capitulo trece.

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Desperté de golpe debido al grito de mi madre llamándome. Detestaba eso, que siempre me despertaran gritando, o cualquier forma de despertarme. Uno de los pequeños placeres de la vida, y este más que todos me encantaban.

Me dirigí al baño para lavarme el rostro y los dientes para poder bajar a desayunar. Salí del cuarto de baño y fui directo hacia mi cama para buscar mi celular, en cuanto lo encontré baje las escaleras para ir a desayunar, ojalá y hoy sea un día diferente, estoy cansada de estar haciendo lo mismo todos los días, no conozco a nadie, solo a las personas con las que vivo, Sara es la que más falta me hace, ella es mi única amiga y ahora no la tengo.

—Buenos días. —dije sentándome para poder desayunar. —Oye mamá, ¿Podrías por favor cambiar la forma en que me levantas? Sabes que me da mucha rabia que me despierten así.

—Te llamé más de cinco veces Alicia, no me quedo de otra que gritar para que te despertaras.

—No sabía que me habías llamado tantas veces mamá.

El desayuno transcurrió de forma tranquila, me di cuenta que Mateo no había bajado a desayunar, era muy raro ya que él siempre estaba ayudando a servir el desayuno, pero esta vez no estaba.

—¿Donde está Mateo? —dije mirando a Benjamín. —Es muy raro que no esté ya que siempre que me levanto él está ayudando a servir el desayuno.

—Aquí estoy.—dijo acomodando una silla al lado mío. — Papá, necesitamos más cosas para el gimnasio, faltan muchas ya que tú las dañaste casi todas.

No sabía que en esta enorme casa había gimnasio, no me había tomado el tiempo para explorar bien.

—No sabía que tienen gimnasio.

—Claro que si cariño, está en la parte de abajo por el cuarto de lavado. Mateo podría darte algunas clases, antes trabajaba en un gimnasio.

Solo asentí, ¿cómo sería una clase con Mateo? Espectacular en todos los sentidos, yo creo que ni podría concentrarme en hacer los ejercicios por estar mirándolo.

Termine de desayunar y me dirigí a mi habitación, no estaba tan desordenada así que solo organizaría mi escritorio y la cama. Mi mente se estaba debatiendo entre ir al parque a leer, o quedarme en casa todo el día. Eso era lo que, hacia todos los días, ya estaba aburrida de hacer todos los días lo mismo.

Empecé a organizar la habitación, limpiar algunos libros que tenían un poco de polvo. En los días que llevo aquí Benjamín me ha llenado de muchos libros, así que también me compró una estantería para poder organizarlos.

Después de terminar, me acosté un momento, no tenía ganas de bañarme, y mucho menor ir al parque, así que solo recosté mi cabeza y me dormí.

Me desperté y ya había oscurecido, vi la hora en mi teléfono, eran las siete de la noche, había dormido cinco horas más, a veces me asombraba porque no sabia por que dormía tanto, y cuando do me despertaba seguía teniendo sueño, como si
hubiera dormido solo cinco minutos.

Bajé las escaleras y vi que todos estaban en el salón viendo un documental, me recosté en un sillón un poco retirado del televisor, solo quería seguir durmiendo.

—¿Como despertó la bestia durmiente? —dijo Mateo cuando me vio. —. De verdad pensé que estabas muerta.

—Cállate idiota.—dije rodando los ojos. —No es de tu incumbencia cuantas horas duermo.

Benjamín y mi madre estaban demasiado concentrados en la grande pantalla como para regañarnos.

—Voy a salir con los chicos papá.—dijo levantándose y tomando sus llaves. —Voy a llegar tarde.

—Llévate a Ali, sería bueno que conozca a los chicos, así no mantendría encerrada todo el día. —dijo sin quitar la mirada de él televisor— Sube y vístete Ali, Mateo con gusto te espera.

—Vamos Ali .— agregó mi madre. —No me gusta que solo salgas de tu habitación para comer, ve y conoce nuevas personas.

Esto era una guerra perdida, obviamente no quería ir con Mateo, además ¿qué me iba a poner? No sabía a qué lugar iríamos para vestirme de acuerdo a la ocasión.

Subí las escaleras directo a mi habitación, empecé a buscar en el armario, busqué y busqué hasta que hice el oufit perfecto.

Me di una ducha corta y salí rápidamente para vestirme

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Me di una ducha corta y salí rápidamente para vestirme.
Baje las escaleras para despedirme de Benjamín y mi madre. Salí de casa y ahí estaba el... Recostado en su coche con un toque de chico malo, desperté de mis pensamientos rápidamente y me dirigí hacia él.

—Te ves bien, bestia .—dijo abriéndome la puerta de el coche. —Espero que no te de frío con eso.

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•YP.

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