32. Conflicto

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NATALIA POV

Estaba apunto de llegar a Madrid, hablé durante casi todo el viaje con Miki, sé que estaba enfadado pero por lo menos él me escucharía, quedé en mi casa con él para hablar.

Llegué a mi casa y el estaba en el portal esperando, le di un abrazo y noté la tristeza en su cara, subimos y nos sentamos en el sofá.
-mas te vale que tengas una buena excusa está vez Natalia- resopló- la has cagado muy fuerte...
-lo siento, os he echado de menos pero necesitaba hacerlo- suspiré y tomé aire- necesitaba desconectar, habían pasado muchas cosas en mucho tiempo y quería aclarar mis sentimientos, tienes toda la razón, no son las maneras lo he hecho fatal pero de verdad que no ha sido aposta.
-sabías que pasaría, lo sabías Natalia.
-¿cómo que lo sabía?- pregunté dudosa.
-Natalia, Alba me ha hablado todos los días cuando tú no estabas, preguntando si sabía algo, me dijo que le dijiste muchas veces perdón y ella no había hecho nada...- me agarró de la muñeca mala, hice una mueca de dolor- ¿que te pasa?
-una pelea, no he ido al médico todavía- resoplé de nuevo- la he cagado mucho, mucho muchísimo, no me va a perdonar...
-desde luego que le va a costar mucho hacerlo, si lo hace- me abrazó.
-necesito ir a verla- se me caían las lágrima de la impotencia- no te va a dejar pasar María, ella está muy enfadada, confiaron en tí y tú las has fallado...

-joder Miki, estoy fatal, soy lo peor, su familia me odia, ella me odia, y es un pilar fundamental en mi vida... encima fui a Pamplona para nada...
-¿que pasó?- preguntó ahora él.
-mi madre no me habla, me llamó por qué mis hermanos insistieron, estuve todo el tiempo con ellos y un par de antiguos amigos, nada había cambiado, mi antigua vida sigue igual, y ahora que he empezado una nueva voy la cago estrepitósamente- comencé a llorar de nuevo- necesito ir a verla.
-primero relájate, luego si eso te llevo ¿Vale?- me volvió a abrazar-
-no les digas que voy, ni que estoy aquí, necesito ser yo quien lo haga...
- después, pase lo que pase vamos al médico ¿vale?- tocó mi muñeca hinchada- esto no es nada bueno, además te quiero acompañar a su casa.
-vale, pero no subas...

ALBA POV

Estaba muy enfadada, Natalia me había dejado sola, si no sentía lo mismo que yo que no hubiese venido, que no me hubiera engañado, es una cobarde, no quiero ni verla...

Me senté en el escritorio a estudiar, en nada será mi graduación y no sé ni cómo, pero estos días he conseguido ponerme al día y tengo preparados los temarios para los exámenes, sonó la puerta, serguramente sea o Marta o Pablo, siempre andan por casa.

Empecé a escuchar unos golpes y unos gritos así que salí de la habitación y no me lo podía creer.
-¿¡Cómo te atreves cabrona de presentarte en casa¡?- María empujaba contra la pared a Natalia, si, Natalia.
-¡Por favor tiene que escucharme, lo siento mucho, me tiene que escuchar!- Natalia alzaba el volumen mientras lloraba- ¡ALBA!
Mierda me había visto, conecté mi mirada y pude ver la intensidad de esta, estaba triste y desesperada.
-¡Ni Alba ni ostias!¡Te vas de mi casa ahora mismo y no vuelvas!- María abría la puerta y empujaba a Natalia que se oponía.
-¿¡Por favor Alba, tienes que escucharme, lo siento, no sé qué pasó, POR FAVOR!?- gritaba mientras lloraba y se peleaba con María por no salir de casa, finalmente María la echó y cerró la puerta con tranco.

Me quedé blanca, no me la esperaba en mi piso, y menos así, se veía destrozada, puede que después de todo ella también lo esté pasando mal, y aunque no quiera me dolía, una extraña sensación me recorría el cuerpo entero.
-¡Alba!- gritó María dándome un susto- no te preocupes por esta gilipollas, no te va a volver a ver.
-no pasa nada María- dije en un hilo de voz y me fui a la habitación, la echaba de menos, es la realidad, tal vez no era tan mala, siempre me habían dicho "ni los buenos son tan buenos, ni los malos son tan malos" esa frase rondaba en mi cabeza todo el rato, también su mirada, su mirada desesperada, como lloraba... nunca la había visto así, creo que la quiero escuchar aunque me haya hecho tanto daño.

NATALIA POV

Bajé de el piso a punto de darme algo, el corazón me iba tan rápido que pensaba que se me iba a salir, estaba enfadada, nerviosa, triste y decepcionada, no por ellas, ni por Alba, por mí. Bajé las escaleras hasta salir del portal.

-¿Natalia?- preguntaba Miki preocupado, me había acompañado para darme apoyo.
-me voy a casa, no puedo más, todo se fue a la mierda- dije con las palabras entrecortadas por mis ansias de seguir llorando- no me acompañes Miki, quiero estar sola, como lo que merezco...

Fui andando a casa pero llegó un momento que tenía tanta tensión que empecé a correr, cruzaba en rojo los semáforos, todo me daba igual, soy lo peor de este mundo, llegué a mi portal abrí la puerta de mi casa y fui al baño directamente.
-Soy gilipollas, la he cagado la he cagado- digo en voz alta enfrente del espejo pero sin mirarme, apoyada en el lavabo- en cuanto llegué a su vida solo le han pasado cosas malas, todo cosas malas, Joan y yo, todo le hace daño...

Levanté la mirada y no reconocía mi cara, tenía unas ojeras enormes y mis ojos inyectados en sangre, empecé a cabrearme mucho conmigo misma.
-¡Déjame!- grité dando un puñetazo al cristal partiéndole instantáneamente, noté un fuerte pinchazo y mi brazo derecho a parte de hinchado, sangraba, sangraba mucho.

Caí de espaldas contra la pared de baño hasta tumbarme en el suelo, me sentía débil, no podía parar de llorar soy un asco de persona, empiezo a perder visión y marearme... Oigo un ruido a lo lejos y miro la puerta del baño, Miki estaba allí.
Se acercó a mí gritando y por su cara supe que algo iba mal, pero no quería estar ahí.
-quiero que todo pase...-dije en un hilo de voz.
-¡NATALIA CONTÉSTAME, NATALIA!- gritaba Miki mientras cogía el teléfono y sugetaba mi cabeza.
-todo es mi culpa...-me debí de desmayar, veía negro y no escuchaba nada.

Me desperté de nuevo en una cama de hospital, puede que el destino que esté diciendo cual es mi sitio, Miki estaba conmigo pero no me hablaba, me miraba triste y sé que deseaba llorar, pero a él no le gusta llorar en público.

Me dieron el alta a las pocas horas, sorprendente, me habían escayolado el brazo y me fui a casa, de camino me acompañó Miki, seguíamos sin hablar, no tenía ganas, estaba harta de todo.

Miki, abrió la puerta de mi casa ya que yo no podía.
-me voy a quedar esta noche, no quiero que te pase nada- asentí y me dirigí a mi habitación, me metí a la cama con la ropa puesta, había sido un día de locos, no iba a dormir una mierda, recordé los días que estuve en Elche, cuando era feliz, cuando todo iba bien hasta que la cagué, lloré hasta que mi cuerpo no pudo echar más lágrimas y dormí.

Despacio // AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora