su espalda quedaron marcadas mis uñas, de eso no hay dudas. Él había dejado un chupon en mi cuello y en una de mis tetas.

вєиʝαмιи •кнєα• Primera TemporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora