Capítulo tres.

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Al día siguiente me desperté muy tarde, era domingo, no tenía que preocuparme, había realizado las tareas antes así que hoy me podía quedar en cama todo el día si lo quisiera.

Baje a la cocina y estaba Benjamín besando a mamá, fue una escena horrible, quiero que se borre de mi mente.
Salude a los dos y empecé a desayunar, los veía muy emocionados a los dos, y sabía que algo me estaban ocultando.

—Ali, tenemos algo que decirte.—dijeron los dos al mismo tiempo.

—Los escucho. —dije acomodando mi asiento.

—Viviremos juntos.—dijeron al tiempo.

No pude procesar las palabras que dijeron los dos, sentí que se me vino el mundo encima, no quería abandonar la casa en la que había vivido 17 años de mi vida, aquí tengo todos los recuerdos de mi padre y no quería abandonarlos.

—¿Nós iremos a vivir a Miami? —pregunté cabizbaja.

—Así es cariño. —dijo Benjamín abrazando a mi mamá.

—¿Cuando nós iremos? —pregunté confundida.

—En dos días hija. —dijo mi madre

Subí a mi habitación y las lágrimas amenazaban en salir, ¿Por qué cuando algo me esta saliendo bien tiene que suceder algo y arruinar todo? Esto era muy injusto, estaba saliendo con la persona que más deseaba y ahora no podía estar con él.

Mi mamá subió a hablar conmigo, la escuche, y lo más importante era ver a mi mamá feliz, si ella lo estaba yo también.

Me puse a empacar lo necesario, al día siguiente ya habíamos terminado de empacar.

Fui a la casa de Sara a despedirme de ellla ya que al otro día salia mi vuelo a Miami muy temprano y quería descansar.
Llegue a casa donde solo habían cajas, me fui a la habitación y no me di cuenta cuando me quede dormida.

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