Capítulo dieciocho.

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"Gana quien ama, incluso cuando no es correspondido".

-X.

No se me había pasado por la cabeza de que Stephen estuviera aquí, había pasado más de una semana desde que nos vimos en la playa y no nos volvimos a ver, pero el destino nos estaba juntando de muevo. Era una buena señal.

—Tanto tiempo Alicia, ¿Como estas? —dijo dándome un gran beso en la mejilla, apuesto que en ese preciso instante estaba más roja que un tomate.

—Muy bien, ¿Y tú? —pregunté con una sonrisa estúpida que no se podía quitar de mi rostro.

Él estaba muy apuesto, tenía puesto un esmoquin color negro que le quedaba muy bien, estaba más guapo desde que lo vi en la playa.

—Estas muy hermosa Alicia, como siempre —dijo mirándome de pies a cabeza

—Tu también estas muy guapo —imité su acción.

—¿Viniste sola? Si quieres puedes sentarte conmigo, vine con mis padres —sentí un gran nudo en mi garganta, y mis mejillas enrojecidas.

—No, vine con mi madre, su esposo y mi hermanastro, solo venia al baño, pero me topé contigo —sonreí.

—Que hermosa casualidad —me giñó un ojo.

—Alicia, ¿Quién es el? —por favor no, trágame tierra, no esperaba que Mateo se entrometiera en esta conversación.

—Hola Mateo, los presento, Mateo él es Stephen, Stephen él es Mateo. —me quede entre los dos esperando a que se dieran la mano o algo, pero no sucedía nada, solo se miraban de pies a cabeza con el ceño fruncido, y yo mirándolos intercaladamente.

—Es un gusto. —dijo Mateo seco. — Vámonos, tu madre me mando a buscarte, dijo que te estabas demorando mucho, pero ya veo la razón —miró con enojo a Stephen.

—Dame solo dos minutos por favor, no me demoraré nada —supliqué.

—Esta bien, te espero.

Mire a Stephen el cual no dejaba de ver a Mateo, ¿Qué estaba pasando aquí?

—Alicia, me preguntaba si querías salir conmigo mañana, en la noche —dijo rascando su nuca, Mateo estaba más atento a la conversación que yo.

—Estaría bien, ¿A qué hora? —dije muy sonriente.

—¿Esta bien a las 7?

—Perfecto.

Duré unos minutos más dándole mi dirección y mi número de teléfono, Mateo me miraba como si yo fuera su peor enemiga, y a Stephen lo miraba peor, ¿Qué le pasaba a este chico? No lo sé.

No dirigimos hacia nuestra mesa, Mateo iba adelante y caminaba muy rápido, en cuestión de segundos llegamos a nuestra mesa, Benjamín y mama ya estaban comiendo, pude ver que en mi puesto había un gran plato de langostinos, me encantan los langostinos.

—Gracias por pedir por, mi mamá. —agradecí.

—Oh, yo no fui mi amor, Mateo pidió por ti. Agradécele a él.

—Gracias Mateo. —lo mire.

—No hay de qué.

La velada transcurrió muy bien, reíamos y comíamos, ese restaurante había coronado en la lista de mis restaurantes favoritos. Salimos del restaurante camino a casa, íbamos escuchando música en el auto de Benjamín, la estación de radio era bastante buena, ponían un poco de todo. Después de varios largos minutos llegamos a casa, bajé del auto junto con Mateo y entramos a casa, noté que Mateo no hablaba nada desde que volví a la mesa después de hablar con Stephen, estaba muy raro.

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