Capítulo ocho.

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Me dispuse a lavar los platos de el desayuno y a arreglar la cocina un poco, Mateo se quedo a ayudarme pero no le he hablado en ningún momento.

—¿Estas enojada Ali? — dijo Mateo con la cabeza abajo.

—¿Por que debería estarlo? —dije sin retirar la vista de él plato que estaba lavando. —Ya te dije que puedes hacer lo que quieras. Lo que tu hagas con tu vida no me importa.

—Solo que quiero que me disculpes por lo de ayer. —dijo mirándome.

—Ya te lo dije Mateo, no tienes porque disculparte, tu puedes hacer con tu vida lo que quieras, como te lo dije anoche, no te preocupes por mi, no le diré nada a Benjamín tampoco. —dije saliendo de la cocina.

Ahora todo iba a cambiar.

Los días transcurrían y veía a cada chica que Mateo entraba a la casa, es un mujeriego, Un hombre así no vale la pena.

No hablamos por tres días, fueron tres días muy largos, me pasaba ignorando por completo a todos en la casa.

Salia todas las tardes al parque a leer, y volvía en la noche a casa, se volvió algo rutinario, estaba muy aburrida aquí, todo era aburrido.

Al otro día, quería entrar a la piscina y lo hice, me puse mi vestido de baño, el cual era de dos piezas, me quedaba muy bien, lleve una toalla conmigo y me di un chapuzón... Pasaron dos horas como máximo y ya me quería salir.

Trate de abrir la puerta que daba hasta la casa pero estaba cerrada, y si iba hasta la puerta principal todos iban a verme, el único que estaba en Casa era Mateo, Lilly y Benjamín estaban el el trabajo, así que el había sido el que cerro la puerta.

Grite su nombre lo más fuerte que pude y no vi señales de el por ningún lado, ya eran más seis de la tarde y  quería llover.

Las gotas poco a poco fueron cayendo y mojándome, solo quería entrar en la casa, hasta que apareció Mateo con una gran sonrisa en el rostro, me abrió la puerta y entré muy rápido.

Sabia que el me habia echo esto así que no se lo perdonaría, sabia que me iba a enfermar, mis defensas son muy bajas y cualquier lluvia hace que me de un resfriado terrible.

Me quité el vestido de baño entre a la ducha, me di un baño muy corto y baje a la cocina, Mateo estaba comiendo y solo me miraba con ganas de reírse.

Saque unas tostadas y les puse mermelada encima, termine de comer y subí al cuarto, pero antes de entrar vi algo en el cuarto de Mateo que me hizo entrar, sus zapatos favoritos. O eso lo había escuchado decir.

Entré a la habitación sigilosamente y los cogí, me fui con ellos hasta el cuarto de lavado, los metí en un recipiente un poco hondo y los sumergí completamente de blanqueador, conmigo no se juega Mateo Maldonado.

Subí hasta mi habitación y encendí mi equipo de sonido, escuchaba todas las canciones de Billie eilish, lo tenía a todo volumen.

Bajé a la cocina por un vaso de leche y Mateo estaba muy concentrado en su videojuego que apuesto que no noto mi presencia.

Subí a mi habitación y me acosté, apague el equipo de sonido y me dispuse a dormir.

——

Al dia siguiente unos gritos me despertaron, estaba muy asustada, no sabían que era lo que pasaba.

Bajé las escaleras.

—¿Por que tanto escandalo? —pregunté con los brazos cruzados.

—¿Sabes quien hizo eso esto? —dijo mostrándome los zapatos manchados con blanqueador.

—Claro que no.—le dije mirando a Benjamín.

—Son mis zapatos favoritos, cuando me entere de quien lo hizo lo voy a asesinar. —dijo con la cara completamente roja.

Esto es guerra Mateo Maldonado.

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