DESPUÉS DE LA TORMENTA LLEGA LA PAZ NO OS PREOCUPÉIS
;)NATALIA POV
Escuchaba de fondo como un conversación telefónica de alguien, sentía que poco a poco iba recuperando la consciencia y un fuerte dolor se focalizó en mi brazo derecho, abrí los ojos y vi a Miki sentado en una silla resoplando después de hablar por teléfono con alguien.
-hola Miki- dije tímidamente ya que no me salía la voz.
-Natalia ¡ya despertaste! Madre mía vaya nochecita, ¿Estás bien?- preguntó preocupado mientras se acercaba y me cogía la mano izquierda.
-¿Nochecita?- pregunté algo aturdida- entonces miré mi brazo derecho escayolado y en ese momento caí, me acordé de todo lo que había pasado en la noche, mi cara debió de ser un cuadro y no de los malos, un Picasso.-¡Alba! ¿Dónde está?¿Está bien?- pregunté haciendo un amago de levantarme pero mis piernas no me sujetaban y estuve a punto de caer al suelo cuando Miki me agarró.
-¿por que no puedo andar?¡MIKI!- empecé a gritar preocupada, aturdida, medio dormida todavía.
-Natalia no puedes ir a ningún lado, te han dado un montón de calmantes, te has jodido la mano entera y si no te importa- dijo sentándome en la camilla y el al lado de mí- ¿Podrías decirme que coño pasó ayer? Solo recibí una llamada de María y aquí estoy desde entonces.Le dije todo lo que pasó desde que Alba llegó a la barra mareada hasta que perdí la consciencia, Miki soltó varias lágrimas y se quedaba blanco mientras relataba la historia.
-Joder Natalia- dijo llevándose las manos a la cabeza- no sé qué hacer para ayudar.
-si tú estás así, imagínate yo que lo último que recuerdo es sacudir a Alba como un saco de patatas mientras me desangraba por los nudillos- dije un poco alterada.Después de un rato hablando tranquilamente vino uno de los médicos con una silla de ruedas.
-Natalia en un par de días te daremos el alta, éstos días te haremos más pruebas para la mano derecha y asegurarnos de que va bien- dijo apuntando varios datos en unos papeles que traía.
-¿Y Alba?¿Puedo verla?- pregunté esperando ansiosa su respuesta.
-Si la quieres ver no te lo puedo impedir, pero tiene que descansar y sobre todo no recibir ningún estímulo que pueda perjudicar su recuperación- dijo mientras se dirigía a la puerta- y no hagáis mucho ruido, esa habitación es para que los pacientes estén en silencio ¿Vale?- dijo apuntando el número de la habitación de Alba en un papelito y me lo entregó.Miki consiguió sentarme en la silla de ruedas y colocarme el suero para poder ir hasta ella.
-¿Estás bien?- me repitió posando su mano en mi hombro- no creo que lo que vayamos a ver sea agradable.
-vamos ya, porfavor- dije para no romperme a llorar ahí mismo.Me llevó Miki con la silla hasta los ascensores buscando la maldita habitación, no soportaba ser dependiente de algo, me hacía sentirme débil y no me gustaba mostrar esa faceta de mí.
Llegamos hasta la habitación y bufé antes de entrar, me giré mirando hacia arriba y Miki asintió, ni si quiera hablábamos, solo con esos gestos nos preparábamos para el golpe.Miki abrió la habitación y me introdujo dentro, lo primero que vi fue una María con los ojos hinchados de llorar medio tumbada en una silla que había allí, una de esas que se pueden recostar.
Nada más verla y que hiciésemos contacto visual nuestras lágrimas cayeron.
María se levantó para abrazarme mientras lloraba.
-lo siento Natalia soy una mala amiga, no pude hacer nada, no me di cuenta de nada- dijo mientras me abrazaba.
Intentaba no llorar porque si entraba en ese bucle no iba a salir.
-gracias por estar ahí Natalia te debo la vida y pienso devolvértelo, te lo juro- dijo apartándose y sacando unos pañuelos para sonarse la nariz.Me giré y pude ver a Alba con un montón de aparatos enchufados y en uno de ellos el típico de las películas que señalaba mediante una onda el latido del corazón.
Estaba más blanca de lo normal, sin apenas color en los labios y estática, sin ningún ápice de movimiento.Me acerqué haciendo rodar la silla hasta que cogí su mano y posé mi cabeza en ella comenzando a llorar.
Como habíamos llegado a eso, en mi mente empezaron a pasar imágenes de ella en el sofá viéndome fumar mientras se reía o cuando la hice el desayuno ese mismo día, todo había ocurrido tan rápido que no lo había digerido todavía en mi cabeza.Estuvimos un rato hablando, no me separé de la mano de Alba me dolía verla así, por otro lado agradezco haber estado allí para ayudarla pero madre mía no salíamos de una y nos metimos en otra y todo por el cabrón ese.
-¿Dónde esta?-pregunté muy bajito por lo que dijo el doctor horas antes.
-¿Quién?- preguntaron los dos a la vez
-quién va a ser, al que como le pille le pille le pongo la nariz de coronilla- dije aguantando las ganas de pegar un grito para liberar tensión.
-está detenido, esperando que los agentes tomen declaración con Alba y que lo encierren- dijo María claramente llena de rabia.
-me alegro- dije haciendo una mueca mientras miraba a Alba.Pasaron varios minutos y Miki se tuvo que ir, había quedado con su novia Helena hace varios días y aunque sé que le dolía dejarnos aquí, le dije que se vaya que no pasaba nada.
Estuve un rato con la cabeza apoyada en la camilla de Alba hasta que me dormí.Me desperté y no sabía ni cuánto tiempo había pasado, las persianas seguían bajadas y le daba ese toque a muerto que tanto odiaba.
Levanté la cabeza en busca de María y encontré una carta y mi móvil al lado de ella.*Natalia me he tenido que ir, me ha surgido una cosa y tomar el aire no me vendría mal, vino Tamara tu compañera de curro y me dejó tus cosas para que te las diera, te vi dormida y no te quería despertar, si pasa algo escríbeme porfavor, cuídate.
La Mari *Abrí mi teléfono por primera vez en muchas horas y le mandé un mensaje a mi madre y mis hermanos, a pesar de que no les veía mucho les seguía queriendo, les dije que estaba en el hospital pero que no se preocupen que había tenido una mala caída en el trabajo y me habían escayolado el brazo. Me contestaron inmediatamente diciéndome lo mucho que me echaban de menos y que me cuidase.
No me gustaba mentir pero lo menos que quería ahora mismo es a mis padres aquí, ya tengo bastante con tener a Alba.
Mientras pensaba en mis cosas noté como la mano de Alba se movió entre las mías, rápidamente levanté la vista y giraba la cabeza, se estaba despertando.
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Despacio // Albalia
Hayran KurguHistoria que tiene como protagonistas a Natalia Lacunza, 19 años, estudiante de artes escénicas en Madrid aunque su ciudad de origen sea Pamplona cuya vida nunca ha sido fácil, siempre intentó dedicarse a la música a raíz de la muerte de su padre y...